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MGRetro | Sonic the Hedgehog, la trilogía

La reinvención del plataformas naïve
Jueves 30 de Junio de 2016 por Rafa del Río

Este año Sonic cumple 25 años, y aunque no tenga muy claro que la idea de SEGA de recuperar la importancia del erizo azul sea el mejor proyecto del mundo, no puedo menos que recordar con cariño mi primer contacto con la trilogía original, Sonic the Hedgehog, la gran vendeconsolas de SEGA Mega Drive -aka SEGA Genesis- que elevó la 16 bits de la compañía al pódio de la justa competencia con Super Nintendo

 

Sonic the Hedgehog fue el último gran videojuego de mi infancia y el primero de mi adolescencia en un verano en el que las mañanas en la playa con las amigas del parque se dieron la mano con las tardes en casa de mi amigo Juan jugando 'al Sonic' y tardenoches duchadito y con colonia descubriendo la recién estrenada pubertad. Corría el año 1991 y ni siquiera Mario con todas sus mañas logró que me olvidara de este recién llegado al mundo del videojuego cuyas melodías aún me traen recuerdos, a día de hoy, a primeros besos con sabor a chicle de fresa y largos días que parecían no acabar nunca. 

 

 

Pero estamos hablando de un juego...

...aunque me pueda la nostalgia. Aún recuerdo ese verano recién empezado de unos 90 que empezaban a gatear, cuando llegué a casa de mi amigo, que acababa de recibir Sonic: The Hedgehog y estaba conectando la Mega Drive. Nada más enchufar el cartucho y encender la tele vino la primera sorpresa, ese logotipo enorme, iluminándose sobre blanco y coreado por las voces celestiales que aún resuenan en la memoria de varias generaciones: 

 

¡¡SEEEEEGAAAA!!

 

Lo siguiente es historia, y reto a todos y cada uno de los que estáis leyendo esto a que no escuchéis en vuestra mente el soniquete del tema principal que sonaba mientras el bueno de Sonic meneaba el dedo índice en pantalla y se veía el fondo colorido y apurando a tope las 16-bits corriendo de lado a lado. Y después, a jugar. 

 

Una cruceta y un único botón de salto era todo lo que necesitabas para defenrte en un plataformas que, lejos de lo que ofrecía su máximo rival, Mario Bros., todavía se las arreglaba para ofrecer lo que por entonces nos parecía una gran variedad de movimientos: salto, salto con giro, voltereta, correr y agacharnos y rodar a toda velocidad. 

 

 

Sonic the Hedgehog 1

Sonic the Hedgehog nos venía con mensaje animalista y todo: El malvado Dr. Robotnick -a.k.a. Professor Eggman- ha robado las siete Esmeraldas del Caos y está capturando a las bestiecillas del bosque y convirtiéndolas en terribles cyborgs animales que ayudan al villano en sus malvados planes. Encarnando a Sonic, el erizo azul y sus zapas deportivas rojas, debemos liberar a estos animales saltando sobre ellos, rodando y llegando al final del nivel, donde hay enormes cajas metálicas llena de animalitos. 

 

Cómo únicas armas teníamos la agilidad y velocidad de Sónic, los anillos que nos servían de barra de vida y algunos power ups metidos dentro de monitores que debíamos destrozar en los que encontrábamos anillos, vidas extra, supervelocidad -que nos ayudaba a alcanzar lugares inaccesibles y/o a ensartarnos en pinchos según conociéramos el nivel-, escudo e invulnerabilidad, acompañados siempre de un soniquete especial. Respecto a los anillos, conseguir cien anillos nos regalaba una vida extra, y llegar a la meta con 50 o más anillos nos permitía aceder a una fase especial cruzando un anillo gigante colocado al final de la fase.  

 

Las fases recorrían lugares tan variados como un bosque en el que empezábamos las aventuras, una curiosa ciudad cargada de muelles, rebotes y zonas secretas, una estación espacial, un escenario de piedra y lava, un confuso laberinto o la zona industrial donde se encontraba la guarida del Dr. Robotnick, cada una de ellas separadas en varias partes. Luego estaban las áreas secretas a las que accedíamos a través del anillo gigante, un lugar especialmente adecuado para conseguir anillos, vidas e imprescindibles continues en el que menejábamos a Sonic en 'modo bola' como si fuera una bola de pinball y debíamos aprovechar los rebotes y zonas libres para lograr una de las siete Esmeralda del Caos

 

 

Sonic the Hedgehog 2

Su secuela, Sonic the Hedgehog 2 o, más bien, Sonic 2, llegaría apenas un año después, en 1992, con el Sonic Team a los mandos y repetición del éxito a manos de Hirozaku Yasahura, Yuji Naka, Rieko Kodama y la música de Masato Nakamura, aunque en esta ocasión contarían con la ayuda de Tim Skelly, del Sonic Team americano, como director de arte de los elementos '3D'.

 

Sonic 2 sería un éxito comercial desde el momento de su lanzamiento tras recibir una excelente recepción de crítica y público. Volvíamos a todo lo que había funcionado bien en la primera entrega y encontrábamos novedades como una mayor velocidad, una fluidez de movimientos más conseguida y la posibilidad de encadenar los movimientos para no perder velocidad, la auténtica gracia del juego.

 

Esto, obviamente, no era todo: Elementos en 3D, la aparición por primera vez del emblemático Miles 'Tails' Prower, el compañero inseparable de Sonic, nuevos y más trabajados escenarios y un regreso del Dr. Robotnick en su obsesión por controlar a los animalitos, robar las Esmeraldas del Caos y contruir una poderosa y letal estación espacial: La Death Egg.

 

La jugabilidad cambiaba con nuevos movimientos de Sonic, como la capacidad de cargar la voltereta en un sitio fijo y la compañía de Tails, pudiendo manejar a ambos personajes y aprovechar las dos colas de Tails para planear y modificar la experiencia de juego. Las fases especiales, en este caso, nos invitaban a correr por una 'u' o halfpipe obteniendo anillos y demás, con premio final de la imprescindible Chaos Emerald. Como dato curioso, la consecución de las 7 esmeraldas nos permitía gastar 50 anillos y convertirnos en Super Sonic -o Sonic Super Saiyan-. Siguiendo con datos curiosos, dos años después saldría Sonic & Knuckles, un nuevo juego con una ranura especial que nos permitía introducir el cartucho de Sonic 2 para jugar la segunda entrega del juego con el personaje de Knuckles el equidna.

 

 

Sonic the Hedgehog 3

No sería hasta 1994 que Mega Drive recibiría la culminación de la trilogía con Sonic the Hegehog 3, el más ambicioso de los tres títulos que nos enfrentaría a un nuevo personaje, Knuckles el Equidna, un guardián que trata de defender la misteriosa isla escenrio de esta tercera entrega de la saga. 

 

La historia toma lugar tras los suesos acaecidos en Sonic 2, con Robotnick cayendo del espacio hacia una misteriosa isla flotante, Angel Island, desde la que una vez más vuelve a desarrollar los planes a los que ya estamos acostumbrados de las dos entregas anteriores, animalitos robóticos y Esmeraldas del Caos incluidas. El principio es bastante impresionante -para la época-, con Tails piloteando Tornado y Sonic en modo Super Sonic volando hacia la isla, pero pronto las cosas vuelven a su cauce una vez Robotnik descubre que puede reparar su nave con el poder de las Esmeraldas.  

 

Las líneas del juego siguen la de los anteriores Sonic, aunque en esta ocasión encontraremos dos tipos de fases especiales, una que nos recuerda a la primera, en la que deberemos botar en forma de bola activando interruptores para lograr los objetos, y un enorme escenario 3D en forma de mapamundi en el que deberemos evitar las esferas rojas y cruzar las azules para generar anillos y lograr coleccionar las 7 esmeraldas que, una vez más, nos permitirán convertirnos en Super Sonic

 

Sonic 3 incluía un modo competitivo en el que podíamos elegir a Sonic y Tails o Knuckles, y también compartía compatibilidad con Sonic & Knuckles, lo que permitía pasarse el juego con el equidna, como sucediera con la entrega anterior. 

 

 

La época dorada de los plataformas

Sonic fue uno de los protagonistas de la época dorada de los plataformas, y junto a Mario, lograron copar un género que dio a luz auténticas maravillas y cosas infumables, pero que nunca lograron bajar del pódio al erizo azul y al fontanero del bigote. Mucho ha girado el mundo desde entonces, y mientras Mario ha sabido seguir vivo, Sonic ha pasado a convertirse en un reflejo de llo que algún día fue, pero ni todos los errores de SEGA puestos en fila conseguirán quitarle al erizo más rápido del videojuego los grandes momentos que supo hacernos pasar en la vieja década de los 90. 

 

¡Nos leemos!


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