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Analisis Memoria ,PC

Fultonéame si te atreves. 
Martes 13 de Octubre de 2015 por Álex Pareja

Nunca una segunda parte fue tan igual y tan diferente a la vez. Memoria coge absolutamente toda la raíz de Chains of Satinav. Su motor, su universo, su estilo artístico, sus personajes, hasta los sprites de los personajes y, sin embargo, se siente totalmente diferente. Como si Daedalic hubiera madurado exponencialmente entre los dos juegos pertenecientes al mundo de The Dark Eye. El primero se sentía inocente, era un clásica forja del héroe en el que pasamos de ser un pobre muchacho de pueblo al salvador del mundo. Memoria es mucho más valiente, porque aunque también hay caos y peligros son los personajes los que construyen una trama dividida en dos periodos distintos. Lo que nos cuentan es en todo momento más interesante, cómo lo cuentan, también. 

 

Pero no sólo toda su historia es mucho más madura, no sólo sus diálogos están mucho mejor construidos así como las situaciones que se presentan y las intrincadas reglas por las que se rige, sino que los puzles son mucho más lógicos que su primera parte, donde todo tiene que ver por una razón u otra con la historia que se nos cuenta, con algún giro inesperado o con algún dato importante que debamos saber, y no sólo para mantenernos un tiempo en el mismo escenario.

 

Hay excepciones claro, y es una pena, porque tenemos unas ganas terribles de valorar con la excelencia el increíble trabajo que siempre desprende Daedalic, pero lamentablemente el título recoge demasiada base de Chains of Satinav como para sentirse algo único. Como hemos mencionado, los propios sprites de muchos personajes son exactamente los mismos, así como algunos escenarios que, si bien se han modificado un poco, están basado en los mismos dibujos realizados a mano. En cuanto a los puzles, los que no funcionan siguen pareciéndonos demasiado forzados y sin ninguna ayuda para la trama más que alargar la vida del juego.

 

A Memoria no le sobra nada. Hasta han tenido el valor de incluir un laberinto a la antigua usanza (opcional, eso sí).

 

Pero que nadie se deje engañar: ésta es la dirección por la que debe ir Daedalic. No sólo está creando una saga de fantasía épica bastante madura comparada con lo escaso que hay en la aventura gráfica, alejada de la comicidad del género o del gusto de éste por los misterios modernos; también está logrando trasladar el sistema clásico de puzle e inventario a los tiempos que corren sin acercarse a la moda de juegos como Heavy Rain o The Walking Dead, y lo agradecemos porque este sistema clásico sigue funcionando a día de hoy; es el que te permite mirarlo todo y conocer todos los detalles de una trama en vez de atravesar los distintos escenarios deprisa y corriendo.

 

Daedalic está alcanzando su cénit. Artísticamente sigue superándose, no en el pincel, que eso es imposible, sino alternando escenarios de forma magistral, empezando a utilizar los paneos horizontales y verticales con mayor tino y escogiendo mucho mejor el plano a mostrar de cada situación. Con esta segunda entrega, el jugador notará también muchas connotaciones que hacen atractivo al mundo de The Dark Eye y que pasaban desapercibidas en Chains of Satinav, gracias en parte a unos personajes a los que se le empieza a coger cariño, tanto a los nuevos como a los viejos.

 

Ha faltado muy poco para que Memoria realmente se nos quede grabado. Puede que su tercera entrega, si es que la hay (aunque todo parece indicar que es perfectamente posible) termine por lograr que este estudio recoja lo sembrado desde que lanzara allá por 2009 The Whispered World. Lo hemos seguido desde entonces y los vientos no podían ser más favorables.

8.5

/ 10


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