Analisis The Witcher 3 Wild Hunt ,IOS,PC,PS3,PSVITA,X360

Telltale Games son los autores de muchos proyectos relacionados con las aventuras gráficas, las decisiones narrativas y el empleo de franquicias. Por sus manos han pasado nombre como Jurassic Park, Regreso al Futuro, Fables... Pero ninguna de ellas ha funcionado como The Walking Dead. Y de las dos, la que mejor ha funcionado ha sido la segunda.

 

Culpa de ello ha sido la decisión poderosa de la desarrolladora de dividir sus trabajos en capítulos. Todos sus trabajos guardan similitudes, pero sí tenemos en nuestra corazón a The Walking Dead más que a cualquiera de los demás, incluido The Wolf Among Us, es por habernos entregado una obra que se centra en los personajes. Porque a golpe de capítulos, cinco y punto, es muy difícil desarrollar convenientemente una trama compleja.

 

 

Así, aunque la primera de The Walking Dead nos haya encantado, lo cierto es que la segunda es más redonda que esa, porque la historia central se desdibuja, acertadamente, aquí. No es hasta el último tramo en el que se vuelve a hacer mención al objetivo de la aventura: llegar a Wellington, a un lugar en el que el frío es tan intenso que los zombies no pueden moverse. Pero entonces llega Carver, nos encontramos con un viejo amigo y nos maravillamos con la esquiva Jane. Y la historia deja de importar.

 

La second season es maravillosa porque va de lo que mejor sabe hacer Telltale Games: construir un personaje, ¿por qué nos gustó la primera? No porque hubiera un hilo argumental que seguir, sino porque nos sentimos Lee, amamos a Clementine; y ese final... En la segunda temporada seguimos adorando a Clementine, pero Clementine es el jugador.

 

 

Cinco episodios que se traducen en dos iniciales que explican la realidad de quiénes nos rodean, otros dos para tensar la cuerda de las relaciones y decidir qué Clementine eres y un definitivo que sirve para tomar partido. Lo interesante es que esta conclusión final, aunque está preparada para que escojamos entre el inevitable querer más a papá o a mamá, realmente nos hace escoger entre dos posturas muy distintas de enfocar la supervivencia, en decidir cómo es nuestra Clementine: su edad real.

 

En lo que respecta a la edad, lo cierto es que los dos primeros episodios confunden; porque Clementine es una cría pero es más capaz de sobrevivir en un mundo roto que un adulto. Como contrapunto, aparecen los adultos y estos sí que se comportan como críos: tienen miedo, están asustados, son emocionales; pero Clementine es dura como una roca, hasta se permite afilar la mirada e intentar chantajear a alguien que le saca más de veinte años.

 

 

Yo mismo critiqué mucho este acercamiento a la nueva naturaleza de la niña; vale que la muerte de Lee la destrozara, vale que si no se preparara para lo que se avecina no estaría viva, ¿pero no se supone que los mayores deberían haber pasado por un trance similar? No es hasta el tercer episodio, hasta que aparece Carver, que el videojuego da un inteligente giro y explica que todo eso fue intencionado, que la gente deTelltale Games se marcó dos episodios pobres a nivel narrativo por lo inexplicable de este encuentro entre cría y mayores; tartamudos, por contarnos sin contárnoslo para llevarnos a un tercero que deja con la boca abierta.

 

El tercer episodio es clave, por la presencia de Carver y también por la de Jane, que junto con la aparición de uno de los más queridos de la primera temporada, conforman los caminos por los que la mente de Clementiene ha de llevar sus pasos. Carver representa la obviedad de que el mundo no-muerto ha malogrado al hombre y que, para levantar a La Tierra de sus cimientos, hace falta mano dura. Jane, por su parte, es solitaria, un ser al que le cuesta confiar, que va paso a paso, que quiere ser amada, pero está harta de intentarlo. El tercero en discordia habla de la importancia de la familia, pero sus firmes principios también le rompen a él.

 

 

La filosofía de cada uno tiene mucho de razón, aunque también mucho de erróneo. El videojuego te deja claro que todas las decisiones terminan haciéndote sufrir, da igual lo que escojas. Pero a medida que avanza la aventura, el juego se hace menos emocional y hasta las muertes dejan de estar rodeadas de tanta pomposidad, porque sobrevivir y cómo hacerlo es el leimotiv principal; ¿amigos? De esos apenas quedan.

 

El cuarto y el quinto nos catapultan a dos cliffhangers soberbios, pero no es hasta rematar No Going Back  que comprendemos que el trabajo de Telltale Games ha sido soberbio. ¿Estáis hartos de llegar a finales insípidos, a remates en los que hay un final bueno y el resto malo? No porque uno sea mejor o peor, sino porque se cataloguen. Los distintos finales de la segunda temporada no entran en ese tipo de valoraciones, son los que son; y son absolutamente distintos, llevando a Clementine a ser acompañada por distintas personas e incluso a lugares geográficos que no tienen nada que ver con el resto de finales; e incluso se permiten una tercera variación más: ahí donde nos encontramos, cómo nos encontramos.

 

 

Esta maravillosa temporada, sin embargo, no deja de tener fallos: desde Telltale Games siguen sin decidirse cómo integrar las escenas de acción, que a veces funcionan (cuando son parte de una elección) y otras son un auténtico desastre (cuando son de disparar por disparar o golpear por golpear). También petardea y se ralentiza, la música a veces entra tarde y los personajes deciden que tienen hambre o sed cuando le apetece la trama, elementos que arrojan sombras sobre la luz tan resplandeciente que posee el juego.

 

En resumen, ha sido una temporada maravillosa gracias a centrarse en los personajes y obviar la necesidad de una trama, por dejarnos la miel en los labios, por unos finales formidables y por llevar a preguntarnos cómo continuará Telltale Games la historia de su The Walking Dead. Un soberbio trabajo al que todos tenéis que jugar.

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