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Analisis Story of Seasons: Friends of Mineral Town ,PC,SWITCH

Una aventura rural que repite su formato exitoso para lograr un resultado conocido, pero bueno.
Jueves 16 de Julio de 2020 por Brenda Giacconi

Empecemos hablando claro: Story of Seasons: Friends of Mineral Town no trae nada nuevo. Pero eso no es necesariamente malo, sino todo lo contrario. Se vuelve a sacar ese formato que ya ha funcionado tantas veces y que, sin sorpresa alguna, nos ha vuelto a encandilar.

 

Un abuelo que hace mucho que no vemos. Una carta con la que nos deja un terreno. Y una granja medio destruida. Con este simple y más que visto principio, empieza la aventura de nuestro personaje en Ciudad Mineral, un pueblecito rural rodeado de naturaleza. Así, de la noche a la mañana, nos convertimos en granjeros de un lugar tranquilo, feliz y con vecinos encantadores. Una combinación que alaba la rutina en las tareas del campo, pero que, a la vez, quiebra la misma con eventos pequeños, celebraciones importantes y cambios estacionales.

 

La granja, los vecinos y las actividades

 

La nueva vida lejos de la ciudad empieza con la elección del personaje principal y su nombre. No habrá que romperse mucho la cabeza con la personalización, pues ésta es nula y solo se nos ofrecen 4 posibilidades: 2 chicos y 2 chicas. A pesar de que, probablemente, la decisión que tomemos no se parecerá en nada a nosotros (si es que acaso ese es el objetivo), su importancia es mínima, ya que el juego se centra en 3 grandes ámbitos interconectados: la granja, la socialización y las actividades externas.

 

El centro del título, sin duda, es la rutina del campo, con el mantenimiento del cultivo y el cuidado de animales. Estas tareas se deberán realizar de manera diaria, algo que consume mucho tiempo del día dependiendo del tamaño del terreno que estemos utilizando. Por desgracia, no se da la oportunidad de tener una plantación muy elaborada en cuestión de diseño, ya que las semillas se plantan en cuadrículas de 9 secciones. Este detalle, a pesar de que agiliza el proceso, evita que se puedan hacer estructuras creativas.

 

 

Sin embargo, se añaden facilidades que ahorrarán horas virtuales de juego, tales como herramientas de diferentes niveles o la participación de los duendes. Estos seres son, siguiendo la tradición popular, pequeños seres que viven en una cabaña escondida en el bosque. Su amistad será crucial para desbloquear la posibilidad de que ayuden en la granja, ya sea regando cultivos, cuidando de animales, cosechando vegetales o recolectando frutos.

 

Pero estas criaturas no son los únicos NPC con los que podemos interactuar, ya que la socialización es un componente esencial en el título. Ciudad Mineral cuenta con un entorno relajado en el que conviven varias familias y personajes a su aire, quienes tendrán curiosidad por conocer al nuevo granjero. Las conversaciones y regalos que intercambiemos con ellos serán fundamentales para desarrollar una amistad, algo que deriva en que se abran y nos cuenten sus historias personales. Y, dentro de la pequeña variedad de vecinos que tenemos, hay un grupo aun más reducido con los que podemos establecer una relación romántica, siempre y cuando les prestemos atención cada día.

 

No creáis que los personajes tienen un pasado profundo y digno de novela, ya que se integran con la sencillez del título. Por otro lado, esto no quita que no sean personajes diferenciados: cada uno tiene unas preferencias únicas en cuanto a regalos, rutinas variadas, preocupaciones diarias y motivaciones personales que valen la pena conocer.

 

 

Por último, como tercer ámbito y más difuso, hay algunas actividades extra que sirven para matar el rato. La más característica es la mina, una cueva en la que, como dice su nombre, podemos conseguir minerales de todo tipo a medida que bajamos a más profundidad. Además, y como era de esperar, también existe la pesca. Una mecánica sencilla que se basa en la típica linealidad de esperar y tirar de la caña, y con una relevancia cambiante, ya que los pescados varían según la estación.

 

La tranquilidad y la rutina como emblemas

 

El diseño general, de estética infantil, es un recordatorio inicial y constante de ante qué tipo de juego nos encontramos. Tranquilidad, ritmo pausado y simpleza son las palabras que imperan en la esencia de Story of Seasons: Friends of Mineral Town. No es ninguna sorpresa: es el último lanzamiento de la extensa familia de los Harvest Moon, que en 2014 sufrieron un cambio de nombre en América, aunque no perdieron la idea central de la vida en la granja.

 

De este modo, y como ya he mencionado, no hay nada nuevo que sea sorprendente o revolucionario. Pero esto no significa que no sea disfrutable. Se pueden echar muchas horas en el mantenimiento de la granja, o aprendiendo las particularidades de los vecinos para conocerlos mejor. Sin embargo, una de las pegas que puedo destacar es la falta de dinamismo y naturalidad en un entorno que plantea una aparente aleatoriedad. Se nota que los personajes tienen una rutina basada en un horario mecánico, algo inevitable, pero tampoco se intenta camuflar esa sensación con elementos realmente aleatorios.

 

 

Quitando este fallo, llama la atención la libertad que tiene el jugador para disfrutar de su propia experiencia. Se puede centrar al máximo en los cultivos, ignorando al resto de la ciudad, o puede dar más o menos prioridad a otros ámbitos de la entrega. Es cierto que el juego te invita a conocer otros aspectos del mismo, sobre todo cuando se aproximan celebraciones en la plaza del pueblo, pero, por lo general, no obliga a nada. Eso sí, no deja de ser un reto sobre la gestión del tiempo y la rutina, ya que habrá que adaptarse a los diferentes eventos para aprovechar todo el potencial del título.

 

En definitiva, Story of Seasons: Friends of Mineral Town es una buena combinación de factores englobada en el estilo rural que, si bien ya era muy conocido, no viene mal para echar un rato largo. Por ello, es probable que los amantes del género disfruten de esta propuesta durante días, si consiguen el juego por casualidad. Sin embargo, está claro que el público principal son aquellos jóvenes que todavía están dando unos primeros pasos en el mundo de los videojuegos. Porque es entretenimiento sano cimentado en las tareas clave de una granja, y donde se aprende que, detrás de una buena acción a un vecino, seguramente habrá un agradecimiento sincero.

6.5

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