1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PC

Analisis The Division ,PC,PS4,XONE

Una magnífica base no explotada todavía. 
Martes 15 de Marzo de 2016 por Álex Pareja

Una variación del virus de la viruela ha desolado la ciudad de Nueva York al completo, que ahora mismo se encuentra destrozada y a merced de la ley del más fuerte. Los agentes de The Division, aquellos que encarnan los jugadores desde sus casas, llegan para intentar rescatar a la icónica ciudad estadounidense y para descubrir qué misterios se esconden detrás de esta misteriosa infección, que no parece tener un origen del todo natural. 

 

Nada más llegar a The Division, somos plenamente conscientes de lo que ha ocurrido, ya que la obra no duda en mostrar su historia de forma constante. La narrativa del título de Ubisoft no solo se sostiene utilizando herramientas básicas como las secuencias cinemáticas, las conversaciones por radio o muchos de los elementos que encontramos por los escenarios en forma de grabaciones, sino también a través de una ciudad de Nueva York que resulta espectacular, bella y devastada a partes iguales. Las paredes de la ciudad nos hablan, mientras nosotros escuchamos a través de nuestros ojos. Sin duda, uno de los puntos más positivos del título es el enorme escenario al que tenemos acceso y por el que podemos desplazarnos con libertad. 

 

 

The Division se siente como un sandbox típico, en esencia, con la posibilidad de dirigirnos a los lugares que queramos en todo momento, con un mapa repleto de iconos en los que nos aguardan distintos tipos de misiones, que una vez completadas en ocasiones desbloquearán nuevos iconos. Lo que lo diferencia de otros títulos que también siguen esta estructura y que incluso hemos visto en multitud de ocasiones de la mano de la misma compañía, es su naturaleza de RPG. 

 

Al comienzo de la aventura podremos crear a nuestro propio agente de The Division (con no demasiadas opciones de personalización, todo sea dicho), y nos acompañará a lo largo de las horas. Pero este personaje irá evolucionando continuamente, ya que podremos subir de nivel (de momento hasta un máximo de 30) e ir equipándolo con mejores defensas y armas. Básicamente, esa es la gran motivación que tendrá el jugador en todo momento para seguir avanzando en la obra: convertir a su agente en un ser cada vez más poderoso, que pueda enfrentarse a cada vez más enemigos y contar con más habilidades. 

 

 

No hay clases y todos los jugadores podrán ir desbloqueando poco a poco todas las habilidades, talentos y ventajas que existen en el juego, aunque habrá espacios limitados y solo podremos utilizar unas pocas en combate. De momento estas posibilidades son variadas, aunque no demasiado numerosas y algo descompensadas: hay claramente algunas mejores que otras y será común encontrarnos con jugadores que utilicen casi siempre las mismas. 

 

También mejoraremos poco a poco nuestra base de operaciones, que será un pilar básico en nuestro crecimiento como jugadores al ser fundamental para conseguir desbloquear todos estos potenciadores. En la ciudad de Nueva York nos iremos encontrando con piezas de distinta índole, que nos servirán para ir construyendo mejoras que veremos de forma visual y aprovecharemos en forma de recompensas o nuevas opciones. Cada jugador tendrá una base propia y será algo que no se compartirá, ya que aunque en esencia The Division es un juego muy centrado en el componente multijugador, en realidad es una experiencia que se disfruta bien en solitario

 

 

Siempre tendremos la opción de recorrer Nueva York acompañado por nuestros amigos o por otros jugadores a través del matchmaking (que funciona bastante bien, por cierto) pero también podremos realizar todo lo que el juego propone hasta el momento solos. De hecho, en la ciudad solo estaremos presentes nosotros y nuestros aliados en caso de que los hubiera, ya que solo hay una localización delimitada en el mapa donde sí que podremos encontrarnos con otros jugadores reales: la Zona Oscura. 

 

Probablemente se trate de la idea más inteligente y original vista en The Division, ya que la Zona Oscura aglutina los mayores retos y los mejores botines del juego. Los enemigos serán mucho más poderosos y existirá la posibilidad de que otros jugadores nos ataquen o cooperen con nosotros. En caso de que ataquemos a otro jugador y acabemos con su vida podremos adquirir los objetos que haya conseguido hasta ese momento, aunque seremos marcados como enemigos y el resto de jugadores podrán darnos caza a cambio de una recompensa. En ocasiones se hace muy difícil sobrevivir solos en la Zona Oscura, y si nos cruzamos con algún grupo de jugadores que actúan juntos y desean hacer el mal, lo vamos a pasar fatal. Pero eso, precisamente, es lo que le da toda la gracia al asunto: nunca sabes lo que va a pasar y en todo momento tienes la sensación de que te van a traicionar

 

 

En la Zona Oscura no podremos adquirir los objetos de forma directa, sino que deberemos mandarlos hasta nuestra base realizando una extracción en helicóptero en unas localizaciones concretas. Una vez que pedimos el helicóptero el resto de jugadores presentes sabrán que se va a producir una extracción en unos minutos, por lo que nos exponemos al convertir esa llamada en un grito de "tengo buen equipamiento ahora mismo y podéis quitármelo si queréis". Las traiciones son comunes pero también los momentos de compañerismo se sucederán en muchas ocasiones, haciendo que sea una experiencia muy gratificante y que se siente fresca. Más allá de eso, The Division no ofrece más opciones multijugador por el momento, aparte de repetir las misiones principales de la historia con otros jugadores una vez tenemos el nivel 30 para obtener mejor botín. 

 

Hay muchísimos contenidos, misiones y objetivos por cumplir, aunque cuando llevamos unas cuantas horas de juego nos damos cuenta de la auténtica realidad: The Division cuenta ahora mismo con contenidos que pueden llegar a proporcionar al jugador más de 40 horas de juego, pero a costa de repetir una y otra vez los mismos planteamientos y los mismos tipos de misiones. Solo habrá algo más de una veintena de misiones principales que nos llevarán a nuevas zonas interiores de la ciudad y que suelen ser bastante divertidas, pero el resto de retos siempre serán bastante parecidos: defender una zona mientras llegan oleadas de enemigos, combatir junto a un grupo de soldados, obtener distintos materiales y poco más. Este tipo de misiones se repetirán hasta la saciedad a lo largo de todo el mapa, dando una cierta sensación de que la duración se ha alargado de forma artificial copiando y pegando las mismas estructuras de misiones

 

 

En esencia, The Division nos pide matar y acabar con los enemigos sin parar utilizando unas mecánicas clásicas de shooter en tercera persona, con la utilización de coberturas como gran fuerte. En este sentido, el juego funciona muy bien y es muy gratificante, aunque no es el mejor ejemplo que hemos visto en un videojuego. Habrá distintos tipos de armas que harán que tengamos que adaptarnos continuamente a las condiciones del combate, unido a las posibilidades que nos otorgan las habilidades que tengamos equipadas en ese mismo momento. Jugar con amigos es más satisfactorio en ese sentido, ya que estar comunicados e ir combinando distintas habilidades es una gozada. 

 

Es una auténtica pena que la inteligencia artificial de los enemigos brille por su ausencia. Pocas veces nos encontraremos con grupos que de verdad actúen de una forma lógica, más allá de cubrirse, lanzar granadas y escapar en caso de que les hayamos dejado desprotegidos. Habrá enfrentamientos tensos, largos, que nos harán dar de todo de nosotros mismos para poder salir victoriosos, pero no será por la inteligencia de los enemigos sino por su propio nivel, que hará que aguanten más balas y nos hagan más daño con las suyas, básicamente. 

 

 

Otro aspecto que influye de forma negativa en el combate de The Division es la poca variedad de enemigos que encontramos. Tendremos a varios tipos de enemigos estándar que portarán diferentes armas y que les harán comportarse de manera distinta (el de la escopeta se lanzará a por nosotros sin reparos, el de la metralleta utilizará las coberturas, el francotirador buscará posiciones lejanas y ventajosas...) pero más allá de eso, ni los enemigos finales estarán muy inspirados. Generalmente, cuando nos enfrentamos a enemigos poderosos al final de una fase, estos portarán una defensa férrea que hará que nos cueste muchos cargadores acabar con ellos, unido a un gran poder de ataque que nos puede destrozar en un momento, pero ya está. Y pasar decenas de horas en combates tan poco diversos hacen un flaco favor a la experiencia en general. 

 

Esta poca variedad de enemigos viene como consecuencia de algo que también queda bien patente en The Division: es una obra muy humana. Se nota que Ubisoft Massive ha intentado que todo lo que vemos y todo lo que ocurre sea creíble dentro de unos márgenes lógicos, por lo que tampoco se da pie a encontrarnos con situaciones demasiado inverosímiles ni con enemigos que tengan poderes especiales, por poner un ejemplo. Quizás en futuros contenidos se haga hincapié en este aspecto y se incluyan nuevos retos, pero de momento, esto es lo que hay. 

 

 

Pero al final, The Division engancha de mala manera al jugador, que no va a parar de marcar iconos en el mapa para realizar todas las misiones que podamos encontrarnos en ellos, aunque sean muy similares entre sí. Es un auténtico vicio tratar de conseguir mejores armas y equipamiento, ya que en ese sentido el aspecto RPG del juego funciona a las mil maravillas: los menús son sencillos y es fácil comprobar las estadísticas de cada arma, a las que además podemos incorporar modificadores que las convierten en máquinas de matar más eficientes. Estaremos muchas horas recolectando objetos de muy diversa índole, desde armas, hasta ropa (ya que podremos personalizar estéticamente a nuestro personaje), hasta modificadores, elementos que nos ayudarán a mejorar nuestra base, dinero para comprar todavía más cosas... es un síndrome de Diógenes muy positivo y bien pensado, que siempre da motivos al jugador para seguir repitiendo una y otra vez las mismas estructuras de misiones y que le llevarán a intentar despejar de iconos la ciudad de Nueva York. 

 

La ambientación es increíble, con una ciudad genialmente recreada y que nos suele dejar estampas preciosas, aunque faltan localizaciones icónicas. Clima dinámico, ciclo de día y noche, muchos escenarios exteriores y también muchos interiores... Ubisoft vuelve a demostrar que sabe recrear mundos abiertos de una manera soberbia. Eso sí, aunque el nivel gráfico suele rallar buen nivel, a nosotros se nos han reproducido de forma demasiado frecuente la falta de carga de texturas entre otros bugs (en las versiones de PC y PS4), aunque nada demasiado preocupante en este sentido. También cabe destacar que aunque los servidores se han estabilizado respecto a lo visto en los primeros días, sigue habiendo algunos problemas y a veces afecta de forma directa a las partidas (con un retardo en el tiempo entre que pulsas el gatillo y las balas comienzan a salir, por ejemplo). 

 

Se te da genial esto de recoger cosas

 

Es un gustazo recorrer Nueva York, desentrañar el misterio que se nos va narrando de forma continua y será un auténtico vicio para aquellos a los que no les importe pasar decenas de horas completando objetivos y misiones demasiado similares entre sí. The Division, a día de hoy, es una base magnífica pero que todavía no ha mostrado todo su potencial, que suponemos que sí que alcanzará en las futuras actualizaciones gratuitas y de pago. 

7.5
/ 10

<< Anterior Siguiente >>