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Analisis Zero Escape: Virtue's Last Reward ,3DS,PSVITA

Hasta que no seas libre de tu cautiverio en el juego, no te sentirás libre del todo en tu vida real…
Lunes 18 de Marzo de 2013 por Colaboradores

Ramón Méndez González

 

El frío te hace despertar de un sueño poco reconfortante. Abres lentamente los ojos, aún adormecido, para encontrarte con una incómoda sorpresa: no reconoces el lugar que te rodea. Pareces estar en el interior de un ascensor, acompañado de una joven que parece aún más asustada y desconcertada que tú. Tras las presentaciones de rigor y habiendo analizado vagamente la situación, notas cómo la esperanza te abandona al no encontrar una salida lógica de esas paredes de metal: las puertas no parecen abrirse hagáis lo que hagáis y los botones de las diferentes plantas no responden. El nerviosismo empieza a apoderarse de ti, puesto que no recuerdas cómo has llegado hasta allí ni tampoco tienes muy claro cómo vas a conseguir huir de lo que parece ser un juego macabro.

 

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Un contador nos acercará o alejará de la puerta de salida

 

Tus sospechas se confirman cuando una pantalla se enciende y una criatura ridícula, una mera inteligencia artificial preparada específicamente para hablar con vosotros, os pone al tanto de la situación actual en la que os encontráis. Efectivamente, habéis sido víctimas de un juego enfermizo en el que solo hay dos alternativas: o lograr resolver el puzle para huir, o morir en el intento. Con la presión que supone saber que el tiempo juega en tu contra, revisas la estancia pormenorizadamente y analizas cada rincón en busca de pistas. Por suerte, tu compañera te ayuda aportando algunas ideas interesantes que pueden ser la diferencia entre atascarse sin saber que hacer o lograr huir de ese maldito ascensor. No tienes ni la menor duda de que el creador de ese puzle es una mente maquiavélicamente enrevesada, que disfruta con el sufrimiento de un ser humano que lucha por su supervivencia debiendo estrujar al máximo su cerebro.

 

Casi de manera agónica, conseguís sobrevivir a este primer puzle y salir del ascensor… Para descubrir, muy a vuestro pesar, que os encontráis en una especie de instalación cerrada. Numerosas puertas de diversos colores, una gran puerta con un 9 y un pequeño grupo de personas. Aunque al principio crees que esa gente podría ayudaros a salvaros, la frustración te corroe cuando descubres que no son más que víctimas inocentes como vosotros, que se vieron encerradas en otros ascensores como el vuestro. La ridícula y enervante inteligencia artificial, que parece disfrutar más de lo que debería con la situación, vuelve a hacer acto de presencia para explicar más detalladamente a todo el grupo en qué consiste este juego: se ha reunido a 9 personas y todas ellas tienen un brazalete que no se podrán sacar (intentarlo supondría la muerte por inyección letal). Dicho brazalete tiene un número que indica la puntuación, junto con un color que indica qué personas pueden colaborar entre sí. Algunas personas juegan de forma individual, otras forman pareja y deberán colaborar para sobrevivir ambos o morir ambos. El objetivo: sumar 9 puntos para poder abrir la puerta del 9 gigante y lograr salir con vida de esas instalaciones.

 

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La inteligencia artificial nos pone a prueba una y otra vez

 

Sin comprender demasiado bien todavía cómo funciona este juego enfermizo, el tiempo vuelve a ser tu mayor enemigo. Toca pasar a la segunda fase del juego y, para ello, debes tomar una decisión: hay tres personas con las que puedes iniciar esta nueva ronda, y de la decisión que tomes no te cabe ninguna duda de que dependerán muchas cosas en tu futuro inmediato. En este momento, lamentas no haber prestado más atención a las presentaciones y conversaciones entre personajes. Desgraciadamente, estabas demasiado ocupado intentando comprender los entresijos del juego y luchando por asimilar tu situación actual. Es una elección casi a ciegas, no conoces a ninguno de los implicados lo suficiente y, además, la inteligencia artificial destacó que uno de los nueve participantes era quien os había encerrado a todos allí. ¿Acaso te vas a aliar con quien podría intentar matarte a la mínima ocasión? Tanto da, el tiempo apremia y no tienes más alternativa que tomar tu decisión.

 

La segunda fase del juego no es más que otro puzle en otra sala cerrada. Aunque te parecía casi imposible, el nuevo desafío es casi aún más enrevesado que el primero, lo cual te obliga a dar lo mejor de ti mismo: encontrar objetos, leer archivos con pistas, encajar las piezas, usar diversos artilugios… Dedicas lo que te parece una eternidad a resolverlo y en lo más hondo de tu ser notas que es solo una pequeña muestra más de la locura de ese lunático que os ha encerrado aquí. Es más, uno de tus compañeros parecía saber mucho sobre cómo resolver el puzle… ¿será él o ella?

 

Todos los supervivientes vivís una relativa tranquilidad tras huir de la nueva trampa mortal, pero esta no tarda en verse truncada por un nuevo mensaje de la inteligencia artificial, quien nos pone al día de una de las claves del juego: para sumar puntos y lograr el 9 salvador, tenemos que participar en una votación en la que debemos traicionar o aliarnos con nuestros compañeros de puzle. La votación es secreta, y según las diversas combinaciones de lo que votes tú y lo que voten ellos, ganaremos puntos o los perderemos. Quien se quede con 0 puntos, morirá… Y lo peor es saber que esto no acaba aquí: después tocará otro puzle, y después otra votación, y así sucesivamente hasta que alguien sume 9 puntos y se vaya del lugar, condenando a los demás a la muerte. Antes de votar, repasas una vez más todo lo acontecido y lo que te espera más adelante: te das cuenta de que elegir a tu pareja ha desencadenado una serie de acontecimientos diferentes a si hubieses elegido a otra. Esta decisión de traición o alianza también marcará diferencias. Y así sucesivamente hasta llegar a un final que, tal vez, no sea el que deseas o ansías…

 

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La resolución de los puzles nos sumarán los puntos para abrir la puerta

 

Apagas tu consola portátil. No tienes muy claro en qué momento dudaste de la calidad de ese Virtue’s Last Reward del que medio mundo hablaba pero que no te terminaba de convencer. Tal vez no tenga los gráficos más punteros, pero tiene algo de lo que muchos juegos carecen: un argumento de los que te enganchan y encandilan, que ha conseguido que desarrolles vínculos afectivos con los personajes. Las decisiones que tomas ya no son las de un personaje sin nombre, son las tuyas propias, y sabes que según lo que hagas o dejes de hacer te esperan una veintena de finales diferentes. Lo peor es, ¿cuál es la ruta adecuada para llegar al final ideal? ¿Cuántas veces te equivocarás antes de conseguir salvarte a ti y a todas las almas inocentes que están encerradas? No lo sabes, pero sí que te das cuenta de una cosa: mientras no estás jugando, no haces más que darle vueltas a las decisiones que tienes que tomar para poder seguir avanzando en el juego. Hasta que no seas libre de tu cautiverio en el juego, no te sentirás libre del todo en tu vida real…

 

Acerca de Ramón Méndez González

Doctor en Traducción & Paratraducción, Ramón Méndez es redactor de videojuegos desde hace más de 10 años, localizador de videojuegos y profesor. Ama los videojuegos con todo su ser y su amante imposible es Sega. Todas sus batallitas en @Ramon_Mendez

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