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Analisis SimCity ,PC

La reconstrucción de un mito
Sábado 16 de Marzo de 2013 por Gracia Gutiérrez

Durante casi diez años los fans han estado esperando un digno sucesor del venerado SimCity 4, un juego que mantuviera la calidad de la que siempre ha hecho gala Maxis en su serie de gestión urbana. Hace más de una semana que SimCity salió al mercado en Estados Unidos y el viernes pasado en España, con muchos problemas de conexión a los servidores de EA derivados de la poca previsión de estos ante una avalancha multitudinaria de jugadores. En MundoGamers ya analizamos el asunto en profundidad, tanto de la obligación a estar conectados permanentemente para poder jugarlo como de las incidencias sufridas por los usuarios en España durante los tres primeros días de vida de SimCity. Incidencias que desde hace días han sido solventadas y que permiten actualmente al usuario disfrutar del título en plenitud, por ello y de acuerdo a nuestra línea editorial, de valorar el producto por lo que es y con el mayor respeto hacia los videojuegos y los usuarios, se ha tomado la decisión de no incluir dichas incidencias en este análisis.

 

Actualmente el acceso al juego es inmediato, mediante un menú de inicio que nos permite elegir entre los servidores reforzados de EA dispuestos por continentes de manera sencilla. El servidor elegido determinará el tipo de jugadores con los que nos relacionamos en el multijugador y guardará nuestras partidas únicamente en este. La polémica decisión de mantener al jugador permanentemente conectado a Internet, cada vez más en alza en la industria, marca una intención de desarrollar un multijugador que a todas luces es la piedra angular de este nuevo SimCity, un modo de juego que se basa en la activa cooperación entre alcaldes y aporta jugosas novedades, como el comercio directo, la posibilidad de visitar las ciudades vecinas y la construcción conjunta de grandes obras. Un multijugador bien cimentado que justifica la perpetua conexión a Internet.

 

También nos ofrece la posibilidad de jugar de manera individual, cuando al crear una nueva partida elegimos la configuración privada en vez de la pública de la región, aunque seguiremos jugando online innecesariamente. Las regiones, que contienen desde tres a dieciséis ciudades del mismo tamaño, claramente enfocadas al multijugador, son lo suficientemente variadas pero echaremos de menos la posibilidad de personalizarlas a través de terraformación.

 

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Desde la región el jugador puede comerciar con sus vecinos. En el centro, la gran obra que habrá que construir mediante la cooperación de alcaldes.

 

La extirpación de la edición del terreno de nuestras ciudades no ayuda a solventar los problemas de espacio de las reducidas áreas de construcción, lo que desemboca en la urbanización de todo el terreno disponible a las pocas horas de comenzar una partida y afecta al tiempo de juego por ciudad. Para compensarlo Maxis ha añadido las especializaciones de ciudades: petrolífera, minera, tecnológica, comercial, turística y de casinos, que aporta horas a la partida y un nuevo nivel de gestión muy adictivo. Especializaciones que pueden venir supeditadas al tipo de recursos con los que cuenta la ciudad (petróleo, mineral, carbón, agua y viento) mediante cuya explotación obtendremos los ingresos necesarios para mejorar la urbe y construir las grandes obras. Debido a la reducida área de construcción no podremos elegir demasiadas especialidades para una sola ciudad ofreciendo así una interesante rejugabilidad si queremos experimentar con todas las especializaciones y grandes obras.

 

El propio juego nos obliga a crecer incesantemente en vertical para albergar mayor cantidad de población, optimizando el reducido espacio con las mejoras del nivel de densidad. El crecimiento en densidad de residencias, comercios e industria vienen influidos por las carreteras, que habrá que demoler para albergar mayor número de ciudadanos por kilómetro cuadrado, decisión práctica puesto que los edificios pasarán al siguiente nivel económico automáticamente siempre y cuando las demandas de la población sean atendidas adecuadamente.

 

Hay once tipos de servicios distintos que habrá que implantar en nuestra ciudad para hacerla prosperar, desde la gestión de la educación, las basuras y aguas residuales, hasta el índice de criminalidad. Debido a la falta de espacio, los edificios de servicios ampliarán su área de influencia con módulos, así añadiremos ambulancias e instalaciones médicas a la clínica para evitar construir muchos edificios iguales y ahorrar espacio. En ocasiones no podremos permitirnos construir ciertos servicios públicos por falta de fondos u otras causas, pero afortunadamente SimCity permite intercambiarlos entre ciudades vecinas, estableciendo una colaboración entre usuarios de multijugador que ofrecen instalaciones a cambio de dinero a otros alcaldes.


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Con las especializaciones de la ciudad el aspecto de esta cambiará notablemente, se trata de uno de los puntos fuertes de SimCity.

 

Esta nueva manera de abordar la gestión resulta sumamente satisfactoria porque ya no se trata de cubrir áreas con cientos de edificios idénticos, sino de mejorar los que tenemos en muchos casos teniendo en cuenta el tipo de recursos con los que contamos. Si en nuestra ciudad podemos extraer carbón pero no hay suficiente viento, lo más sensato será construir una central eléctrica de carbón brutalmente contaminante en vez de una eólica y ecológica, pero si nuestra intención es especializarnos en turismo la contaminación espantará a los visitantes y la opción que nos queda es demoler la central de carbón y comprar electricidad a otro jugador, añadiéndose al título un factor de cooperación y coordinación muy atractivo entre jugadores.

 

La microgestión de cada servicio se ve reforzada en este nueva entrega gracias al nivel de profundidad que ofrece cada departamento del ayuntamiento. Como será muy difícil construirlos todos deberemos ponernos de acuerdo con nuestros vecinos a través del chat (o muro de la región, que no parece funcionar correctamente) para que todos se beneficien de los servicios que desbloquean su construcción. Así, en una partida avanzada un alcalde puede optar por construir el departamento de educación para que todos puedan desbloquear los institutos y universidades que permitirán poner en marcha las grandes obras, mientras otro edifica el departamento de servicios públicos y se ocupa de que todas las ciudades cuenten con un buen sistema de recogida de basuras.

 

La distribución de estos servicios ya no se hace a través de por ejemplo tuberías de agua que el jugador implanta activamente, ahora los servicios se propagan por la ciudad a través de las carreteras: las tuberías o red eléctrica se construyen automáticamente debajo de las vías, simplificación que rebaja el nivel de dificultad y podría restar cierto atractivo a la gestión si no viniera compensado por las especializaciones. Las carreteras son el esqueleto de nuestra urbe, además de soportar el tráfico y la distribución de agua o energía, son el factor que determina los niveles de densidades y por ello nos veremos obligados continuamente a demoler las vías de baja densidad para volver a colocar otras mayores. La gran novedad radica en la posibilidad de construir carreteras y avenidas curvas aportando enormes posibilidades de diseño, aunque hayan desaparecido las rotondas tampoco las echamos de menos puesto que el tráfico ha perdido protagonismo y no resultará ser el mayor problema de fronteras hacia dentro. Pero de fronteras hacia fuera observamos que, debido al incoherente movimiento de los ciudadanos, será fácil la creación de atascos a la entrada de la ciudad porque solo contará con una autopista de acceso que no podremos editar, que ralentizará el tráfico y a bomberos o ambulancias que nos manden nuestros vecinos, desencadenando epidemias o desastres.

 

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Las animaciones y el estilo del diseño alegran la vista.

 

El problema se puede ir solventando con la construcción de transporte público regional no terrestre, como ferris, trenes o aviones, elementos caros que además atraerán visitantes y activarán la economía. Pero cuya gestión también se ha simplificado puesto que únicamente tendremos que preocuparnos de construir las paradas de autobús o tranvía, e ir añadiendo más a medida que aumente el número de usuarios.

 

La clave de una buena gestión está en mantener un equilibrio de todos los factores, algo que no resulta fácil y que agradecemos por el nivel de reto que SimCity nos ofrece, y es por ello que no nos importará no tener la posibilidad de trazar el diseño de las tuberías de agua, porque bastante tenemos con poner en orden la salud pública o el departamento de policía. En general la gestión se experimenta como satisfactoria, con un adecuado nivel de dificultad, en la que habrá que prestar atención a muchos factores que convierten el juego en un maravilloso engranaje. Así tendremos la posibilidad de fomentar el crimen al aumentar nuestra industria, pero la satisfacción de los ciudadanos se verá resentida y habrá que buscar un equilibrio creando o mejorando un sistema de educación y un departamento de policía, si no queremos perder a la mosqueada población que nos quede.

 

Los menús y mapas que nos ofrecen datos y ayudas para la gestión están especialmente logrados, Maxis ha creado uno de los mejores sistemas de consulta y menús del género apostando por la sencillez e intuición. En la zona inferior de la pantalla se sitúan los accesos a las pestañas de construcción por departamentos: bomberos, salud, basuras, etc, que cambiarán de color avisando al jugador de los problemas de cada departamento, mostrarán mapas de actividad relacionados con cada apartado y de un solo vistazo comprenderemos la situación de la ciudad. El único menú que resulta confuso e incoherente es el de consulta de la población, en el encontramos los datos referentes al número de trabajadores, parados, puestos vacantes, etc, y que en ocasiones nos señala un número desorbitado de puestos de trabajo libres en ciudades con únicamente tres fábricas, algo que podríamos comprender mejor si los edificios indicaran el número y el tipo de trabajadores que requieren.

 

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Los desastres, como las abducciones o invasiones zombies, causarán estragos pero son tan bonitas que hasta las disfrutaremos.

 

Los Sims que en SimCity 4 desaparecían ante nuestros ojos al acercar la cámara, ahora siempre estarán presentes cada uno con su identidad, aunque su movimiento errático y poco pulido acarreará problemas como el mencionado anteriormente con el tráfico. También nos van a ofrecer gran variedad de misiones, como recoger basura a contrarreloj o potenciar el crimen instalando a un super villano en el vecindario, que nos recompensarán con unos fondos muy necesarios para el desarrollo de la urbe por lo complicados que son de conseguir al inicio de una partida. 

 

El diseño de sus casas, comercios y edificios son notables, con un acertado aspecto de maqueta de juguete que alegra la vista, así como los acordes efectos sonoros y las animaciones de fuegos artificiales o del agua de las mangueras de los bomberos, que el jugador disfrutará y percibirá como si en efecto la ciudad tuviera vida propia. Se hace patente el gusto por el detalle del diseño cuando trasteando en los ajustes encontramos una variedad de filtros que podemos aplicar a nuestro asentamiento: de tonos fríos, verdosos, vintage o sepia, y nos invita a pararnos a observar con orgullo nuestra creación acompañados de una acertadísima banda sonora que nunca se hace pesada.

 

También en los ajustes podremos adaptar las opciones gráficas a nuestras necesidades, presentando el título un rendimiento satisfactorio en general aunque se observen ciertos errores puntuales y algún bug en edificios específicos, como carreteras que aparecen sepultadas por el terreno y bruscamente dejan de estarlo cuando acercamos la cámara, a pesar del fluido movimiento de imagen. 

 

En SimCity se da la curiosa combinación de que el multijugador será para unos su mayor virtud y para otros su mayor defecto, pero desde luego es una decisión meditada, y para nosotros la lógica evolución del género. Quizá SimCity presente errores pero estos no terminan de ser un impedimento para la diversión y plena inmersión en la experiencia de juego, de hecho los puntos fuertes propician una adicción que no se agota y que ya es marca de la casa. Podemos percibir en SimCity un nuevo rumbo del género para construir una comunidad permanentemente conectada y bien planteada, como es el caso,  lo que hace del título un imprescindible para el jugador asiduo a la estrategia urbana y de gestión.

8.5

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