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Analisis WWE 13 ,PS3

Llevan mil años esperando
Domingo 09 de Agosto de 2015 por Rafa del Río

Resulta curioso enfrentarse a un título de lucha como WWE13 en que nos alejamos de ese estilo de juego que marcaron los más clásicos del género y que aún hoy continuamos siguiendo. Un mundo aparte con sus propias reglas, sus personajes reales y sus estrategias. Y es que, cuando encarnas a una de estas masas de músculos y pasas un rato en el ring, te das cuenta de que no se trata de golpear al adversario hasta agotar una barrita verde y que una voz te declare vencedor. Desde siempre se ha visto este tipo de lucha como un deporte sucio, incluso nuestros padres trataban de impedirnos verlo cuando éramos pequeños. Puede que sea de esas cosas que hay que ver de cerca para entender su complejidad.

 

El sistema de vida es el mayor choque que recibimos al entrar en el mundo de WWE. Debemos adaptar nuestra mente a la idea de que la victoria y la derrota llegan en cualquier momento. Podemos caer nada más empezar el combate o resistir hasta el agotamiento. Y ese es otro concepto que hace de esta franquicia algo diferente. A medida que peleamos, realizando y recibiendo llaves, las distintas partes de nuestro cuerpo y el de nuestro oponente van deteriorándose, como ya ocurría en la entrega pasada. Esto provoca que, a medida que transcurre el tiempo del combate, nos cueste más defendernos.  En WWE encontramos un sistema de lucha más pausado en el que podemos pasear dentro y fuera del ring. Podemos invertir tiempo en analizar al otro luchador, descubrir sus puntos fuertes y sus debilidades.

 

Las estrellas del pasado nos visitan para volver a brillar con nosotros.

 

Durante el combate, encontramos momentos  en los que se nos da la posibilidad de utilizar QTEs para realizar ciertos movimientos especiales. Esto automatiza la acción mediante unas secuencias de video, pero no influye negativamente en la experiencia de juego, después de todo, el resto del tiempo cada movimiento esta en nuestras manos. Sí encontramos algunos aspectos que entorpecen la jugabilidad. Como pueden ser el hecho de que, en las partidas de lucha por parejas, se den situaciones en que la cámara se sitúa tras uno de los luchadores que se encuentran fuera del ring y nos impide ver el icono de contraataque. También hay circunstancias en que el desgaste de nuestro personaje juega en nuestra contra en exceso. Como cuando tenemos al contrincante en el suelo y fallamos en un salto desde una esquina, ya que quedamos tumbados en el suelo, inmóviles y esperando a que alguno de los dos se levante. Este último caso rompe el ritmo del enfrentamiento y nos saca de ese estado de concentración.

La novedad de esta entrega es la aparición de la generación DX que nos transporta a épocas pasadas en las que luchar con viejas leyendas. El largo árbol de modos y menús que muestra el título es abrumador. Encontramos desde estilos  de competición a una categoría que nos permite revivir combates legendarios en los que no solo se nos pide vencer, sino que tendremos como requisito, realizar acciones que se llevaron a cabo en la realidad, como golpear con una silla o sacar del ring. Si algo podemos destacar de WWE es que cada entrega se ve completada un poco más y ninguno de los complementos pueden ser considerados relleno. Todos los tipos de y categorías de juego son propias de esta disciplina de lucha y, a través de su historia, han ido formando parte de su esencia de forma equilibrada.

 

El espectáculo de realizar las técnicas que caracterizan a cada luchador.

 

El editor de luchadores y divas que incluye se hace algo angosto ya que, si podemos destacar a su favor la cantidad de personalizaciones que podemos realizar, la navegación por los menús y las formas de elegir ciertos detalles, llegan a ser algo incómodas. Por ejemplo, cuando nos situamos en la elección del color de piel o pelo, podemos seleccionar entre unos predefinidos o acceder a una paleta de colores que nos coloca en la innecesaria posibilidad de tener un personaje verde. Pero esto es solo una opción que THQ pone en la carta como guarnición. La verdad de todo esto es que es una franquicia madura y con un público fiel, lo que es fácilmente entendible con solo probarlo. Es un juego que absorbe, nos empuja a saber más del mundillo, a borrar lo que sabemos de juegos de lucha e introducirnos en un sistema realista, sin magias, ni combos sobrehumanos.

 

Hay juegos que se crean un lugar especial, lejos de ser éxitos de ventas o convertirse en AAA. Se acercan a un tipo de jugador que sigue ese deporte, que le atrae o que, tras probarlo, siente un chute que le lleva a verse atraído dentro de su universo. Es el caso de WWE cuya misión es no dejarse nada en el tintero, ir añadiendo, entrega a entrega, una parte más de su esencia para hacer la experiencia un poco más completa. Cabe resaltar esa característica que hace a la franquicia adictiva, atrayendo en parte por su jugabilidad, en parte por su carácter retador. Quizá todas las virtudes de WWE sean capaces de superar el bache que supone la filosofía de DLCs que lo invade desde sus comienzos.

7.5

/ 10


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