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Los mejores juegos de la generación, según Diego Emegé

Game of the Generation
Miercoles 20 de Noviembre de 2013 por Diego Emegé

Se me hace muy raro hablar de los juegos de la generación cuando mi principal herramienta de entretenimiento no entiende de barreras generacionales. Yo llegué a la séptima generación de consolas tres años tarde y no por elección mía. Yo ni tenía el dinero ni la convicción para entrar en ninguno de los dos clubes de consoleros. No obstante, en el 2009 una persona muy especial me regaló una Xbox 360 y, jo, qué ilusión. ¡Todas esas exclusivas que me había perdido ya estaban al alcance de mi mano! Y todas las que estaban por llegar...

 

Desgraciadamente la historia ha resultado menos bonita. Mi 360 ha sido más de mi hermana que mía, he jugado poco y he terminado menos juegos en esa consola. No sé qué tiene el ecosistema de consola que me genera una pereza extrema. Quizá es el estar acostumbrado a la inmediatez del PC, quizá es mi costumbre genética a jugar con teclado y ratón... No lo sé. De cualquier manera, lo que vengo a contaros son los trocitos de mi vida entretenida con videojuegos. Mi lista es el mejor reflejo de lo que para mí ha significado esta generación. He dado prioridad a la nostalgia y a la fuerza del recuerdo, lo reconozco, pero si un juego no se quedó en mi memoria no debe aparecer por aquí. Ahí os va:

 

-Dead Rising

 

 

Fue mi primera experiencia a los mandos de 360. Qué ejercicio tan fascinante el de redescubrir el ritmo de los juegos en una consola. Le tuve echado el ojo desde que fue anunciado, pero nunca pude jugarlo. Siendo fan de la mitología zombi, para mí fue como un parque de recreo, pero además logró generar en mí una sensación única de ese juego: ese desasosiego basado en la soledad y la sensación de que perderlo todo no era tan difícil. Bueno, los psicópatas tampoco ayudaban...

 

-The Darkness

 

 

Seguí el cómic durante años, y esta era otra de las exclusivas que siempre quise tener. Cuando lo jugué me encontré con una obra de una sensibilidad totalmente opuesta a la del cómic. Entrar en la cabeza de Jackie era tan sencillo como doloroso. Los chicos de Starbreeze supieron comprender al personaje y encontraron la forma de hacernos llegar sus vivencias con un desgarro y una crudeza inusitadas hasta esa época. Ya siempre recordaré a Jenny.

 

-Alan Wake

 

 

Para quien no tiene miedo a la oscuridad, entender qué es lo que se siente debe de ser una tarea imposible. Yo he portado conmigo esa fobia desde que era pequeño. Caminar por la casa a oscuras se vuelve algo muy incómodo y angustioso cuando sientes, literalmente, una presencia detrás de ti en todo momento. Es una presión sobrehumana, un vacío extremo… Alan Wake es eso, y también es una historia trágica, de pérdida y descubrimiento. No sé qué tienen los estudios nórdicos, pero me cautivan de una forma excepcional.

 

-Portal

 

 

He terminado pocos juegos más de 10 veces. Portal es uno de ellos. Fue el juego que me sintonizó con el universo Valve. Half-Life y Half-Life 2 lo lograron de alguna forma, pero Portal, con esa chispa que tiene me enseñó a ver los videojuegos de otra forma: a la manera de Valve. Portal es amor por el jugador, es investigación y generosidad, es agudeza en el código fuente y es un desapego infinito por los convencionalismos del mercado. Por eso es legendario.

 

-Dark Souls

 

 

Mi relación con Dark Souls es la misma que tengo con el ejercicio físico. Puedo tardar meses en ponerme a ello, pero cuando lo hago se me hincha el pecho y me siento el hombre más poderoso del mundo. Ahora bien, Dark Souls solo ejercita mi ego de jugador… No obstante, es la tarea más satisfactoria a la que, aún hoy, me estoy enfrentando con un mando de consola en mano. Además, el adentrarme en una mitología tan extensa como fans existen del juego es fascinante y muy enriquecedor. Ah, todo sea dicho, no pasaba tanto miedo con un juego desde Dead Space.

 

-Crysis

 

 

Fue la razón por la que decidí tomar las riendas de mi PC. Empecé a informarme sobre los componentes que hacían posible que todo funcionara y a sentir una necesidad constante por mejorar lo que tenía. El primer objetivo fue Crysis, luego vino… Crysis 2 y luego… sí la tercera parte. ¿Qué queréis que os diga? Si la nueva generación son mejores gráficos, yo ya entré en ella en febrero de este año. En fin, Crysis fue mi inicio como jugador de PC activo y consciente de lo que tenía bajo su escritorio.

 

-Mirror's Edge

 

 

Es diferente. Di-fe-ren-te. Lo que me cautiva de Mirror’s Edge es la sensación de poder. A pesar de no tener armas, podemos correr, escapar, emboscar a nuestros enemigos, pero también podemos subir al rascacielos más alto del escenario. Lo que me cautiva de este juego es el poder hacer todo eso en primera persona, en un entorno de colores planos y llamativos, únicos en todo el panorama de los videojuegos. Tiene carácter… y está hecho por nórdicos. Más no puedo pedir.

 

-Minecraft

 

 

Tengo miedo del día en que vuelva a Minecraft. Tengo miedo de la cantidad de novedades que habrá y de las mil nuevas ideas que yo mismo habré generado en todo este tiempo. Tengo miedo de perder las horas disfrutando de un mundo irreal que me hace tener delirios divinos. Pero, ay, también tengo ganas de volver a jugar con mis amigos, de cazar juntos, de visitar las casas, mazmorras y torres de cada uno. Tengo ganas de volver a tener 10 gatos y 10 perros y un caballo y… Ay, Notch, bendito el día en que te metiste a esto.

 

-Left 4 Dead 2

 

 

Fue el primer juego en red al que jugué de forma consistente durante más de 20 horas. Recuerdo leer por los chats dentro del juego que alguien con menos de 100 horas era un pu** noob, y yo nunca llegué a superarlas, pero me sentía pro, me sentía experto, acogido por grupos de gente que ni siquiera conocía en la vida real y con los que me cité durante un verano entero día sí, día también. Todo acabó, pero sé que dentro de ese mundo infestado de zombis, boomers, smokers, hunters, witchs y tanks habrá alguien para compartir el camino hacia la supervivencia.

 

-Gone Home

 

 

Para mí esta generación termina con una reflexión sobre lo que es el lenguaje de los videojuegos y lo que puede llegar a permitir. ¿Qué mejor manera que este brillante Gone Home para comprender que un videojuego es generador y portador de emoción humana? Tenemos que permitirnos tratar al ser humano con más cariño y respeto, y eso es lo que se hace en Gone Home. La última obra que me ha cautivado en este mundo interactivo que compartimos.

 

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