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Analisis StarCraft II Heart of the Swarm ,PC

Legacy of the Void es un cierre fanástico e impecable
Jueves 19 de Noviembre de 2015 por Bruno Louviers

La experiencia Starcraft es algo que todo jugador de videojuegos debe vivir en algún momento, independientemente de sus gustos. La suma de sus partes está por encima de lo que antaño llamábamos Estrategia en Tiempo Real (RTS). Igual que Heart of the Swarm está por encima de lo que antiguamente llamábamos una expansión. Así que, tanto si eres de esos que entran tímidamente a un análisis para intentar dilucidar qué es eso que vuelve tan loco a un buen puñado de coreanos y gente de todo el globo en partidas online, como si eres de aquellos que jugó en su momento al primero, pero ha caído en la vorágine de títulos de acción que pueblan las estanterías, Starcraft II es para ti.

 

Si obviamos al jugador experimentado en Starcraft es por una razón. Este jugador no estará leyendo ninguna crítica del videojuego, sino disfrutando de la historia de la campaña para pasar irremediablemente al multijugador. Para todos los demás, lo que os estáis perdiendo es una de las obras más cuidadas e inteligentes de la nueva Blizzard. El proyecto Starcraft II, que comenzó con Wings of Liberty hace más de dos años, creó el telón de fondo para lo que estaba por llegar. El principio del fin de la historia y personajes que conocimos en la primera parte y las nuevas reglas de este ajedrez que tenía la presión de continuar el legado del original y convertirse en un juego competitivo como deporte electrónico.

 

Lo que quizá no supo en su día Blizzard es que la nueva tendencia de MOBAs (Multiplayer Online Battle Arenas) iba a dar tanta guerra. Sin embargo, la compañía californiana ha logrado un equilibrio casi perfecto. Wings of Liberty implantó las bases y Heart of the Swarm, hasta el momento, las está equilibrando. Tras unos primeros compases en las pruebas beta con algunas unidades algo desniveladas, sobre todo a favor de unos terran que lo necesitaban como el comer,  el resultado final es bastante satisfactorio. La Mina Viuda y el Murciélago de Fuego equilibran la fuerza defensiva y aérea Terran. Los Protoss ha recuperado fuerza aérea sin esos poderosos destructores y los Zerg, considerados los más equilibrados han recibido pequeños ajustes, pero con algunas unidades bastante poderosas, como las Víboras (no de nuestra predilección) y los Gestadores, capaces de enterrarse y lanzar langostas, buenas tanto para una ágil defensa como para un poderoso ataque, sobre todo si el enemigo no cuenta con unidades que puedan detectar.

 

El viaje de Kerrigan está lleno de giros y se sigue con tanto o más interés que el de Jim Raynor. Una oportunidad única para conocer más en profundidad a los Zerg.

 

Como siempre, hay opiniones para todos los gustos. Algunos dirán que la superioridad aérea de los Protoss es abusiva, que los Terran han recuperado demasiada fuerza o que los Zerg la han perdido, pero como en cualquier tipo de juego de competición donde hay que nivelar personajes o clases, cuando todo el mundo se queja de todas es cuando más equilibrada está la balanza.

 

Como dijimos al principio, A Heart of the Swarm se la trata de expansión, pero un repaso completo a su campaña demuestra que el contenido es tan abultado como el de WoL. La diferencia es que todo el trabajo previo se repite y el multijugador es simplemente retocado. Pero una vez comenzada la campaña a los manos (o garras) de Kerrigan, tendremos una historia tanto o más larga que la original, donde se han cuidado mucho las secuencias de vídeo, no solo las cinemáticas, sino las que veremos realizadas con el propio motor del juego, que lucen espectaculares y mucho más abundantes que nunca. Técnicamente, aunque Starcraft siempre ha sido tratado como un juego humilde para poder ejecutarse en un amplio espectro de ordenadores, es mucho más brillante que su predecesor. Aparte de la famosa nueva física, que moverá efectos de explosiones y partículas con mayor soltura y semejanza a la realidad, hemos detectado que el juego exige algo más de máquina que WoL, sobre todo en las misiones más complejas.

 

Descubrir cada detalle de la campaña de los Zerg es todo un deleite para aquel que disfrute de una buena historia y es sorprendente la maestría con la que Blizzard ha jugado para mostrar más bicho que hombre en pantalla y a su vez contar una historia tan humana. El viaje de Sarah Kerrigan es mucho más intenso y largo del que augurábamos y sin duda Blizzard es consciente de que la Reina de Espadas es el personaje favorito de muchos. En estos términos, la siguiente expansión, Legacy of the Void, lo tendrá muy difícil para igualar la progresión que vivimos junto a Kerrigan, adentrándose tanto en el legado Zerg; aunque con un enigmático Zeratul detrás no les cueste demasiado.

 

Dentro de la propia jugabilidad de la campaña, todo es muy parecido a Wings of Liberty, y a su vez no lo es. Si en este podíamos investigar tecnología Protoss y Zerg, en Heart of the Swarm la reina del baile es la Reina de Espadas. Kerrigan posee 70 niveles y las misiones secundarias se centrarán en mejorarla, creando quizá el personaje heroico más fuerte de todos los juegos de Blizzard, con ataques de último nivel totalmente letales. 

 

Hay pocos placeres mayores que crear un escenario donde tus topas llenen la pantalla. Infestar una base llena de zerlings o pestelings es un espectáculo de poder. Son verdaderas plagas.

 

Por otro lado, se han descartado las misiones opcionales (y algo morales) que teníamos en WoL, aunque veremos algunas de las consecuencias de nuestra anterior campaña si tenemos la partida guardada a buen recaudo. Donde sí tendremos la posibilidad de elegir será en las misiones de evolución, unas sencillas pruebas donde veremos a nuestras unidades mutar y mejorar; después de haberlas probado en acción tendremos que elegir una de las dos mutaciones disponibles, dejando invalidada la otra a lo largo de la campaña. Aun así, cada unidad contará con tres habilidades extra disponibles que sí podremos cambiar dentro del Leviatán que nos lleva por diferentes mundos. Una aproximación muy parecida a la de Diablo III, que siempre permite un paso atrás y que parece la filosofía de Blizzard en sus nuevas entregas de ambas sagas.

 

Sin embargo, algo que sí hay que objetar a la campaña Zerg será su dificultad. Cada nivel con respecto a Wings of Liberty ha sido reducido, por lo que si eres de los que sufriste en Todo o Nada, al final de la campaña Terran, notarás que barrerás de un plumazo la última misión Zerg sin despeinarte. Claro que siempre puedes subir un punto la dificultad (a no ser que consideres Brutal demasiado fácil), pero es una pena ir dándose cuenta poco a poco de que quizá el reto no es el que esperabas.

 

Por otro lado, aunque ya son icónicas las misiones de infiltración o donde no tendremos que construir una base, sino llevar a un personaje acompañado de un puñado de unidades, Heart of the Swarm desequilibra la balanza demasiado en este punto. Por lo general, los objetivos de misión son parecidos a WoL, pero hay un número mayor de este tipo de misiones guionizadas y se echa de menos los objetivos más tradicionales de construir una base, destruir la del enemigo, resistir un tiempo estipulado, etc. Como en el capítulo anterior, casi todas ellas están orquestadas para que no tengas tiempo de construir a tus anchas, metiéndote presión en todo momento y dejándote con ganas de más.

 

Hemos disfrutado de Heart of the Swarm tanto o más que de Wings of Liberty. No podemos evitarlo. Cada producto de Blizzard está cuidado con tal mimo y tanto detalle que es complicado ponerle muchos peros a no ser que tengas tus manías o espinas clavadas en algún aspecto del modo multijugador. Acompañar a Kerrigan en su Leviatán en una historia compleja (porque esto del amor en los videojuegos no suele terminar bien) es toda una experiencia que nos hace rezar al vacío para que Legacy of the Void no tarde tanto tiempo en llegar. Ya lo hemos dicho antes, si eres fan de Starcraft, ni siquiera estarás leyendo estas palabras. Si no lo eres, ya estás tardando en participar en una experiencia que todo jugador debería experimentar alguna vez en la vida. Las excusas de "no tengo tiempo" o "no es mi tipo de juego" no le valen de nada a tu Reina de Espadas.

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