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Analisis Ridge Racer Unbounded ,PC,PS3,X360

Cantándole a las olas
Sábado 27 de Mayo de 2017 por Adrián Suárez Mouriño

Puede que Ridge Racer sea una de las sagas más clásicas del género de la conducción. Desde aquella máquina recreativa que dio el pistoletazo de salida hasta su última incursión en PSVita, la franquicia de carreras ha sido siempre sinónimo de velocidad y derrape. Y también, de juego de acompañamiento para cada nuevo lanzamiento de consola. 

 

Con Unbounded, estos tiempos han pasado a mejor vida.Ridge Racer merecía un título que no sirviera como apuesta estándar para la compra de una consola, y dado que las últimas entregas quedaron demasiado anquilosadas en el pasado, era también buen momento para un cambio de marchas.Concretamente, entre la destrucción de Burnout y la interacción del entorno de Split/Second, Unbounded parece inspirarse más en la competencia que en sí mismo. Sin embargo, y ante la sequía que han dejado los rivales sobre el asfalto, este nuevo Ridge Racer se recibe como agua de mayo. 

 

Una batalla automovilística en la que todo está permitido, donde cada uno de nosotros deberá plantear una estrategia desde el principio. Las maquinaciones para lograr el triunfo, tienen lugar desde el principio. Elegimos el escenario y, en función de la prueba seleccionada, realizamos un rápido estudio de lo que se nos pide. Analizamos los modelos de coches que tenemos desbloqueados. ¿Cuál nos conviene, el mas rápido, el más estable? Después seleccionemos el color, solo por coqueteo, por decir, “que bonico, oye”. Tras unos consejillos, empieza la tensión. Vemos las imágenes de introducción de lo que nos espera y apretamos el gatillo a fondo y, tras el toque de salida, sentimos el tirón mientras hacemos ruedas y nos dejamos llevar por el piloto que llevamos dentro. 

 

¿Qué es lo que encontramos en la carrera? La sensación de velocidad y derrape clásico. Nos convertimos en auténticos autocríticos tras un derrape fallido. Pasar de 210km/h a 120km/h por un fallo de cálculo jode en las entrañas. No es el fallo en sí, es que, cuando uno alcanza cierta posición, esas faltas nos pueden devolver a la última posición. Ganas me han dado en alguna ocasión de tirar el mando por uno de estos errores. Una de las estrategias que, no siendo novedosa o propia de la entrega, más le reconforta a un servidor, es el rebufo. Situarnos justo detrás de otro coche, acelerando y decelerando para alimentar nuestra propia potencia. Y es que la potencia o, como se llama propiamente en Ridge Racer, Power es lo que produce la mayor excitación durante la partida. Tener esa barra llena nos hace sentir un dios. Hasta que la gastamos y volvemos al agobio de mirar a todos lados, dando lo mejor de nosotros en cada recta, curva y rebasamiento. 

 

¿Por qué nos importa tanto esa barrita, que tanto esfuerzo nos cuesta llenar y tan poco gastar? Ese complemento o ayuda es como el dinero, cuesta mucho ganarlo, se gasta muy rápido y podemos emplearlo en muchas cosas. Para empezar, lo rellenamos de varias formas; una es, como se comenta más arriba, utilizando el rebufo (recomendable usar esta técnica cuando los contrincantes gastan su power); otro es realizando una proeza. Ya sea un derrape bien llevado en una curva, permanecer en el aire un tiempo determinado o cuando, gastando nuestra barra de poder, causamos el caos para otros coches. Con la habilidad del power, no solo podemos adelantar al resto de vehículos, si no que, si un pobre diablo se interpone en nuestro camino o gastamos de mala leche y lo embestimos mientras pasamos por su lado, nos lo quitaremos de en medio durante un rato y ganaremos puntos. Si la maniobra de desmarque (o como un servidor disfruta llamándolo, el trompazo padre) es posible que se nos rellene de golpe de nuevo. Podéis imaginar el tirón que tiene si logramos varios seguidos. 

 

El nitro aquí no es únicamente sinónimo de velocidad, sino de destrucción. Una amplitud que va desde el romper por romper, farolas, columnas, paredes (sí, pareciera que vamos en un tanque, pero mola), hasta descubrir atajos, como atravesar una tienda, un ayuntamiento, siempre haciendo uso del power.Cuando tengamos la barra llena, se nos marcarán estos objetivos, los más gratificantes, para nuestro deleite y ayuda. A parte del espectáculo, aquí es donde Unbounded se pone más serio. De repente, ahorrar turbos y saber cuándo utilizarlos contra el entorno cobra un nuevo sentido, puesto que no tenemos tanta facilidad para rellenar nuestra barra como en un Burnout.

 

Ridge Racer Unbounded no es sólo un juego de carreras de coches, donde nos emplearemos a trompicones unos con otros por conseguir la victoria, si no que es un conjunto de pruebas, de diversos tipos. Como en una heladería, eligiendo el sabor nuestro frío capricho, entramos en el menú y observamos los apartados desbloqueados, práctica de derrapes, carreras simples, pruebas de destrozo, manejo de camiones… Todo con sus niveles y distintos mapas. 

 

Cómo se aprecia cuando en un juego, lleno de desbloqueables, cada uno de ellos vale para algo. ¿No os sentís cansados de obtener banderitas, dibujitos y similares, sin valor útil? En Unbounded, todo tiene un objetivo, coches con sus características propias, artículos para el editor de mapas y, por supuesto, nuevas pruebas y retos para disfrutar. De este modo, no solo aumentamos el catálogo de objetos que tenemos, si no que seremos partícipes de ellos. Podremos coger, tocar y disfrutar de cualquier punto desbloqueado. 

 

La otra novedad, además del modo online, recuerda fervientemente a Trackmania. Un editor de circuitos, no sólo para desarrollar nuestras habilidades y capacidades arquitectónicas o alimentar a ese diseñador frustrado que llevamos dentro, sino para ampliar el tiempo de juego y diversión de todos. Porque podemos compartirlos en el modo multijugador. Al principio, las posibilidades de creación, serán algo escasas, pero, a medida que vayamos ganando pruebas, desbloquearemos piezas de un rompecabezas que aún tendremos que crear. Lo mejor es que, si no tienes alma creativa, puedes hacer como en Little Big Planet.Aprovecharte de los circuitos realizados y votados a conciencia por el resto de la comunidad para que una de las críticas que siempre se le hace a los juegos de conducción, la escasez de pistas, caiga en saco roto. 

 

Puede que sea pronto para hablar del multijugador, ya que, no existe una afluencia de participantes disfrutando de los enfrentamientos que se ofrecen. La idea es clásica, pero efectiva: puntuaciones y lograr mejores marcas que nadie. No es tan profundo como lo logrado por Electronic Arts con su Autolog, pero unido a la creación de circuitos extiende la vida del juego por encima de su educado modo un jugador. 

 

Unbounded es táctico. Es adictivo. La experiencia es continua y ascendente. Con su evolución dentro de la franquicia y la absorción de complementos, que ya encontrábamos en otros títulos, resulta un regreso inesperado. Cierto es que para impresionar ha tenido que mirar de cara a la competencia, y negar tres veces de algo de su espíritu, pero al menos no adopta los males endémicos actuales, como carreras guionizadas donde adelantar no tiene valor, como hizo Split/Second. Sin olvidar el diseño de la estrategia para superar cada reto. Quizá se echa en falta un torneo más prolongado y una banda sonora digna del más típico Burnout, pero no se puede pedir todo… ¿O sí? 

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