Analisis The Swords of Ditto PS4

Hay mucho revuelo alrededor de The Swords of Ditto: unos dicen que es uno de los mejores indies del 2018; otros que se hace repetitivo. Después de jugarlo profusamente, reencarnaciones incluidas, hoy os voy a contar lo que me pareció a mí The Swords of Ditto. 

Lo primero que percibes nada más coger el mando y navegar por los primeros menús es que The Swords of Ditto es una especie de The Legend of Zelda: A link to the past de la NES mezclado con la estética de Battleblock Theater. De hecho, la forma de presentar a los personajes con cabezas cuadradas y el minimalismo mezclado con un cínico humor de The Swords of Ditto me hicieron repasar varias veces las listas de los diseñadores por si coincidía algún nombre.

 

 

Spoiler alert: no es así. 

The Swords of Ditto está cargado de una magia y de una dulzura que podría compararse a los caramelos masticables: la música es alegre, todo es tan colorido que dispara tus mecanismos de amor y el sabor inicial te encanta, pero cuando llevas varias horas masticándolo te das cuenta de que estás empachado de tanta felicidad. 

 

 

 

Pero primero dejadme que os cuente la premisa del juego: cada 300 años despierta Mormo, una bruja que quiere hacerse con el control del mundo. Mormo es inmortal e irá reapareciendo como la materialización de la maldad siempre necesaria y presente en este mundo y que aporta el equilibrio necesario para el universo. Al mismo tiempo, cada 100 años aparece un “elegido”: un personaje que, sin comerlo ni beberlo, debe conseguir la espada legendaria y matar a Mormo. 

 

 

Sin embargo, como todo está tan bien montado en la profecía milenaria, el tiempo se acaba: y tendrás solo cuatro días para equiparte con lo necesario, acabar con las dos anclas y matar a Mormo, liberando al mundo sí de su tiranía. Y cada vez que fracasas, te reencarnas en un nuevo héroe muchos años después, heredando algunas de sus cualidades pero no todos sus objetos o virtudes. 

Como en un juego infantil con un toque adulto, podrás equiparte con juguetes-arma que compras por un coste extremadamente alto en una tienda y con stickers o pegatinas que mejoran tus stats. Por si ya fuera poco el hecho de que el mundo en sí mismo parece increíblemente aleatorio ante cualquier jugabilidad, a mí personalmente no me motivaba nada en absoluto ahorrar como una loca para invertirlo en objetos como un “yoyó” o un cartón de leche que repusiera mi vida.  

 

 

Pero de nuevo, todo esto forma parte de la estética y del mundo que crea el juego ¿verdad? No nos adelantemos. 

En pocas horas jugando a The Swords of Ditto descubrirás que el título es la obra perfecta para los grinders o amantes de la recolección, porque la mayor parte del tiempo te lo pasarás cortando hierba y asesinando a enemigos aleatorios de una dificultad realmente nula para sacar suficientes monedas con las que costear tus juguetes y tus chocolatinas. El mapa, que simula un entorno abierto por fases, está bloqueado en prácticamente su mayoría por enormes muros de gelatina morada como en los antiguos juegos retro. 

Y la verdad es que eso no me gustó nada. Nada de nada. Creo que existen formas más inteligentes, lógicas e integradoras con la historia para impedir que un jugador acceda a una fase avanzada que simplemente planchar un muro mágico porque sí. Esto es una opinión personal, por supuesto, pero cuando me encontré con estas paredes de gelatina morada en más de cinco puntos diferentes, mi indignación llegó a cotas extenuantes. 

Tenía un empacho de color, dulzura y gelatina de mora. 

 

 

 

A tu alrededor te encontrarás con un montón de enemigos aleatorios como zombies que vomitan ácido, calaveras voladoras o medusas extrañas con unas mecánicas de ataque tradicionales y sin un nivel de dificultad exagerado. También hay a tu alrededor PNJs que te encargarán misiones secundarias que, en mi opinión, no ayudan realmente a ampliar el universo jugable. Olvidaos de misiones con historia que te hagan entrever cómo es vivir durante cientos de años bajo la tiranía de Mormo o cómo la gente ha olvidado el antiguo culto a la religión: todas las quests que veréis serán del estilo de “encuentra y recolecta 15 de esto” o “llévale esto a mi amigo en la otra punta del mapa y vuelve a contármelo”. 

 

 

Como un roguelike, cada vez que pasas cuatro días y pierdes en el terrible enfrentamiento contra Mormo, el mundo se regenera de una forma completamente aleatoria. Esto solo cambia los puestos y localizaciones clave de sitio, lo cual provoca la misma sensación que cuando te cambian la leche y el pan de sitio en el supermercado: todo sigue igual pero vas por el mundo un poco confundido. 

Frente a otros roguelike aleatorios como The binding of Isaac, The swords of Ditto peca un poco en ser previsible, lo cual hace que el hecho de tener que repetir de nuevo todo el proceso hasta poder enfrentarte a Mormo sea frustrante y un poco desesperante. 

 

 

Sin embargo, es cierto que las mazmorras están cargadas de puzzles al más puro estilo de A link to the past, que en la mayor parte de los casos demandan un poco de esfuerzo y lógica por tu parte, lo cual es muy de agradecer. 

En conclusión, The swords of Ditto es un juego con muy buenas ideas, ideal para los amantes de la recolección de recursos que, sin embargo, en mi opinión se hizo repetitivo demasiado rápido y que hizo que acabase cansándome enormemente de jugar. 

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