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MGRetro | Taipan!

MGRetro 21
Jueves 13 de Noviembre de 2014 por Rafa del Río

No dejo de darle vueltas a lo guapo que podría haber estado Assassin's Creed Rogue y a lo poquito que explota la idea de tener un barco y poder comerciar, relegando la carga a meros materiales de construcción sólo conseguibles mediante el saqueo de buques, campamentos y cargas a la deriva. 

 

Pensando en el tema me he acordado de un juego del pasado-pasado, Taipan!, que hizo grande el género a principios de los ochenta y que causó furor en el mundo de la estrategia. Pero vayamos por partes...

 

Un juego de libro.

En 1982, influido por la novela Tai-Pan, de James Clawell, Art Canfil llevaba toda la experiencia de ser un comerciante en los mares de la China al ordenador con su videojuego Taipan! para TRS-80. Convertido posteriormente a Aple II, habría también una re-adaptación del mismo a Spectrum, Msx y demás ordenadores de la época: Tai-Pan -igual que la novela-, que dejaban un poco de lado la estrategia y aumentaba de siete a 32 los puertos disponibles, además de incluír partes arcade en las que recorríamos la ciudad y nos enfrentábamos a los piratas.

 

Taipan! -el clásico- nos ofrecía la opción de empezar con algo de dinero y una pequeña deuda o con nada de dinero y cinco armas, y desde estos humildes inicios teníamos que amasar nuestra fortuna hasta alcanzar el millón, momento en el que podíamos retirarnos o seguir jugando.

 

 

Ho ho ho, la botella de licor de arroz

El objetivo básico del juego era mover cargamentos de un puerto a otro, comprando la mercancía donde más barato resultara y vendiéndola luego donde hubiera una alta demanda de la misma. La mercancía era general: té, armas, maiz... Y luego estaba el opio, que tenía una característica especial: si nos lo encontraban en algunos controles podían confiscárnoslo, aunque las ganancias de su venta eran mucho mayores que la del resto de mercancías.

 

Así, una vez decidida la mercancía y con un buen buque en nuestro poder, debíamos movernos entre los puertos de Hong Kong, Shangai, Nagasaki, Saigón, Manila, Singapur y Batavia (Yacarta), enfrentándonos a los piratas y decidiendo, llegado el caso, si luchar con ellos, huir o soltar carga. La victoria solía traer recompensas en forma de botín, pero si perdíamos podíamos sufrir la bancarrota y el final del juego. 

 

Como datos curiosos, en el puerto de Hong Kong era donde teníamos la base de operaciones, y una vez allí podíamos reparar el barco, guardar el dinero en el banco, pedir préstamos, echarle un ojo a las ofertas y demandas y mejorar nuestra nave o cambiarla por otra más grande y más veloz.

 

También en Hong Kong estaba Li Yuen, el extorsionador local, algo así como el abuelete de los Sung On Yee de Sleeping Dogs, que nos pedía dinero para 'la Diosa del Mar'. Si nos negábamos a la extorsión y no soltábamos la mosca, Li Yuen enviaba una flota de enemigos tras nosotros que nos ponían las cosas difíciles. Si por el contrario aceptábamos y hacíamos el 'donativo' Li Yuen se encargaría de protegernos de vez en cuandop en alta mar. Lo importante era no llevar nunca mucho dinero encima, ya que la cantidad exigida dependía por entero del dinero que portáramos en ese momento. 

 

Por último, una vez atracábamos en el puerto podíamos encontrarnos con que un desastre o una determinada situación hubiera cambiado los precios de nuestra carga, bien incrementándolos o bien tirándolos por los suelos. En este caso, la mejor opción era vender a precios altos o volver a Hong Kong y almacenar el producto hasta que volviera a ver incrementado su precio

 

 

Cualquier tiempo pasado fue mejor

O no, pero desde luego si esto podía hacerlo un TSR-80 de 1982, el programa no debía ser demasiado complicado como para meterlo en el flamante Assassin's Creed. Dejando eso a un lado, Taipan! es un juego interesante para todos los que os hayáis quedado con ganas de algo de mercadeo para adultos en el último capítulo de la saga de los asesinos. Y digo 'es' porque es legal jugarlo y para ello no tenéis más que clickar en este enlace, con todo el cariño y el permiso de Art Canfil

 

Puede que no sea tan interesante como los miles de simuladores de comercio que han salido posteriormente, y por Dios que no es tan bonito, pero sí que es una cosa interesante por su historia, por lo bien trabajado que estaba el programa y por lo triste que ha terminado siendo la situación actual. Siempre podéis echarle un ojo y opinar por vosotros mismo. 

 

¡Nos leemos! 


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