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Analisis The Red Solstice ,PC

Red is the new black.
Sábado 07 de Enero de 2017 por Diego Emegé

Si uno se desplaza por el mapa demasiado rápido: muerte. Si va muy lento: muerte. Si el equipo se queda muy separado o demasiado junto: más muerte para todos. Para sobrevivir a The Red Solstice, un juego de disparos táctico con vista isométrica, hay que adaptarse a las situaciones muy rápido. Pero da igual; preparaos para morir mucho.

 

The Red Solstice no ayuda a los novatos, especialmente si intentan darle un tiento al modo multijugador (algo que el propio juego desaconseja tajantemente). El planteamiento de juego principal no es muy complicado de por sí; se controla como un juego de estrategia en tiempo real salvo por el número reducido de unidades bajo nuestra responsabilidad. El clic derecho mueve a las unidades, el clic izquierdo les obliga a atacar, todas las unidades tienen una variedad de habilidades y también podemos usar objetos de un inventario limitado. No obstante, el juego va más allá que estos esenciales, y si nos tomamos este solsticio rojo como un juego de acción más, nos damos de bruces con una cruda realidad.

 

 

Podemos ralentizar la acción con tan solo pulsar un botón para poder respirar y planificar el siguiente movimiento. Este modo táctico más pausado solo está disponible en el modo en solitario, pero es primordial para poder salir exitosos de esta experiencia. Otra opción es echarse a correr con el disparo automático activado para que los soldados hagan el trabajo sucio sin que les digamos nada, pero de esta forma no hacemos más que gastar munición matando a la mitad de enemigos. Eso no viene bien cuando lo que intentamos es aguantar hasta el final de cada nivel.

 

Una de las claves del juego es que tiene un equilibrio de clases que tenemos que respetar y que va más allá del clásico trío de médico, tanque y dps, dado que cada clase tiene una gran variedad de habilidades que debemos aprovechar para salir con vida. Usar la habilidad de apoyo adecuada en el momento adecuado puede salvarnos el pellejo en muchas ocasiones, y la mayoría de las clases tienen puntos débiles que impiden que los soldados aguanten mucho tiempo en solitario. Por ejemplo, la especialidad de largo alcance del tirador puede ser genial para campear, pero en distancias cortas el trago se le puede hacer más duro. O en el caso la clase de apoyo pesado, se trata de soldados que pueden aguantar hieráticamente el fuego enemigo, pero lo tienen más complicado para explorar el mapa ágilmente si queremos encontrar objetos útiles e interactuar con estaciones eléctricas y otros altos en el camino.

 

 

Un buen equipo es la clave para triunfar. Ni nuestros mejores soldados pueden aguantar mucho en solitario. Lo bueno es que también podemos prepararnos para las oleadas de enemigos colocando trampas y torretas para ahorrar balas. Por desgracia, no basta con hacer una piña y aguantar los embistes en compañía. Esto se vuelve evidente al tener que recorrer medio mapa para visitar los puntos de control desperdigados erráticamente en el modo para un jugador, o al descubrir que las granadas y los cohetes parecen atravesar los muros impunemente. Hay muchos problemitas que estropean la experiencia, pero con amigos todo parece mejor.

 

Lo mejor de The Red Solstice está en el multijugador. Si controlar una patrulla de soldaditos recuerda a StarCraft o a XCOM, al hacerlo en compañía nos viene a la memoria Diablo. Al jugar en línea podemos controlar cooperativamente a una patrulla de hasta ocho soldados. Al avanzar, todos los jugadores podemos subir de nivel y de rango para desbloquear clases, habilidades y armas que usar en la siguiente partida. En la campaña multijugador hay un cierto desarrollo narrativo, pero lo interesante es que cada partida parece totalmente distinta a la anterior a pesar de repetir mapa, gracias al hecho de que se pueden activar diversas variables entre las que se encuentra la posibilidad de desplegar al pelotón en lugares aleatorios del mapa. Así también funciona la localización de los enemigos y las misiones que recibimos. Las misiones suelen ser de lo más insulsas, pero está bien que se entremezclen entre partida y partida.

 

 

Como suele pasar con los cooperativos en línea, la mejor experiencia se vive con amigos, pero si no tenemos o somos ermitaños, podemos acudir al modo Supervivencia, que es igual que el multijugador pero con inteligencias artificiales. Puede ser divertido, especialmente por el reto que supone, pero siempre es más emocionante compartir la experiencia con camaradas. Para ello tampoco es mala idea acudir a otros jugadores más expertos por Internet, porque así incluso podemos aprender tácticas que de otra forma nos serían oscuras. Démonos cuenta con esto de que el juego no da bien sus clases, y que incluso tras 10 misiones de la campaña en solitario muchos nos sentimos un poco novatos.

 

Atravesar los terrenos de The Red Solstice no es fácil. Comienza con un tutorial muy modesto y en seguida nos sobrecarga de información para después soltarnos en un mundo peculiar lleno de fallitos. Si superamos esta primera fase de adaptación, lo cierto es que se deja apreciar por esa profundidad que tiene. Pero claro, en solitario cuesta bastante afrontar esta labor. ¿Os sentís generosos? Quizá solo así podáis jugar acompañados de algún camarada.

6.5
/ 10

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