Los mejores juegos del año, según Álex Pareja

Tengo el honor de cerrar este viaje que comenzó la semana pasada y en el que ya han estado envueltos todos mis compañeros junto a sus juegos favoritos de este año 2015 que ya se nos escapa. Un peregrinaje anual que sirve como punto de reflexión al valorar lo que acabamos de vivir. Como cuando emprendemos el viaje de regreso después de unas vacaciones y recordamos todos esos buenos momentos que ya han finalizado y con los que, en muchas ocasiones, esbozamos una sonrisa. 

 

Me gusta definir a este 2015 como un cúmulo de viajes que han sabido sacarme esas sonrisas. Sería sencillo ver el lado negativo y simplemente afirmar que hemos sido testigos de lo peor que la industria de los videojuegos es capaz de extraer de su interior, con remasterizaciones, remakes, micropagos y todas esas palabras que siempre suelen traer connotaciones negativas. Pero también hemos tenido momentos inolvidables, y yo al menos considero que no han sido pocos los viajes de este año dentro de los mundos del videojuego que recuerdo con una bonita sonrisa.

 

Por unos motivos o por otros, al igual que todos los que os hemos expuesto la lista estos días, no he podido disfrutar de todos los viajes que me hubiese gustado tomar, así que entended si algunas ausencias (que yo mismo creo que hubiese incluido de haber llegado a tiempo) no están presentes en la lista. Aún así, 2015 me ha parecido un año estupendo para los videojuegos, en el que además hemos podido ver en algunos ejemplos cómo el medio empieza a evolucionar de verdad y cómo estamos asistiendo a algunos elementos novedosos que sí que podemos considerar de nueva generación. Así que, siempre dentro de mi subjetividad, aquí están mis mejores juegos del año 2015. 

 

 

Creo que en el mundo de los videojuegos son muy importantes los "momentos". No es lo mismo jugar a un título en un determinado momento u en otro, ya que siempre te va a afectar de forma personal de maneras muy distintas. Llevaba años sin haber jugado a ninguna entrega de Call of Duty, simplemente porque no me apetecía hacerlo. Este año, sin embargo, he encontrado ese "momento" en el que Call of Duty Black Ops 3 ha llegado en el mejor instante para que haya disfrutado enormemente de su propuesta, sencilla y ya conocida, pero que yo hacía mucho tiempo que no experimentaba. Es una saga anual y ni yo mismo recomendaría jugarla todos los años sin descanso, pero esta vez Treyarch ha vuelto a dar con la tecla y ha ofrecido justamente lo que todos esperábamos de ellos. Para mi gusto, una de las mejores entregas de la franquicia. 

 

 

 

Mi relación durante el viaje que compartí con Fallout 4 fue bastante sorprendente. No me gustó demasiado al principio, con sus modos algo ariscos y poco inspirados hoy en día. Pero poco a poco supo ganarme hasta que consiguió que muchas sesiones maratonianas de muchas horas delante de la consola pasaran casi sin darme cuenta. Sin embargo, después de unas decenas de horas, empecé a encontrarme algo a disgusto a su lado y a empezar a ver sus defectos. Con la última obra de Bethesda he tenido una relación de pareja: me enamoré y no era capaz de ver sus fallos hasta que lo tuvimos que dejar y éstos se evidenciaban más que nunca. Pero a pesar de ello no puedo dejar de destacar los buenos momentos que me proporcionó. 

 

 

 

Quizás esperaba algo más del Caballero Oscuro en su estancia por la nueva generación. Quizás me imaginaba que iba a contar con novedades suficientes que hicieran que no volviese a recordar a algunos de los juegos anteriores de la franquicia que me siguen pareciendo mejores que él. Quizás me hubiese gustado que Batman Arkham Knight supiese sorprenderme con algo más que con un simple Batmóvil con el que nunca conseguí conducir del todo cómodo. Pero sería un hipócrita si os dijera que no volví a disfrutar enormemente volviendo a sentir que era el auténtico Batman, realizando sus movimientos y sintiéndome el auténtico amo de la noche. Destaco, además, la que probablemente sea la mejor fase final que he visto este año. 

 

 

 

¿Un RPG que puedes completar sin matar a un solo enemigo? Me sonaba a premisa demasiado rebuscada y cuya única finalidad era llamar la atención de la manera en que otros muchos juegos independientes lo han hecho a lo largo de estos últimos años: con un exagerado nivel de pretensión en algunas ocasiones. Pero resulta que Undertale es estupendo y no ha podido gustarme más. Su mensaje, presente desde el inicio del juego hasta uno de los posibles finales, todavía me persigue en algunos momentos. Sin duda, uno de esas obras que necesitaba este año para saber que los juegos de este estilo siguen siendo muy necesarios dentro de la industria de los videojuegos. Aquí se trata de matar o morir . O quién sabe, a lo mejor no. 

 

 

 

Davey Wreden ya demostró con The Stanley Parable que era capaz de mirar a los ojos a los conceptos y mecánicas básicas de los videojuegos y conseguir decirlas sin miedo: ahora vais a hacer lo que yo os diga. Pero no ha sido hasta The Beginner's Guide cuando ha conseguido, bajo mi punto de vista, adentrarse en un terreno que jamás había sido tocado por el mundo de los videojuegos: los sentimientos del propio autor. Al igual que un músico, un escritor o un pintor plasman sus sentimientos utilizando las herramientas propias de su oficio, Wreden consigue hacer lo propio con el mundo de los videojuegos. Y es alucinante descubrir que, efectivamente, todavía quedan muchas cosas que ver dentro de este maravilloso viaje.

 

 

 

Cuando jugaba a Until Dawn y me embarcaba en su viaje particular, no imaginaba que iba a terminar estando dentro de esta lista. De hecho, tampoco lo imaginaba justamente al terminar. Fue después, pasados unos meses cuando me di cuenta de que realmente era una propuesta que había demostrado muchísimas cosas dentro de la industria de los videojuegos, incluido a algunos otros estudios de desarrollo. Esta obra, a pesar de que no cuenta con la mejor historia del mundo, ni con el mejor guion, demuestra que se pueden utilizar este tipo de mecánicas para que funcionen bien y aporten algo al jugador. No todo tiene que ser lo que nos muestra David Cage con sus excesivas pretensiones o Telltale Games con esa rutina que todavía no ha conseguido convencer del todo. Until Dawn funciona, de principio a fin, y ofrece una experiencia digna de disfrutar solos o acompañados. 

 

 

 

Pero para viaje el que me hicieron vivir Max y Chloe durante casi todo el año al completo. Life is Strange ha sido el primer videojuego que he disfrutado respetando su formato episódico y esperando a cada nuevo capítulo. Eso ha generado consecuencias buenas y consecuencias malas, pero al final me quedo con que durante todos estos meses he visto crecer esta relación y esta historia. Me he emocionado, he sentido junto a Max y he decidido su futuro junto a ella. Dontnod Entertainment evolucionan un concepto jugable que ya existía introduciendo sus propios elementos únicos, que hacen de la experiencia y de este viaje algo irrepetible, introduciendo temas muy pocas veces tratados por el mundo de los videojuegos con el máximo respeto. Life is Strange es sinceridad, emoción y ternura. 

 

 

 

From Software no tenía mucho que demostrar viendo sus juegos anteriores, pero creo que después de Bloodborne se han asentado como auténticos maestros en el desarrollo de videojuegos, creando mecánicas y conceptos que hacen evolucionar al medio a la vez que retrotraen a los jugadores a tiempos pasados. Es cierto que ya no sorprende como antes, y que su magistral narrativa ya había sido aplicada por sus hermanos años atrás, pero eso no quiere decir que el viaje no sea impresionante. El viaje fue duro, como el que avanza por un sendero peligroso, pero al final del camino nos encontramos con la que sin duda alguna es una de las obras más completas del año. 

 

 

 

El viaje más hermoso del año lo viví junto a Geralt de Rivia, en una obra inmensamente especial. The Witcher 3: Wild Hunt demuestra que se puede llegar a crear un mundo abierto en el que todo tiene su importancia, generando historias, personajes y situaciones inolvidables hasta en los contenidos secundarios. Este es uno de los pocos viajes que he hecho en toda mi vida en el que he sentido la necesidad de descubrirlo todo, y de dejarme llevar hasta la última palabra de la última conversación existente en su excelso guion, que ojalá no tuviese fin. La búsqueda de Ciri, mientras interpretamos al Brujo en cada una de sus escenas, es uno de los pocos viajes que jamás olvidaré. 

 

 

 

La valentía es una palabra que se utiliza poco dentro de la industria de los videojuegos. Generalmente somos testigos de muchas propuestas y de muchas obras que utilizan siempre las mismas herramientas y los mismos conceptos que ya hemos visto antes en multitud de otros títulos. Pocos se atreven a hacer algo diferente, a hacer evolucionar el medio aunque para ello debas sobrevivir a unas críticas bien merecidas. Incluso aquellas que sabías que iban a pronunciar tus propios admiradores. Metal Gear Solid V: The Phantom Pain es el juego más valiente del año, y el único que proporciona nuevas ideas jamás vistas dentro de la industria. Su narrativa, totalmente diferente a lo visto en el resto de la franquicia, generada a través de la evolución de la Mother Base y de nuestras propias acciones, se une a una dificultad dinámica que se adapta a la manera de afrontar las misiones por parte del jugador, siempre con la sensación de que estamos ante el mejor juego de infiltración de la historia. Puede que lo ames o puede que lo odies. Y eso, precisamente, es lo que hace que sea tan especial. 

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