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Analisis Spec Ops The Line ,X360

Todo es fabuloso...
Miercoles 13 de Marzo de 2019 por Rafa del Río

Las palancas y los botones nos han acostumbrado a ver la guerra con un enfoque simple. Como si la muerte fuera una sátira. Corre, salta y dispara hacia el otro extremo del mapa. Mata a todo cuanto se mueve. Evita ser tan torpe como para que el contrario te dispare diez veces más que tú a él... Quizá en todo este gnosticismo hemos olvidado qué sentido tienen la vida y la muerte entre tanta bala.

 

No importa cuánta televisión, películas o videojuegos tengamos sobre el tema. Cuanto más producto nos ofrecen, más insensibilizados estamos, como si el hiperrealismo jugara en nuestra contra e hiciera más ficticia la realidad. Es normal. Es fácil perderse en el vórtice de la diversión y dejar a un lado el sufrimiento y el dolor. Al fin y al cabo, quién quiere pensar en estas cosas, y menos con un pad en las manos.

 

Esta es la bala que Yager mete en tu cabeza, todo un headshot de realidad, donde el puro entretenimiento que componen los tiros, coberturas y demás se fusionan con la crudeza a cada paso que damos. No solo vemos la tragedia causada por otros, si no que no repara en hacernos mirar nuestras manos ensangrentadas y hacernos sentir débiles e impotentes ante una toma de decisiones en la que ninguna nos transmitirá tranquilidad y desahogo.

 

En el avance ya os hablamos de la toma de decisiones y del peso real de una bala. Ahora, tras una experiencia completa en el conflicto que se muestra en Spec Ops: The Line, las explicaciones sobran, que para decir que es un shooter en tercera persona y todo lo demás no necesitáis leer.

 

Al contrario que en otros juegos, la toma de decisiones de Spec Ops no nos conducen por diferentes historias diseñadas y prefijadas, sino que nos llevan por la nuestra propia, como si el árbol de elecciones estuviera en tu cabeza. Cada camino que tomamos nos genera un trabajo personal y asimilar las consecuencias porque, cuando hablamos de muerte y sufrimiento, ¿qué decisión es la correcta?

 

Cada uno de nosotros es un Martin Walker que vivirá un conflicto diferente desde dentro. Si anteriormente afirmábamos que el horror (el horror...) y la confusión eran los nombres que daban sentido a la obra, hoy podemos corregirnos diciendo que nuestra propia capacidad de análisis de la situación, nuestra capacidad de elegir y asimilar las consecuencias de las mismas, giran tangencialmente alrededor de todo el juego. No saber en qué o quién confiar, llegando a dudar de nosotros mismos; sentir el abandono y la traición; ver cómo nos cambia el carácter y revientan visceralmente sentimientos de supervivencia... serán lo que nos sitúe realmente entre el temor y el odio a una guerra sin sentido.

 

Un largo camino para descubrir la verdad que nos ha llevado hasta ese infierno

 

Spec Ops te hace estar atento a cuanto vemos y oímos a nuestro paso, ya que puede que nada sea lo que parece a simple vista. De principio a fin la introspección se fusiona con la diversión pasajera, y puede que tras ver la secuencia final cada uno decida analizar o incluso rejugar las situaciones que nos sitúan ante cada conflicto moral.

 

Pero volvamos al mundo de los videojuegos de gatillo fácil y regeneraciones de vida por un momento, que no todo va a ser moralina y ética belicista. En estos tiempos, un shooter no puede pasar sin una experiencia multijugador que compartir online. En este caso se ha optado por una versión más modesta y familiar, en equipos de cuatro, fáciles de coordinar y que den una experiencia más familiar. La clave de este modo es la aleatoriedad de las tormentas de arena, que podrán dar la vuelta al enfrentamiento en cualquier momento.

 

El interior de Walker se desmorona hasta hacer trizas la barrera entre la realidad y la pesadilla

 

Más adelante, y para los más fanáticos de estos modos, se lanzará, en forma de DLC unos capítulos cooperativos. En parte para compensar la imposibilidad de llevarlo a todo el juego por entrar en conflicto con la experiencia personal y, por otro lado, para satisfacer la necesidad. Estos capítulos nos mostrarán secuencias fuera de la historia que nos situarán en los puntos de vista de los diferentes bandos que componen Spec Ops, en el comienzo de la catástrofe. El DLC será gratuito, así que nuestros bolsillos podrán descansar después del esfuerzo inicial.

 

Spec Ops: The Line ha utilizado el lenguaje del shooter como un medio para transmitir al jugador una experiencia, una reflexión moral si lo prefieres. Lo aleja cuanto puede de la simpleza de apretar un gatillo porque sí. Es arriesgado y muy complicado, con lo que se ha visto hasta ahora, apartar esa idea de “otro shooter que nos intentan colar”, pero si estamos algo cansados de títulos clónicos, la oferta de Yager cambia ligeramente de rumbo para que jugar, además de divertir, nos deje un regustillo a reflexión dickensiana. Por supuesto que, para vivirlo, todo depende mucho del tipo de jugador que seas y del grado en el que te quieras involucrar. Quizá, y sencillamente, este ligero movimiento revolucionario que plantea Spec Ops marque el camino hacia donde nos gustaría a nosotros ver el género. Pero seguro que el coronel Kurtz estaría de acuerdo.

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