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Analisis Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas ,PS4

Un clásico que bebe de Zelda pero ofrece cosas propias.
Miercoles 18 de Enero de 2017 por Rafa del Río

Hay un momento en el que terminas cansado de los gráficos espectaculares, de las rutinas forzadas, de las grandes historias, los mundos inmensos y todas las nuevas luces de neón que las nuevas tecnologías y estas últimas generaciones están esforzando en intentar ofrecer con cada nuevo lanzamiento. Un momento en el que lo que te apetece es sentarte a recordar por qué empezaste en esto de los videojuegos, sin brillos, destellos ni músicas alternativas. Un momento, en fin, en el que lo que deseas por encima de todo es recuperar parte de tu pasado en forma de videojuego sin perderte en todo ese rollo del pixelart injustificado ni tener que machacar botones en una malentendida dificultad. 

 

En en momentos como éste cuando juegos sencillos pero que guardan una gran complejidad en su interior como es el caso de este Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas, pueden salvarte la vida o, siendo un poquito menos exagerados, devolverte la ilusión por el mundo del videojuego

 

 

Lo que funcionó una vez

Oceanhorn es un juego con el punto de vista fijado en The Legend of Zelda: The Wind Waker, decir lo contrario sería estúpido. No obstante, junto a él vamos a encontrar algunos elementos de otros juegos como Alundra, A Link to the Past o Soleil junto a varios elementos de cosecha propia por parte de los chicos e Cornfox & Bros. Una pequeña empresa de tres desarrolladores a la que luego FDG Entertainment añadiría su toque especial para terminar dando como resultado un juego que bebe de los clásicos pero tiene claro que quiere aportar su pequeño 'algo más'. 

 

La historia comienza, como suele suceder en estos casos, de noche. El protagonista despierta en medio de la noche y descubre que su padre ha huido de casa para enfrentarse a Oceanhorn, uno de los tres terribles monstruos de la antigüedad y el únio que queda vivo en el paradisíaco y exótico mundo de islas en el que vivimos. Tras hablar con el vejete de la isla y conseguir algunos elementos como la espada y el escudo de nuestro padre y el colgante de nuestra madre desaparecida, deberemos enbarcarnos en una gran aventura que nos llevará de isla en isla en busca de las armas y los emblemas necesarios para enfrentarnos a Oceanhorn, encontrar a nuestro padre y descubrir la historia oculta tras nuestro nacimiento. 

 

 

Un agradable Action RPG

Para llevar a cabo nuestra misión deberemos viajar por un mundo formado por diferentes islas con un cuidado aspecto que parece dibujado a mano y una superficie estructurada en 'bloques' que a muchos os recordará al mundo de Dragon Quest Builders. El sistema de avance es el clásico de Zelda, haciendo pensar en ese A Link to the Past con un escenario en el que al principio podremos hacer muy poca cosa y que luego, según vayamos logrando objetos, herramientas y unas botas especiales, podremos ir explorando más a fondo para lograr partes de corazón que aumenten nuestra energía, diamantes de experiencia que aumenten nuestro nivel con su consecuente mejora y monedas y demás con las que comprar y conseguir cumplir diversos objetivos. 

 

En este sentido, cabe destacar que Oceanhorn plantea su escenario como un puzzle en sí mismo con una vocación que va mucho má allá del mencionado Zelda y que hace de este juego algo propio y personal. Mientras que en Zelda te queda claro que si no puedes pasar es porque ún no tienes las botas tales o el gancho cual, Oceanhorn va mucho más allá y hace de todo su juego un divertido puzzle en el que debemos buscar siempre una ruta alternativa o una forma de poder llegar de A a B sin confiar siempre en que puede que nos falte algo.

 

 

Pronto os acostumbraréis a esta divertida forma de juego, comiendoos la cabeza para ver si moviendo las cajas podemos llegar a ese cofre, si usando las bombas podemos derribar esa pared o si tal vez una flecha bien dirigida podría darnos acceso más allá del enrejado que nos impide avanzar. El juego alienta esta forma de jueo con pequeñas pistas en diversos carteles y los diálogos de los habitantes, que serán imprescindibles para encontrar nuevas islas con tesoros, puntos de experiencia y objetos indispensables para continuar. 

 

 

Navegando que es gerundio

Como decía, el mundo de Oceanhorn está dividido en islas, cada una con su propio escenario, retos, puzzles y objetivos, de los que hablaremos más adelante. Generalmente en las islas encontraremos habitantes, algunos en pueblos, otros encarcelados y otros sobreviviendo a duras penas, y junto a ellos recibiremos pistas, misiones, objetos y todo lo necesario para avanzar en esta gloriasa aventura.

 

La forma de movernos entre las islas recuerda, como no podía ser menos, a The Wind Waker, si bien hay que destacar que no seremos nosotros quienes controlaremos el timón, sino que viajaremos de forma automática al seleccionar el destino. Afortunadamente lo viajes no serán burridos gracias a lo bonito de los entornos y a la posibilidad de armarnos con una escopeta al llegar al segundo o tercer nivel y pasar la travesía disparando a monstruos, minas y cajas que nos darán monedas, diamantes de experiencias y munición para nuestras armas y herramientas. 

 

 

Nivel, habilidades y hechizos

Una de las cosas que más me ha llamado la atención de Oceanhorn, más allá de su bonito aspecto y lo bien que refleja una época pasada del videojuego, es su forma de subir de nivel, que bebe de muchas fuentes. El sistema, en principio, es sencillo: subiremos de nivel al lograr determinados puntos de experiencia. La gracia se encuentra en cómo lograr estos puntos de experiencia, que se obtienen al derrotar enemigos y cumplir misiones, sí, pero también al pescar determinados peces por primera vez, al aumentar el tamaño de nuestra captura máxima y al cumplir diversos objetivos, tres por cada nueva isla, y que son tan variados como matar a un enemigo con un jarrón, tirar un enemigo al agua, romper un determinado número de rocas, mover un determinado número de muebles o hablar con un determinado número de personas.

 

Por si esto fuera poco, la subida de nivel viene con un 'regalo' en forma de nueva habilidad, mayor capacidad de munición, menor gasto de energía o mayor capacidad de mana. Junto a esto, el sistema de hechizos y habilidades también está muy bien pensado, con un personaje que, de primeras, es incapaz de saltar ni de hacer más que pegar con un palo pero que poco a poco va siendo cada vez más completo y adquiriendo más movilidad. 

 

 

Hechizos de varios tipos, que serán imprescindibles para abrirnos paso por los puzzles del escenario ssí como para derrotar a los numerosos jefes finales, herramientas y armas como bombas y flechas, una caña de pescar o unas botas que nos permiten -al fin- saltar y rodar son tan sólo el principio de un catálogo de mejoras que hace de Oceanhorn un juego tan interesante como completo, a la altura de sus inteligentes puzzles y el mimo y el cariño con el que ha sido diseñada cada isla. 

 

Por último hay que mencionar un elemento de Dark Souls que se ha colado en este simili-clón de Zelda: La barra de stamina o energía, que se irá gastando al nadar, bloquear con el escudo, rodar o saltar, y que una vez agotada nos llevará a la muerte estamos en alta mar nadando o impedirá que usemos el escudo, el salto o la esquiva hastaque no nos recuperemos. 

 

 

Un gran juego a tener en cuenta

Resumiendo, y seguramente me deje mucho en el tintero, Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas es uno de los mejores juegos que podéis encontrar a día de hoy en las plataformas digitales de Sony, Microsoft, Steam e iOS. Una oferta lúdica muy vieja escuela que ofrece una aventura larga y preciosista que recuerda a los grandes clásicos de antaño sin olvidar por el camino todo lo bueno que tienen por ofrecer las nuevas tecnologías a la hora de impactar visualmente con un producto sencillo pero bello. 

 

Humanos y otras especies se dan la mano en este juego de búsqueda y caza que tiene unos inicios muy humiuldes pero poco a poco va profundizando hasta convertirse en un auténtico juegazo que sorprende por su sencillez y una solidez a toda prueba que va mucho más allá de los logros de estudios más grandes. 

 

Si tiene iOS no tienes excusa para no echarle un ojo, pues es uno de los mejores juegos que han salido para formatos móviles. Si por el contrario tienes PC o consolas, tampoco puedes perdértelo. Yo lo he jugado estas naviades en PS4 y me ha gustado tanto que ha logrado que dejara los recién llegados Watch Dogs 2 y The Lst Guardian en la nevera para seguir echándole horas a una historia cuyo final me ha cautivado. Y creo es mucho, pero MUCHO decir para un juego alternativo que, a día de hoy, puede encontrarse en la PS Store a poco más de 7 euros. 

 

¡Nos leemos!

8.5
/ 10

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