Analisis Prinny 1 2: Exploded and Reloaded ,SWITCH

Prinny 1 & 2: Exploded and Reloaded recopila los videojuegos: Prinny: Can I Really Be the Hero? y Prinny 2: Dawn of Operation Panties, Dood! Estos dos títulos salieron en 2008 y 2010, y bien podrían ser el mismo juego solo que con un mayor número de fases. Los dos mantienen su base jugable cambiando muy pocas cosas. Son dos plataformas muy simpaticotes en los que también tendremos que combatir, recolectar elementos y sudar mares para completarlos; son muy, muy difíciles, y esa es su gracia.

 

Los Prinny son uno los seres más majos de los videojuegos. Pertenecen a la saga Disgaea. Estos pingüinos representan las almas de las vidas de personas que vivieron de manera desafortunada, perezosa o díscola. Su castigo es viajar al más allá al morir y convertirse en pingüinos clónicos, tontos y divertidísimos. Son la carne de cañón de los demonios de Disgaea, siempre en segundo plano, y las canalladas que les obligan a hacer por haber vivido como humanos tan mal, es el núcleo central de la aventura. Tan ‘clónicos’ son que cada vez que perdemos una vida, otro Prinny sustituye al que acaba de morir, y así hasta 1000.

 

 

Ambos juegos de Prinny tienen un regusto absolutamente clásico; de hecho, fuerzan su clasicismo plataformero apurando la rigidez de sus controles. No podemos corregir la trayectoria del salto cuando brincamos, los ataques que realizamos son contundentes, rectos y sin excesos en la animación, los diseños de escenarios son cuadradotes y los ítems que recogemos se colocan, casi, casi, como en Pac-Man: en línea recta para indicarnos los mejores caminos y la mejor forma de brincar.

 

Esta inflexibilidad es base en el juego. Los Prinny son unos seres torpes, imbéciles, adorables pero muy desgraciados. Viven para morir, para ser sustituidos, y se supone que con nuestro buen manejo lograremos hacer de su ineptitud una buena arma. Esto te hará morir muchas, muchas veces por no ir con cuidado por el mundo de juego. Esto no se puede jugar rápido, sino de forma muy comedida. Para aliviar esta dificultad, hay tres modos para ajustarla, pero incluso el más sencillo hace que el juego sea complicado.

 

Ambos juegos siguen funcionando en ese sentido como lo hacían en PSP; pero no se te escapara que esta explicación que acabo de dar sobre el manejo solo te la creerás si eres fan de Disgaea. Si no conoces de nada a estos bichos, te costará adaptarte a un control que, a veces, parece muy pre Super Mario Bros. Solo tras jugar mucho, fallar mucho, morir mucho y reírte mucho con estos pingüinos, le acabarás pillando el tranquillo. Entre los dos juegos, aquí tienes unas 20 horas de plataformeo y combate muy exigente.

 

 

El problema que tiene este recopilatorio es que no tiene demasiado trabajo. La imagen se sigue viendo tan difusa como antes. Le hace un flaco favor a su estilo tan cómico, colorido y alegre. No se ha añadido ningún contenido de peso ni se ha traducido el juego. Está todo en inglés, lo que es una pena; y no porque estos juegos tengan una historia muy elaborada, sino porque es una conjunción de paridas y chorradas, una tras otra, que logra poner mejor en contexto quiénes son los Prinny, por qué son tan torpes y por qué es divertido que mueran. Además, el juego está carillo.

 

Es decir, hay muy poco trabajo y esfuerzo en traer a estos personajes a la actualidad. Solo con una traducción yo ya me habría quedado contento, pero ni eso. De todas formas, si te gusta Disgaea o si lo quieres es un juego de plataformas y acción difícil, desenfadado y que a poco que te pongas con él consigue enganchar, dale caña. Pero no te confundas, es un juego adorable, pero muy duro con el control. Sabe funcionar bien con él, pero solo si te molestas en descubrir cómo.

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