MGIndie | Overlod

Se me ha ido la pinza con Overlod. Completamente. Sé que tenemos una bonita lista de juegos para MGIndie, con ese fantástico Bastion que nunca he llegado a jugar, pero ante los MGIndie suelo mirar las novedades en Gamejolt, mi página de referencia para encontrar jueguetes independientes y experimentales, y el viernes no fue diferente la cosa. Por eso me encontré con Overlod, un juego que me ha viciado tontísimamente este fin de semana, más incluso que Evolve y su alpha. Y por eso he publicado este MGIndie a destiempo. Pero no oséis juzgarme sin haber probado el juego. Os animo a que empecéis una partida cuanto antes y a que pongáis a vuestros esbirros a currar. Entonces, volved a leerme. Me lo agradeceréis más tarde…

En Overlod somos un señor oscuro caído en desgracia que perdió su fortuna y sus legiones de esbirros tiempo atrás. Ante nosotros tenemos la posibilidad de reformar nuestro reinado de terror a hostias, literalmente, porque los esbirros solo trabajan si les damos latigazos. Pero no temáis, pues podemos y debemos contratar jefes para que se manchen ellos las manos. La mecánica de juego consiste en contratar esbirros, contratar jefes de mayor nivel y, cosa que no he introducido aún, investigar rituales. Cada una de estas acciones permite, respectivamente, que los esbirros trabajen más rápido,  que puedan saquear más y que la remuneración por saqueo se multiplique varias veces.

Por otra parte, hay un elemento de juego que son los artefactos, que ayudan facilitar el saqueo enormemente. Para obtenerlos, tenemos que usar almas, y para obtener las almas, tenemos que comenzar una partida nueva. Cada partida, a medida que recaudamos oro, se nos reserva una cantidad de almas a la que podemos acceder si activamos la opción de «empezar partida nueva». Al hacerlo se nos otorgan estas almas, que podemos usar para comprar artefactos y que también añaden un 1% más por cada alma al oro que saqueemos mientras no las gastemos. Con esto tenemos todas las mecánicas del juego.

Al comenzar el escalado es muy lento, y uno se ilusiona cuando recibe su primer millón, billón, trillón… pero a medida que uno comprende cómo funciona el sistema de almas, lo normal es pasar del sextillón de media. De hecho, acabo de comprobar cuánto llevan saqueados mis esbirritos y la cifra ronda los 323 septillones. Ahí es na. Pero claro, este afán de acumular montañas de oro tendrá que tener un objetivo. Efectivamente, el juego tiene un modo campaña en el que podemos aprovechar esas legiones de esbirros para arrasar con todo en un valle de los hombres. Para cada ataque se usan todos los esbirros de una tanda, y las recompensas son irrisorias, por lo que Overlod se convierte en un juego longevo.

Ahora bien, tengo que hablaros de dos de los artefactos que podemos comprar con almas y que añaden dos mecánicas al juego muy interesantes. La primera es la posibilidad de dar hasta 100 latigazos a los esbirros. Es verdad que los jefes se ocupan por nosotros de los latigazos y por eso podemos alejarnos del juego, limitando la obsesión a un cosquilleo en la nuca mientras no jugamos, pero al ocuparnos personalmente de los latigazos los esbirros trabajan más rápido. Me sorprende que el autor del juego no se haya protegido de las demandas por lesiones de dedo, y con eso os digo todo. Por otra parte, tenemos una mecánica que se opone radicalmente a esta. Consiste en otro artefacto que hace que las recompensas se multipliquen por 350 mientras no estamos mirando, esto es, mientras la ventana no esté en primer plano. Con esto se fomenta el que dejemos de jugar y nos pongamos a otras cosas. Este concepto es el mismo que aprovechan miles de juegos de Facebook o de móvil, en los que para jugar tenemos que dejar pasar el tiempo. No obstante, Overlod no busca sacar los cuartos a la gente impaciente, sino, una de dos, o generar continuidad, o ayudar a crear personaje haciéndonos creer que los esbirros están currando para nosotros realmente.

De cualquier manera, me ha hecho reflexionar sobre las recompensas por ser paciente. Hace poco monté un MGReplay sobre The World Ends With You y por jugarlo lo justo no llegué a refrescar la mecánica del —llamémoslo— «grindeo en espera», por la que se nos recompensaba por cada día que no jugábamos otorgándonos puntos de experiencia. Me parece una herramienta que fomenta una interactividad muy distinta, en la que el juego es juego incluso cuando no jugamos, si ustedes mentienden, pero que funciona por sí sola, no como un castigo impuesto por un juego capitalistoide.

A la finalización de este artículo los esbirros habían recaudado cerca de 800 septillones de oros.