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Analisis Tokyo Jungle ,PS3

Sueños de idols, showbiz en Shibuya y Fire Emblem.
Miercoles 22 de Junio de 2016 por Víctor Junquera

El término Survival ha sido alterado decenas de veces a lo largo de la historia de los videojuegos, más aún cuando empezaron las mezclas y luego la única acepción posible para Survival era cuando iba de la mano de Horror. Pero cuando se trata de supervivencia, no pensamos en el modo extremo de Fallout New Vegas en el que nuestro personaje tiene sed, hablamos de un juego en el que quedarte parado durante horas implica que bajen varias barras de indicadores que terminen en la muerte del personaje. Podéis estar pensando en Los Sims, pero hoy por hoy, lo que mejor define la supervivencia en un videojuego es Tokyo Jungle, y lo hace en forma de arcade, otro término que también ha ido desvirtuándose con el paso de los años pero que en este caso, es una batalla que no nos atañe tanto.

 

Como El Rey León, pero en versión realista. Salvo por los dinosaurios que hay al otro lado.

 

Un futuro distópico post-apocalíptico, la humanidad en toda Tokio desaparece, y sólo quedan animales. Mascotas, animales callejeros, rebaños de granjas, animales del zoo e incluso algún que otro experimento andan libres por Shibuya, sus alrededores y sus subterráneos, y aunque suene a tópico, impera la ley del más fuerte, pero seas un apacible cachorro convertido en depredador o seas un superviviente vegetariano, lo único importante es perdurar en el tiempo, expandirse y reproducirse por puro instinto animal. Todo esto, muy de sinopsis de un best-seller, se traduce en controlar a una de las más de 50 especies y cazar, alimentarse, conquistar terrenos y reproducirse para perdurar en el tiempo y sobrevivir a intoxicaciones y otros predadores, para conseguir las mayores puntuaciones y desbloquear más animales a ritmo de techno loco, y ya si queda tiempo, nos enteramos de qué ha pasado para que la humanidad haya desaparecido.

 

Todo esto pasa en el modo de juego normal, el modo supervivencia, pero a medida que jugamos y conseguimos determinados items, vamos desbloqueando el modo historia. Son muchas, muchísimas horas de juego, pero merecen la pena todas y cada una de ellas para llegar a ver una de las mayores locuras salidas de una mente japonesa como es el final del juego. Y a pesar de todo lo que puede llegar a ofrecer Tokyo Jungle en cuestión de originalidad y de diversión, el riesgo a asumir para lanzarlo en formato físico como en Japón era muy alto, así que han encontrado la forma perfecta de hacerlo atractivo a todo el público posible que se interese un mínimo por los videojuegos, el mínimo que lleva a alguien a explorar una tienda virtual y a preguntarse “¿Qué demonios es esto?” para acto seguido pagar 13 euros que después agradecerá eternamente.

 

Conviene juntarse a buenas hembras para tener una buena descendencia. Como la vida misma.

 

Tenemos en mente que muchos juegos descargables que de primeras se les considera como juegazos luego resultan ser perfectamente olvidables, compras por impulso como esa chocolatina que siempre apetece en la cola de un supermercado. Si contásemos a Tokyo Jungle como un juego descargable, demostraría que no todos son así, pero la realidad es que en este caso, el formato no importa. Importa menos aún si consigues juntarte con un amigo y decidís poneros a jugar “a dobles”, como se hacía antes, con un plus de cooperación que, encubiertamente, también estaba antes cuando dejabas que tu compañero se comiese el pollo en Cadillacs & Dinosaurs porque iba peor de vida. Decidid a quién le conviene más comer, quién debe marcar qué territorios para aparearse antes que el otro (contando con que una mayor manada significan más vidas extra), y cómo abordar a ese búfalo que os puede aniquilar de una embestida, pero decidid rápido, que los marcadores de hambre y vida bajan más rápido de lo que parece.

 

Boss Battle. ¿Quién ganará?

 

Tokyo Jungle es impresionante. La forma en que te plantea diversos retos de una forma relativamente aleatoria con el paso del tiempo hace que, necesitándola, no eches en falta más variedad de misiones aparte de cazar presas, marcar territorios y cubrir hembras. Combina perfectamente la forma de enganchar al jugador a cumplir misiones para desbloquear más especies a la vez que le mantiene en tensión absoluta ya que en cualquier momento puede aumentar el nivel de toxicidad, o puedes doblar una esquina y que un tigre te coma, por no hablar del acojone que sientes cuando llevas una partida de más de media hora y tu siguiente objetivo está en el zoo, en esa zona plagada de leones, panteras y rinocerontes que como ya podréis imaginar, son peligrosos. Reduciéndolo al absurdo, Tokyo Jungle puede llegar a ser un juego excesivamente sencillo que puede incluso hacer que haya quien se decepcione porque esperaba algo más, pero si en algún momento has sentido algo de curiosidad por este juego, no lo dudes más.

9

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