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Analisis Realm of the Mad God ,PC

Droga en 8 bits.
Lunes 13 de Julio de 2015 por Kysucuac

El jueves de la semana pasada os hablaba de las muertes en algunos MMORPGs y lo poco que importaba en la mayoría de ellos palmarla. Mencioné, así por encima, un juego en el que la muerte sí influye bastante, un juego sencillo en apariencia, pero muy adictivo. Éste es Realm of the Mad God, algo así como un Minecraft hecho Free To Play al más puro estilo bullet hell. O lo que viene a ser lo mismo: Píxeles de un lado a otro de la pantalla disparando más píxeles a todo lo que se mueve, que son más píxeles. A uno se le quedan las pupilas cuadradas después de echar un buen rato a este juego, pero merece la pena.

 

Todo empieza con un breve tutorial en el que te explican que para disparar tienes que hacer click izquierdo, que te mueves con WASD y que en la barra espaciadora va tu hechizo especial. Como todo bullet hell, te dedicarás todo el tiempo a disparar y esquivar disparos de colores. No hay más que hablar. ¿O sí?


Lo hizo un mago

En este MMO no tienes la oportunidad de elegir una clase. Al menos, al principio. Aquí eres un mago y se acabó. Te pasas el tutorial, matas unas cuantas gallinas y llegas directamente al Nexus, donde podrás elegir un nombre para tu personaje, que hasta ahora se llamaba Sek. En esta ciudad central está también tu pequeño cofre secreto (sin el secreto también), donde podrás guardar los objetos más valiosos que encuentres. Muy útil teniendo en cuenta que en tu inventario sólo puedes llevar seis cosas, algo que han mejorado hace relativamente poco, ya que antes las pociones también formaban parte de ese inventario de seis casillas y ahora van en su propia sección. Los objetos que puedes encontrar van variando. Desde equipamiento a accesorios, anillos, objetos de clase y pociones de maná y vida. Luego hay más cosas por el mundo, pero tampoco esperes nada excepcional.

 

En el Nexo no puede faltar lo que hay en toda ciudad principal de todo MMORPG: Jugadores que hacen la vez de comerciantes. Te venden huevos de dragón, llaves misteriosas, objetos épicos y hasta a su abuela, si es que pueden. Estas tiendas se sitúan a lo largo y ancho de nuestro Nexo, pero no son lo único que adornan el paisaje. El otro elemento principal son las cuevas/entradas a mundos. Una especie de “servidores”, un amplio abanico de mundos prácticamente iguales que se diferencian únicamente en la gente que vayas a encontrar dentro.

 

Por lo demás, no hay mucho que explicar. El juego es fácil de jugar, otra cosa es dominarlo a la perfección, que de eso olvídate. Una vez entres en uno de esos servidores, la idea es sencilla. Como he dicho, eres un mago, y tu único objetivo es lanzar hechizos a todas las direcciones posibles. Y eso de hechizos viene a ser píxeles por todas partes una vez más. Contigo habrá también otros magos, ya que, por lo general, aparecerás en una zona de tu nivel. Puede que encuentres personajes de otras clases, pero, de alguna manera o de otra, son gente con más experiencia, teniendo en cuenta que para desbloquear otras clases tienes primero que llegar a nivel 20 con tu mago.

 

Y de postre, la muerte

Pero no hablé de este juego el otro día porque sí. Que yo estas cosas las hago premeditadamente. Más o menos. Si hablé de él fue por su forma de llevar la muerte del personaje. En Realm of the Mad God, una vez mueres, lo pierdes todo. Tu nivel, tu fama, tu personaje, tu inventario... Lo único que se salva es lo que hayas dejado a buen recaudo en tu cofre del Nexus, que le vendrá muy bien a tu próximo personaje. Aquí es cuando la cosa se pone interesante. Hay que procurar morir una vez se alcanza el nivel 20, y no antes, pues sólo así se pueden desbloquear las clases más allá del triste Mago.

 

Paladín, caballero, sacerdote, cazador, pícaro... Un total de 14 clases conforman el repertorio de este juego, cada una con sus habilidades especiales (la tecla del espacio, ya sabéis) y objetos exclusivos. Llegar a nivel 20 con el Mago desbloqueará al Sacerdote, llegar al 20 con el Sacerdote desbloqueará al pícaro... Y así con un sinfín de combinaciones. Pero llegar a nivel 20 no es tan fácil como parece en un mundo donde todo quiere matarte. Absolutamente todo. ¿Ves ese conejito de ahí? Quiere matarte. El luchador de sumo que ronca en puntos aleatorios del mapa también quiere matarte. Y yo que tú no me teletransportaría (porque puedes hacerlo) a las partes del mapa donde hay un importante número de jugadores, porque estén donde estén, hay algo que quiere matarlos y tú serás el primero en caer.

 

Por suerte, no todo quiere matarte a la vez (en realidad sí, pero el mapa es grande), por lo que puedes atender a las necesidades del juego a la hora de hacer las misiones. Esas misiones son siempre lo mismo “mata al jefazo”. El líder de los bandidos, el líder de los piratas, el rey de no sé dónde, una planta extraña y horrorosa que escupe algo que no quiero saber lo que es... En resumen: Hay que matar a un bicho gordo que estará rodeado de bichos pequeños, la mayoría de ellos invocados sin descanso por el gordo.

 

También están las mazmorras, parte muy interesante del juego. No hay mucha variedad y salen aleatoriamente cuando matas a un monstruo (osea, en cualquier momento), por lo que tienes que estar preparado. Generalmente, la mazmorra que saldrá será la guarida de unos piratas. Mi favorita, en cambio, es una especie de selva llena de arañas donde tendrás que ir descubriendo cuál es el camino, con algunos puntos en los que no ves nada de nada.

 

Lo retro manda

Una vez te pones a ver el juego, te parece que es del año de la Polka. Pero no. En realidad, Realm of the Mad God salió en 2012 y no podría haber escogido una época mejor. Tras tres años en el mercado, Minecraft ya estaba bastante asentado como juego online, por lo que la obra de Wild Shadow Studios podría atraer a más gente de lo normal con eso de que los 8bit estaban más “de moda”. Y, la verdad, les funciono. Miles de jugadores enganchados a esta mierda no pueden estar equivocados. Cientos de comunidades y grupos de Facebook tampoco.


La estética retro de Realm of the Mad God es su punto fuerte. Un juego de disparos bullet hell no necesita los gráficos de un título de PlayStation 4. Este Free To Play es perfecto tal y como está. Parece como si a una japonesa se le hubieran caído las bolitas de hama y éstas hubieran formado casualmente monstruos amorfos y adorables al mismo tiempo. Se me va la pinza, sí. Pero es culpa de este juego. Es una auténtica droga. Hasta la música repetitiva te engancha. He estado viendo los comentarios de la comunidad de Steam y todos coinciden con un mismo adjetivo: Adictivo. Adictivo a niveles infinitos. He llegado a conocer a gente que jugaba a juegos de gráficos que parecen la vida misma, y no querían otra cosa. Les enseñé éste, y desde entonces, cada vez que los veo en Steam, están jugando. ¿Cómo decirlo? Debéis jugarlo, y no debéis jugarlo. Si lo jugáis, estaréis condenados para siempre. Pero será sumamente divertido.

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