Analisis Transformers Fall Of Cybertron ,PC,PS3,X360

En una conversación con mi compañero del trabajo, terminamos debatiendo sobre si Transformers era algo del pasado, algo con lo que crecimos mirando la televisión sin pestañear o había trascendido a su época. Por supuesto no podían faltar las últimas producciones cinematográficas que, preocupadas en exceso por el aspecto tecnológico, no llegaban a conseguir que el espectador se sintiese como antaño.

 

En cierto modo, la conclusión era que la guerra entre estos dos bandos de seres mecánicos metamórficos quedaba ya atrás en nuestras mentes y que hoy la acogíamos con miedo ante la posibilidad de sentir ese dulce recuerdo violado. Pero ya en la Gamescom, con ese escaso gameplay que nos mostraron, consiguieron que los allí presentes nos fuéramos pensando en cómo sería estar en la piel de esos seres, mucho más fieles en aspecto a lo que podíamos recordar.

 

 

Los primeros momentos con Fall of Cybertron no destacan más allá de ser un juego entretenido en el que movernos y disparar resulta cómodo. Luego vamos dejando atrás los niveles y nos damos cuenta de que la guerra entre Autobots y Decepticons por salvar el planeta o dominar las reservas de Energón pasa desapercibida. Centramos nuestra atención en quién somos en cada momento, qué clase encarnamos. La importancia real de esta creación de High Moon se encuentra en que cada nivel es una historia que forma parte de un todo, y no solo eso, si no que cada historia es una experiencia distinta en sí misma.

 

En serio, dejad de lado los prejuicios o la imagen distorsionada por una trilogía que corrompe su memoria. El argumento no es una sorpresa, es exactamente lo que esperáis, pero cada Autobot, cada Decepticon, nos exige un cambio en la forma de juego. Uno puede recorrer los escenarios disparando hasta quedar sin munición (algo bastante frecuente si se derrocha), o puede aprovechar las habilidades de su personaje para disfrutar de un juego distinto en cada nivel. En ciertos momentos recorrer los caminos a tiros y mamporros será lo más conveniente, pero en otros una habilidad concreta nos permitirá infiltrarnos como si de un moderno Sam Fisher se tratase. Por ejemplo, la habilidad de hacernos invisibles será clave para eliminar a un centinela, superior a nosotros en potencia de fuego.

 

Eso es lo que describe el último título de la saga, da igual si son robots o los ponis que tanto le gustan a Tonichan porque, dentro de un nombre que acumula años a la espalda y que tiene pocas probabilidades de destacar, saca el mayor arma que posee y que siempre nos mantuvo ilusionados, la diversidad. Diversidad de formas y métodos porque, no solo hacemos acopio de los tipos de robots que Takara Tomy nos trajo en forma de muñecos de acción (Insecticons, Dinobots,…) si no que, cada modelo hace alarde de sus habilidades y su transformación empujándonos a cambiar el chip y nuestra forma de jugar.

 

 

La partida en Fall of Cybertron es un reto en el que debemos controlar la munición y la posición. Salir a la carrera y enfrentarnos a las hordas de enemigos es, a menudo, un suicidio garantizado. Ese es otro punto estratégico del título, pues es mejor analizar el terreno de un vistazo y escoger una situación segura desde la que defendernos del enemigo donde poder ocultarnos o donde tengamos fuentes de Energón cercanas para abastecernos. En sí, esto es necesario por la inteligencia artificial del bando contrario, que dotado de capacidades para cubrirse bastante logradas, no dudan en avanzar hacia nosotros para destruirnos.

 

Francamente, Transformers: Fall of Cybertron ha sido una grata sorpresa porque, aún lejos de ser un juego que perdure en nuestro recuerdo como un clásico, aprovecha las virtudes que es capaz de resaltar. Tenemos agilidad en cuanto a jugabilidad; un diseño añejo que, quizá con más énfasis para los que rondamos la treintena, nos mueve más a la fidelidad original que a explosiones tecnológicas que hemos visto en los films, respetando el diseño, carácter y hasta la voz de muchos de los personajes. Pero lo que más destaca en el título es ese cambio de mentalidad con cada misión que vivimos. Cuando miramos a un título que parece pasar desapercibido y encontramos este tipo de sorpresas, sentimos que no dejará una marca en nosotros, pero será mucho más de lo que parece a simple vista.

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