Análisis de Los Sims 4 en y Xbox One

Los Sims 4 ya son una realidad en PS4 y Xbox One. Las divertidas criaturas de EA Maxis llevan su cuarta entrega a las consolas traspasando al fin las fronteras de PC, y lo hacen con un par de packs de contenidos y muchos packs de pago en biblioteca para quienes tengan ganas de expandir la aventura. Contrucción, personalización y un amplio componente socio-emotivo en un juego que se queda en el coto cerrado de las experiencias offline. 

 

Bienvenidos a Los Sims 4

Para los profanos y quienes no hayáis tenido la suerte de jugar nunca a un episodio de la saga, Los Sims 4 es un juego con un alto componente social que nos invita a crear a un personaje o unidad familiar y ver cómo estos evolucionan y se relacionan con el resto de vecinos de un barrio a nuestra elección. Pronto, el día a día de nuestros Sims va alcanzando al resto de inquilinos de la vecindad, creando un todo comunitario que sirve para ver cómo va cambiando el barrio según van pasando las generaciones. 

 

 

La forma de llevar esto a cabo es permitiéndonos crear a nuestros Sims eligiendo no sólo su aspecto, apariencia y edad, sino también los lazos sentimentales que nos unen y varios rasgos de personalidad, opción sexual, género, motivaciones y un amplio etcétera más. Para que os hagáis una idea, podemos elegir no sólo el género, sino también la opción sexual, la forma de vestir, la apariencia de género, si es 'capaz de orinar de pie' y si puede quedar embarazado o dejar embarazados a otros Sims. 

 

Y esto es sólo el principio. Luego elegiremos sus motivaciones, que van desde el éxito, la cultura, la familia y ser un pilar de la comunidad a otras como convertirnos en los mayores delicuentes del mundo, ser unos genios del mal, acabar con el barrio o ser el enemigo público número 1. Una vez decidida la motivación de nuestros Sims, llega el momento de elegir tres rasgos de personalidad que les darán diversas habilidades y limitaciones: pereza, lujuria, narcisismo y maldad se unen a otras formas de ser como activo, bromista, friki, melómano, mezquino, familiar, sociópata, solitario, rencoroso, generoso, atractivo y un también largo etcétera.

 

Todo esto guiará la forma de comportarse de nuestros Sims con los demás, sus expectativas de lograr un buen trabajo, sus posibilidades a la hora de formar una familia y su comportamiento en eventos sociales. A esto se le une la posibilidad de 'controlar' las acciones de nuestros Sims gracias a una cadena de acciones que nos permitirán interactuar con los demás así como los objetos de nuestro hogar -y el de los demás-, las diversas instalaciones de ocio del barrio y, en última instancia, con nosotros mismos. 

 

 

En ningún sitio como en el hogar

Una vez creados nuestros Sims llega el momento de darles un techo bajo el que cobijarse gracias a uno de los motores de creación de vivienda más potente en un videojuego, y posiblemente el más potente de la saga y en consolas. Pero vayamos por partes: la primera opción es hacernos con una casa ya construida en un determinado solar, algo que sin duda parecerá muy atractivo a quienes estéis deseando ver a vuestros Sims dándole caña al mono -sí, soy un antiguo- pero que deja de lado un motor de construcción soberbio. 

 

Las otras dos opciones son comprar un solar y tirar de biblioteca para importar una casa ya construída, y, por último, comprar el solar, remangarnos la camisa, y hacer de contratistas para nuestra propia casa, o mejor dicho, la de nuestros Sims. Como digo, las posibilidades de construcción, incluso con el mermado presupuesto inicial de nuestros Sims, son casi infinitas, y no hace falta tener un título en arquitectura para empezar a construír. El viernes mismo tendréis un fantástico tutorial de creación de peronajes en la web y, el domingo, uno de construcción de casas, pero mientras tanto id probando porque no tiene mucha ciencia y es divertidísimo y muy gratificante. 

 

Por último, una vez construida la casa, recordad que hay que poner suelos, techos, pintar las paredes, colocar las puertas, las ventanas, hacer los exteriores y, finalmente, amueblarlo. Para ello contamos con un catálogo que deja al de Ikea a la altura del betún y que hará las delicias de los apasionados de programas como Tu Casa a Juicio, Vender para Comprar y la de los gemelos esos que salen en todos lados y que son más largos que el end game de Super Mario Odyssey. 

 

 

Socialización, sentimientos y emociones

Os hablaba el otro día de Los Sims 4 y su forma de disfrutarlo, creando una sitcom y jugando a imitar series televisivas o crear nuestros propios 'guiones' y ver cómo estos evolucionan. La gracia consiste en crear personalidades divergentes y meterlas todas entre cuatro paredes, pero por supuesto también podéis ser legales y crear 'buenas gentes' para ver cómo crecen, se desarrollan, dejan descendencia y, finalmente, ceden su protagonismo a las generaciones venideras. 

 

Una vez más, Los Sims 4 ha improvisado un potente motor social que radica en las emociones y sentimientos para dar como resultado un juego que es tremendamente divertido de 'jugar' como espectador, dado que por mucho que podamos influir en nuestros Sims, al final siempre deberemos rendirnos a sus decisiones. Nuestros Sims son sentimientos y emociones en estado puro, hasta tal punto que podemos verlos morir de rabia, vergüenza, miedo, risa, e incluso celos. ¿El secreto? sentarnos y divertirnos con cómo va desarrollándose el juego y nuestros queridos Sims como si fueran monitos acuáticos de esos que vendían en sobres para echar en el agua bajo la engañosa publicidad de 'auténticos atlantes en miniatura'. 

 

 

Bien, pero podría ser mejor

Los Sims 4 llega por fin a consolas tras varios años en PC, y lo hace con toda la experiencia intacta de la saga, aunque con algunas carencias respecto a su entrega anterior y un paquete básico que apenas incluye el pack felices fiestas y poco, poquito más. Preparáos para gastar mucho dinero si queréis haceros con la experiencia completa, aun a falta de que lleguen Perros y Gatos, con unos contenidos de pago que oscilan entre los 19,99 y los 39.99€.

 

Sobre el juego, sigue siendo una oferta tremendamente divertida sin rival en consolas, pero como comento tiene algunas carencias y cosas que no acaban de funcionar del todo bien. Por un lado, los tutoriales no se explican de forma clara, son confusos y aparecen y desaparecen de distinta forma, lo que hace que las primeras horas sean un auténtico descontrol. En ocasiones tendremos que realizar acciones que ya hemos realizado para pasar al siguiente 'consejo', mientras otras veces habrá que sacar el cursor para picar encima y que pase al siguiente o cambiar de modo de juego. 

 

 

Por otro lado, se echa de menos la consola de trucos, lo que hace que no podamos disfrutar de las mil locuras con las que cuenta ya Los Sims 4 en PC, y que sin duda son cuasa directa de la necesidad de apurar al máximo las ventas de contenidos extra antes de permitir que saquemos jugo al juego con trucos. Es de esperar que EA recule y acabe por incluír la posibilidad de meterle trucos a Los Sims 4 en consolas, pero por ahora no parece ser posible -o sí lo es, soy un inútil y no he descubierto cómo hacerlo-. 

 

Por lo demás, Los Sims 4 es la opción social offline perfecta para los usuarios de PS4 y Xbox One que quieran probar un juego típicamente de pc, ya que como decía antes, no hay ningún título que le haga sombra en consolas. Preparaos para horas de construcción, personalización y diversión de estas pequeñas mascotas que, como actores virtuales, vivirán su vida bajo nuestro ojo vigilante. Uy, y caso termino el reportaje sin decir las obviedades de siempre: uhm... ¡¡Gran Hermano!! ¡¡Y George Orwell!! Ahora sí:

 

¡Nos leemos!

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