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Analisis The Legend of Zelda Skyward Sword ,WII

The Legend of Zelda, 25 años más tarde, vuelve a traer una nueva revolución al mundo de los videojuegos, haciendo que sintamos esta Skyward Sword directamente en nuestra mano
Lunes 14 de Noviembre de 2011 por Víctor Junquera

Por muchos videojuegos que se lancen al mes, o al año, o en cada generación de consolas, son sólo unos pocos los que son capaces de armar un revuelo tal que transciende durante más años que ninguno. Puede que no sea la saga más vendida de la historia, ni la que más títulos tenga en su haber, pero lo que sí es seguro es que desde hace 25 años, The Legend of Zelda nos ha venido dando lecciones magistrales, ejemplos a seguir, intentando dejar el listón más alto que nadie con cada juego, pero sobre todo, nos da una experiencia que no olvidaremos, que compararemos y de la que hablaremos hasta el fin de los días.

Hace trece años llegaba a las vidas de muchos el que a día de hoy es considerado como el Mejor Videojuego de la Historia, y lo es por méritos propios, porque Ocarina of Time supuso una de las mayores revoluciones jugables que hayamos podido experimentar, y como es obvio, sentó las bases para el juego tridimensional moderno. El mundo abierto, el Z-Targeting, la interfaz de accesos rápidos a tres de una abrumadora cantidad de útiles ítems,... Y tras el salto a los juegos con profundidad, no habíamos visto una revolución similar... hasta ahora.



Nintendo vuelve a hacer alarde de su saber hacer con este nuevo The Legend of Zelda, que es, sencillamente, el único juego que ha conseguido que sientas una espada en tu mano. Parece que el mercado está plenamente orientado a un futuro con controles de movimiento, pero por mucho que se haya intentado, la precisión 1:1 de la que se lleva hablando desde el comienzo de la vida de Wii siempre ha dejado que desear, repetimos, hasta ahora.

The Legend of Zelda: Skyward Sword es la razón de existir de esta consola basada en el movimiento del jugador, en la integración total entre la persona y el personaje de la pantalla, y eso es precisamente lo que sentimos manejando a este nuevo Link, al primer Link de la cronología de la saga, el que dará vida a la leyenda de la Espada Maestra y a muchos aspectos de la mitología zéldica, con el que nos mimetizaremos Wiimote en mano, nuestra propia Espada Maestra, nuestra pluma que escribe la historia que llevamos 25 años disfrutando.

Y es que este Zelda no sólo es la revolución jugable que supone el punto álgido de los controles por movimiento; También es la entrega de la saga que rompe con todos los esquemas anteriores, las mecánicas y los desarrollos que se han ido repitiendo a lo largo de una quincena de juegos, mientras que es capaz de mantener vivo el espíritu de cada uno de ellos a través de sus personajes, de sus escenarios, de su música, y de un sinfín de guiños necesarios para reordenar todos los detalles de la saga que llevamos acumulando en nuestros recuerdos desde la primera venida de Ganon.

Olvidad todo lo que creíais saber sobre cualquier The Legend of Zelda. Con Skyward Sword volvemos a empezar.

Volvemos a empezar porque, mirando con perspectiva, cuando un jugador, sea habitual o no, se enfrenta por primera vez a un Zelda, lo normal es que se pierda en un mundo lleno de detalles, se asombre con el halo de humo y fuego alrededor de la Montaña de la Muerte, se sienta en familia en Kakariko, se piense dos veces cada movimiento en un puzle, y en definitiva, lo normal es que esta experiencia sea mucho más larga y más satisfactoria que la de alguien que lleva toda la vida con un Zelda a su lado, pero, ¿qué hay de éstos? ¿Cómo lograr que alguien vuelva a sentir la emoción de una primera vez?

Skyward Sword lo consigue, y os diremos poco a poco por qué, aunque en cuanto os hagáis con el control y sintáis la espada en vuestra mano, os daréis cuenta de lo que decimos. Link es esta vez un habitante de los cielos, por motivos que descubriremos a medida que vayamos avanzando en esta nueva leyenda. Este mundo se divide entrelas Tierras Inferiores, bajo las nubes, y Celéstea, el mundo sobre las nubes donde se desarrollarán los interludios entre mazmorras en el pueblecito de Altárea y también, donde comenzará esta historia del primer héroe que blanda la Espada Maestra, originalmente la Espada Celestial.



Bajo el mar de nubes están todas las sorpresas, todas las respuestas. En las Tierras Inferiores, un mundo en caos dominado por monstruos -aunque poblado por extrañas razas-, será donde pasemos gran parte de la aventura, por donde perseguiremos a una Zelda con más carácter y más valor que ninguna, donde sentiremos el desafío de sentirnos nuevamente novatos y de perdernos ante lo desconocido, pero siendo Link el elegido por la Diosa, podrá -y deberá- viajar entre el cielo y la tierra para hacerse más fuerte y cumplir con el objetivo que se le ha encomendado.

Con una premisa tan conocida, ¿cómo consigue hacer que cualquier auténtico experto pueda sentirse como si fuese su primer Zelda? No es sencillo. A la vez que nos mantiene en esa atmósfera familiar que rodea a toda la saga, rompe con toda convencionalidad y nos lleva a una nueva dinámica en la que cada paso es un desafío, un reto físico de reflejos y coordinación o un reto de observación, pero este Zelda no nos pondrá las cosas nada fáciles, a través de una infinidad de nuevas mecánicas que van desde la importancia vital de la dirección del corte con la espada al buen aprovechamiento del nuevo medidor de aguante, pasando por nuevas armas y muchas formas de utilizar las que ya conocíamos.

Ver que ni siquiera el arco eclipsa al tirachinas ya que cada uno tiene unos usos bien diferenciados, es una buena referencia para saber que la saga ha evolucionado, aunque este ejemplo es una ínfima parte de todo lo que veremos. Porque, creedlo o no, pero en estas 45 horas de viaje -muy, muy extendibles a través de misiones secundarias bien recompensadas no como *ejem* las 100 Skulltullas-, no ha habido ni un atisbo a los clásicos puzles con bloques gigantes.
Luz, agua, electricidad, lava, tierra, arena,... Todo esto son elementos susceptibles de modificar nuestro camino, y nos quedamos cortos si no mencionamos que incluso el tiempo es un factor determinante en varias de las mazmorras, aunque de hecho lo es a lo largo de todo el juego. Porque durante toda la aventura nos narran la historia de esta Espada Maestra, pero ¿quién la creó y a qué fin? Esta es una de las muchas preguntas que surgen mientras avanzamos, porque sí, es el Zelda situaco cronológicamente como el primero, pero no quiere decir que en él veamos el origen de todo este mundo y de toda su mitología.

Pero no todo es volar y avanzar de mazmorra en mazmorra resolviendo puzles y acabando con todo tipo de enemigos para ver cómo se desarrolla la historia. De hecho, todo el área de las Tierras Inferiores es como una gran mazmorra. Tres grandes mazmorras en concreto, que dividen las tres zonas del bosque, el volcán y el desierto, donde dentro de cada una de ellas nos adentraremos en los templos correspondientes. Pero una vez más, no todo es tan sencillo como parece, y por supuesto, no tan tópico.

Skyward Sword rehuye de las clásicas grutas de todo RPG y reinventa y remezcla todo tipo de conceptos para hacer que en lo que creíamos un “templo del agua” tengamos también un símil de templo de oscuridad, o un desierto que surcar como si fuese un océano, ruinas steampunk, un volcán en el que influyen más la tierra y el agua que el propio magma,... No pretendemos desvelaros ni una sola sorpresa de las que este Zelda guarda, pero queremos que tengáis claro que en estas mazmorras haréis mucho más que disparar flechas a interruptores con forma de ojo.

No hay templos de una temática concreta así como no hay un objeto que sobreutilicemos, ni siquiera en el propio templo en el que lo consigamos. Haremos aparecer el rápido y cómodo menú radial constantemente para cambiar de objeto equipado, porque en cualquier momento habrá arena que soplar con el ánfora de viento, una palanca que activar con el látigo, rocas que destruir haciendo rodar bombas por el suelo o interruptores que activar con el escarabajo teledirigido. ¿Recordáis los infrautilizados aerodisco, mayal y cetro de dominio de Twilight Princess? Pues eso no sucederá aquí. Cada objeto es importante a partes iguales.

Pero como os decíamos, no todo se soluciona a golpe de espada. Skyward Sword es una aventura de lo más completa, y como en todo Zelda, hay tiempo para diversión con todo tipo de minijuegos, a explorar y rebuscar tesoros ocultos en los confines de ambos mundos, a hablar con todas las gentes de las distintas razas y que nos propongan misioncillas para ganarnos el respeto del pueblo y mucho más.

The Legend of Zelda: Skyward Sword es la historia de una espada, de la Trifuerza, del valor de Link, la sabiduría de Zelda y del poder que ansía el Señor del Mal que les asedia, pero no todo avanzará a golpe de espada. Como aventura, la saga ha madurado, ha sabido escoger lo mejor de muchas otras y nos lo dan en la dosis justa. Skyward Sword no es una aventura de matar colosos, pero lo haremos; no es un juego de espionaje, pero habrá zonas de infiltración; no basa su espectacularidad en huídas en situaciones límite, pero las tendremos; no nos presenta a Link como un escalador nato capaz de subir a cualquier atalaya sin esfuerzo, pero correrá y escalará como el más ágil.

Y es que no necesita compararse con otras aventuras para evidenciar su superioridad en conjunto. Ni siquiera necesita la tecnología más avanzada ni el motor gráfico más puntero para destacar y lucir bien. Siguiendo la estela de Wind Waker, pero menos exagerado, personajes de ojos vivos y expresiones destacables ayudan a involucrarse más en la aventura sin necesidad de voces. Aunque en Wii es el título de mayor factura técnica y mejor acabado, no es lo determinante. Lo que cuenta es la atención al detalle.

Porque si algo otra virtud ha caracterizado siempre a Zelda es su atención por el detalle. Tanto visual como sonoro, tanto en escenarios como en personajes, principales o secundarios. Ahí tenemos a personajes que han pasado al recuerdo, como el hombre del molino de viento de Kakariko, Tingle, Terry,... Y descuidad, que esta vez se sumarán muchas más rarezas a vuestros favoritos de la saga. Rarezas desde el villano Grahim al hombre de ojos cristalinos de cierto puesto del bazar de Altárea. Bazar que pone a prueba la musicalidad del juego, por primera vez en la historia de la saga con una banda sonora totalmente orquestada y dinámica que incluso en algún momento pondrá vuestros sentidos a prueba. Ejemplo de detallismo, se puede ver en este rincón del pueblo en el que el ritmo y el tono cambian según a qué tienda nos acerquemos. Y éste es sólo un pequeño detalle de los muchos y mayores que veremos, tanto fans de la saga como recién incorporados.

Y aunque nos hubiese encantado compartir todos y cada uno de los momentos y los pensamientos de este viaje para que os emocione tanto como a nosotros, preferimos reservar muchos comentarios en este análisis para conservar la sorpresa. Porque os sorprenderá, no sólo por lo que esperéis de esta saga que toca ahora un nuevo comienzo, sino que sorprenderá a escépticos y creyentes de que los juegos con control por movimiento sí tienen cabida más allá de las fiestas, siempre y cuando sean como Skyward Sword.

The Legend of Zelda, 25 años más tarde, vuelve a traer una nueva revolución al mundo de los videojuegos, haciendo que sintamos esta Skyward Sword directamente en nuestra mano, involucrándonos en esta historia como ningún otro juego podría hacerlo. Pero ya sabéis, que ésto no es sólo una historia. Es el comienzo de la Leyenda.

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