Analisis Soul Sacrifice ,PSVITA

PlayStation Vita necesita juegos como Soul Sacrifice en su catálogo. Son muchos meses desde que se lanzó la consola y no son muchas las obras con identidad propia que han aparecido en su ludoteca sin que tengan que ver con lanzamientos antiguos o ports de otras máquinas. Si el trabajo de esos relanzamientos nos sirven para conocer cosas como Persona 4 son estupendos, pero es evidentente que sin un catálogo propio será muy difícil subsistir.

Y ahí es donde entra el simpar Keiji Inafune, de curriculum por todos conocido pero digno de ser recordado una vez más: ex-ilustre de Capcom, con Megaman como uno de sus puntales más importantes y colaboraciones con la firma de Osaka durante más de 20 años de éxitos. Su salida fue traumática, pero creo que el desembarazarse de la firma podría acabar siendo positivo en el futuro si las sospechas que me provocan Soul Sacrifice son ciertas: Inafune tenía ganas de libertad.

Es un desarrollo de juego de acción de corte japonés bastante clásico en todos los elementos. Parte de una historia prácticamente inexistente para el protagonista (hombre o mujer, sin nombre) en una batalla contra el mago Magusar, que tiene mucho más peso que el principal. El otro 'personaje' importante de la trama es el Librom, una suerte de libro mágico que nos servirá para conocer la historia.

Para subir de nivel tendremos que acceder a las diferentes misiones que se nos proponen y ser certeros a la hora de escoger nuestras acciones de perdón o castigo. Una vez acabamos con los enemigos siempre podremos escoger entre una y otra acción, potenciando la primera nuestra vida y defensa y la segunda pontenciando el ataque. Esas misiones nos darán acceso a Magusar, pero es evidente que necesitaremos evolucionar para tener un enfrentamiento digno con él que no acabe en paliza. 

La comparación más evidente de Soul Sacrifice está con Monster Hunter, y no es extraño que los jugadores que disfrutaron del éxito millonario de Capcom hayan sabido encontrar en la obra de Inafune algunos puntos que podrían mejorar al de los de Osaka. Es mucho más ágil, ofrece más movimientos y parece ofrecer más posibilidades. Igual que la obra comparada, necesitaremos unas horas para poder engancharnos, pero una vez entendemos la mecánica estaremos dentro de Soul Sacrifice sin darnos cuenta.

La herencia de los cazadores de monstruos de Capcom es obvia, y en el uso de las armas, magias e items vemos esa relación: coleccionables de todas las formas y colores imaginables, objetos con todos los usos posibles y un síndrome de Diógenes galopante que nos acompañará durante todo el juego. Querremos tener y coger todo lo que esté a nuestro alcance, y seremos premiados si jugamos en ese plan. Hablando de las magias, por cierto: hechizos en su mayoría con unos lanzamientos espectaculares, se ha hecho un gran trabajo de diseño y animación. Muy nipón todo.

No descuidemos el modo en línea, que es sin duda una de las mayores virtudes que atesora la obra de cara al uso que se le puede dar una vez acabemos la aventura principal. Podremos jugar desde el PlayStation Network y en local con tres amigos más. El juego se torna interesante cuando las muertes de los compañeros en según que lances del combate pueden resultar beneficiosas para el resto del equipo, poniéndonos en una tesitura complicada a la hora de batallar: ¿los salvas sin más o te aprovechas de su muerte?

Soul Sacrifice, además, es un juego largo, y explotarlo al máximo nos costará un buen puñado de horas. Una vez acabada la experiencia, en caso de encontrar compañía para el multijugador, podremos sumar una gran cantidad de horas, ya que hay retos hasta el aburrimiento, y la dificultad de los mismos están a la altura del gran reto que supone.

Es una obra con mucho más recorrido del que podríamos imaginar en las primeras horas a sus mandos, y además es un placer ver a Inafune otra vez haciendo lo que más le gusta y sin ninguna atadura por parte de una gran empresa. El primer ejercicio ha sido notable, esperemos que el futuro nos depare nuevas y mejores obras: PlayStation Vita merecía por fin un juego así.