1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PC

Analisis Sleeping Dogs Definitive Edition ,PC,PS4

Un sand-box kun pao
Jueves 16 de Octubre de 2014 por Rafa del Río

Dos años desdpués de que Sleeping Dogs sorprendiera gratamente al mercado con un sand-box oriental más cercano al pollo kun-pao que a los perritos calientes, los chicos de United Front Games recopilan todo lo salido hasta la fecha y le dan un lavado de cara para presentarlo a la nueva generación de consolas.

 

Un repaso a la vida de Wei

En el año 2012, después de que el congelado True Crime: Hong Kong pasara a las manos de United Front Games, la distribuidora Square Enix lanzaba un auténtico caramelito, seguramente de soja, a los aficionados a los sand-box y al cine de triadas. Bajo el nombre de Sleeping Dogs se amparaba un buen puñado de grandes ideas que rompían con la monotonía de su herencia como ex-True Crime y daban como resultado un título prometedor y muy, pero que muy recomendable en el que, lamentablemente, la conducción era, con mucho, lo menos interesante. 

 

Nos poníamos en la piel de Wei Shen, un antiguo criminal de poca monta del barrio delictivo North Point de Hong Kong que vuelve de los Estados Unidos convertido en un policía encubierto del departamento anti-bandas. Tras juntarse con las malas influencias de la infancia, Wei Shen debía infiltrarse en las triadas y realizar encargos para el crimen organizado chino a la vez que investigaba su jerarquía y realizaba misiones para la policía. La historia, manida en un principio, recogía lo mejor de la tradición del cine de triadas made in Hong Kong y daba como resultado un juego más que interesante con un argumento un poco crudo en ocasiones que se diferenciaba del ya clásico patrón hollywoodense impuesto por Rockstar

 

Nada como una reunión con la buena gente.

 

Mi Kung Fu es poderoso

Historia a un lado y a pesar de ser uno de sus puntos más interesantes, la jugabilidad no le iba a la zaga e incluía un buen puñado de apartados que destacaban de forma soberana. Por un lado teníamos el sistema de combate, para el que contaron con la ayuda del campeón de artes marciales mixtas George ST. Pierre, y que convertían los enfrentamientos en una rutina ágil e intuitiva plagada de movimientos de contra-ataque, bloqueos, saltos y acrobacias. El sistema de combate, que permitía enfrentarse a varios enemigos a la vez, brillaba especialmente por la  pobilidad de acabar con los enemigos de forma rápida, eficaz y, ya puestos, un poco desagradable aprovechando elementos del entorno tales como la rejilla de un aire acondicionado, una sierra eléctrica, un urinario o una cabina telefónica. Fue y es, sin duda, el mejor sistema de combate que se ha ideado jamás para un sand-box, y recuerda levemente al estilo Yakuza de Kiryu kazuma, aunque sin armas improvisadas y un poco más elegante.  

 

La historia y el sistema de combate destacaban con diferencia sobre el motor de conducción, mucho más sencillo y arcade, que permitía secuestrar los vehículos saltando de un coche a otro como ya viéramos hacer a Escorpion en Just Cause 2, distribuido por la misma Square Enix. Sin embargo esto no era todo, y a las misiones de las Triadas y la Policía se unían un buen número de misiones secundarias tan variadas como tener una cita en karaoke, ser atracados en plena calle por el novio de una provocativa joven, ayudar a un amigo en apuros a deshacerse de la policía o ir con una hermosa turista de turismo fotográfico por la ciudad.

 

Sí, esto va de violencia chinorri.

 

A las misiones secundarias se le añadían los coleccionables, una selección má que interesante y que animaba a seguir cribando Hong Kong en busca de ventajas. Por un lado teníamos los santuarios, a los que si rezábamos lo suficiente -es decir, tras encontrar un número determinado-, nuestra salud aumentaba. Por otro lado teníamos las cámaras, hackeables gracias a nuestro móvil, que nos permitían colaborar con anti-vicios y llamar a la policía para denunciar traficantes de drogas. No podemos olvidar las estatuas sagradas del zodíaco chino perdidas por nuestro viejo maestro de kung-fu, quién nos permitiría bloquear un nuevo movimiento a cambio de cada una de ellas y, de paso, nos soltaba un sermón shaolin de cómo ser buenas personas. Finalmente teníamos las cajas blindadas, que ocultaban en su interior un buen fajo de dólares y algunos regalitos en forma de ropa y complementos. A todo esto había que añadir un club de la lucha en condiciones en cada una de las zonas de la ciudad, juegos de apuestas, peleas de gallo, carreras clandestinas y un buen puñado de actividades que otorgaban de una gran variedad a este sandbox singular.

 

Un héroe en constante evolución

Con un leve tinte RPG que siempre es de agradecer en ese tipo de juegos, encontrar coleccionables y cumplir misiones principales y secundarias subía alguno de los atributos de Wei, lo que nos permitía desbloquer nuevos movimientos y ventajas. Así Sleeping Dogs se dividía en tres barras de experiencia: una para las triadas, otra para la policía y otra para el prestigio, que nos permitían cosas tales como aumentar la barra de 'bullet time', realizar nuevos movimientos, acceder a nuevos vehículos, ropa y complementos o ver determinados objetos en el mapa de la ciudad.

 

Fiel a este espíritu de evolución, Sleeping Dogs nos permitía gastar nuestro dinero 'sabiamente' en ropa, complementos, vehículos, comida, te, bebidas isotónicas e incluso muebles y adornos para nuestro piso franco. Esto conseguía que ganar dinero tuviera un sentido, sobre todo si querías que Wei viviera bien su trepidante aventura. Ciertos conjuntos de ropa otorgaban ventajas tales como aumentar la experiencia de algunas de las barras, recibir descuentos en la compra de vehículos o aumentar el daño; las bebidas isotónicas aumentaban temporalmente el daño, el te la protección, y la comida hacía que regeneraras tu salud poco a poco durante un tiempo. La personalización de la casa no tenía efectos importante, y la personalización de vehículos era muy ecueta -poco más que pintura, y encima al azar-, pero el catálogo de coches y motos no era precisamente corto teniendo en cuenta el resto de añadidos con los que contaba el juego.

 

Los accidentes ocurren...

 

Sleeping Dogs Definitive Edition

Ahora, en 2014, Square Enix lanza Sleeping Dox Definitive Edition con un remozado gráfico que le sienta de maravilla, aunque no llega a exprimir del todo las capacidades técnicas de las nuevas consolas; incluyendo todos los DLCs salidos hasta la fecha y un buen puñado de extras que, sin duda, mejoran mucho la experiencia de juego. 

 

En el terreno del remake puro y duro se nota, y mucho, el trabajo hecho con la iluminación dinámica y la retexturización. El aspecto visual está mucho más pulido y no desluce en las flamantes Playstation 4 y Xbox One, si bien es cierto que se nota que estamos ante un juego transgeneracional. La lluvia y los efectos metereológicos son una maravilla, aunque no llegan a la altura de ese título que bebió más de la cuenta de la influencia de United Front Games, hasta en el nombre, y dio por llamarse Watchdogs. Comparaciones aparte, la lluvia en Hong Kong es una maravilla, deja charcos en el suelo que van aumentando poco a poco, causa mil y un reflejos de los carteles y neones y convierten la ciudad en un algo tan sólo superable por la magnífica niebla que viene del puerto y sume a la ciudad en un aura de cuento de fantasmas. El aspecto sonoro también ha sufrido un buen remozado con un sonido más equilibrado y unos disparos más contundentes y roncos.

 

Y un poco de hamburguesa para el camino

 

Los DLCs incluídos, la friolera de 24, se traducen en nuevos vehículos, misiones como policía, carreras, peleas, trajes 'con poderes especiales' -que son todo un guiño a juegos clásicos y de la compañía-, mobiliario para nuestras casas, complementos y, por si fuera poco, dos capítulos extra: Pesadilla en North Point, un Big Trouble in Little China a la hongkonesa, y El Año del Dragón, que nos devuelve a la historia de Wei en un epílogo más que jugoso.

 

Por último, los extras se han traducido en una mayor respuesta en las peleas, fajos de dólares desperdigados por la ciudad, una mayor densidad de población que se ha visto aumentada en un 25% -especialmente agradable en las persecuciones a pie y en vehículos-, una mejora de la conducción que sigue siendo arcade y una mayor estabilidad next-gen en todos los sentidos, con especial atención a la IA de los enemigos, que ya no son simples dummies sobre los que hacer caer nuestros golpes o balas.

 

En definitiva

Sleeping Dogs Definitive Edition es una remasterización más que sobresaliente, aunque sin duda su alto precio hace que haya que andarse con cautela a la hora de recomendarlo. Le he puesto como nota un 8,3 por quedarme un poco a caballo entre lo que supondría para un nuevo jugador que no conozca las aventuras de Wei Shen y lo que puede significar para alguien que jugara en su momento a Sleeping Dogs en 2012.

 

En el primer caso, Sleeping Dogs Definitive Edition roza el 9: Es una gran juego con un gameplay exquisito rodeado por el embalaje de una historia interesante plagada de peleas, momentos duros, persecuciones trepidantes y una gran variedad de misiones èpicas que van más allá del ir de A a B. Por el contrario, si ya tuviste contacto con Wei, la puntuación del juego rondaría el 7,5. Sí, hay mejoras gráficas y están los DLCs para añadirle ese algo más, pero al precio de salida de 60 euros habría que tenerlo muy claro para hacerse con él. Sin embargo sigue siendo un gran juego que cumple de sobra con su remasterización y que a muchos os ayudará a recordar los escenarios que recorristeis por primera vez con Ryu Hazuki hace unos años, aunque esta vez con una placa en el bolsillo y una pipa en el pantalón.

 

¡Nos leemos!

8.5
/ 10

<< Anterior Siguiente >>