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MGSmart | Angry Birds Transformers

MGSmart 20
Domingo 02 de Noviembre de 2014 por Rafa del Río

Rovio Enterteinment sigue obsesionado con exprimir a sus emplumados protagonistas mediante la mezcla insulsa y poco elaborada de sus pájaros encabronados, un género cualquiera al azar y la última licencia cinematográfica al uso. Lejos quedan los inicios gloriosos de una saga que destacó por la jugabilidad y que ahora parece limitarse a un sanmartín verdoso y redondito en el que cualquier motivo es bueno para pedir dinero. 

 

Un género del pasado-pasado

Angry Birds Transformers usa como excusa la famosa franquicia de Hasbro para presentar un género que en su día fue grande en las máquinas arcade y las consolas de 32 bits, pero que en la actualidad ha quedado reducido a los mandos con detección de movimiento y las cámaras que pretenden la interactuación con el entorno. El rail shooter, género que hicieron grande títulos como Operation Wolf, G-I- Joe, House of the Dead, Cop 24/7 o Virtua Cop, ha ido perdiendo protagonismo frente al shooter en primera persona al uso, viendo su importancia relegada a subproductos para móviles, juegos flash de ratón y poco más.

 

Ahora Rovio se apodera de este rail shooter y lo lleva al universo de sus emplumados Angry birds, invitándonos a meternos en la piel... metálica de los Transformers o los Decepticons para disparar a todo bicho viviente en unos escenarios repetitivos con unas mecánicas machaconas que, a la hora de la verdad, se limitan a espachurrar hormigas con el dedo pretendiendo que estamos disparando a nuestros enemigos. 

 

No flipéis, esto no es gameplay real.

 

En una cerdiana galaxia...

La historia no tiene mucha complicación y es elástica como ella sola para permitirnos manejar a amigos y enemigos, Transformers y Decepticons, en un título en el que nos limitaremos a aporrear la pantalla con el dedo disparando a los enemigos, los bloques explosivos o todo aquello que deseemos para superar el nivel. 

 

La jugabilidad, el único punto fuerte que, junto al carisma de sus personajes, salvan los títulos de la saga Angry Birds, en este caso es uno de los puntos más flojos: Nuestro personaje se mueve de forma automática por la pantalla, que corre ante nuestros ojos como si fuera una película o el paisaje de un viaje en tren, y nosotros nos limitaremos a 'disparar' a los enemigos, las estructuras sobre la que se sostentan o los paquetes explosivos que harán estallar las plataformas por los aires, todo lo que sea necesario para acabar con ellos. 

 

Afortunadamente podemos personalizar y potenciar todos los elementos del traje robótico de nuestros protagonistas, desde la armadura hasta las armas, los poderes y las habilidades, y para ello, como no podía ser menos hablando de Rovio, tendremos que tirar de objetos encontrados, moneadas y, ya puestos, saldo en la tarjeta de crédito. 

 

 

Una saga de capa caída

La obsesión de Rovio por seguir haciendo caja ya es más que patente, y eso no tendría por qué ser malo si no fuera por el poco mimo y cuidado que le están dedicando a sus productos. Lejos de aquellos primeros días y del glamour y el frikismo de Angry Birds Rio o Angry Birds Star Wars, la compañía de los plumíferos se está limitando a juntar el 1 de sus personajes con el 1 de la licencia de turno, empaquetarlo toto en un género que no requiera muchas complicaciones y tirarlo al mercado a ver quién es el tonto que se lo encuentra. 

 

Respecto a sus capacidades técnicas, el control de Angry Birds Transformers es bastante preciso, lo que no significa mucho teniendo en cuenta que se limita a meterle el dedo en el ojo a los malos para que mueran. Las gráficas están a la altura de otros capítulos de la saga, con unos personajes muy reconocibles en ambas sagas y un trabajo sonoro que cumple perfectamente con lo que se pide a un título de estas características. 

 

Por otro lado, Angry Birds Transformers no deja de ser otra vuelta de manivela por ver cuánto se puede estirar el chicle. Los escenarios son repetitivos e irrelevantes, la jugabilidad brilla por su ausencia tras el primer rato de juego y las mecánicas son aburridas y machaconas. No hay gran justificación para este titulo más allá del conseguir rescatar personajes jugables, el potenciar éste o aquel aspecto de nuestro personaje intentando no gastar dinero en el proceso o el ocupar un rato haciendo algo, lo que sea, mientras esperamos a que nuestros amigos lleguen al bar o el metro nos lleve a casa. 

 

¡Nos leemos!


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