Analisis Mass Effect 3 ,PC,PS3,X360
Todos hemos visto aquello de lo que es capaz el Comandante Shepard. Quienes llevamos siguiendole desde hace cinco años como uno más de la tripulación de la Normandía sabemos que llega la hora del asalto final, pero más que la incertidumbre de si conseguirá o no vencer, lo que más preocupa es si cumplirá o no con las altísimas expectativas. Y hay para todos los gustos, siempre que a algo le toca su fin, nunca lo hará de una forma esperada por todos, más aún cuando sabemos que esta saga se ha transformado tanto de la primera a la segunda entrega. El miedo está ahí, y es normal.
Pero podemos ir anticipando que Mass Effect 3 ha conseguido que determinados aspectos hayan alcanzado un equilibrio, pero a costa de prescindir totalmente de otros. Pero esta vez no se anda con rodeos, y se nota que todo lo que no forma parte de la trama principal es puro atrezo. Tanto que incluso han añadido un modo de dificultad “Narrativo”, en el que apenas hay que participar, ni en combates ni diálogos más allá de avanzar y pulsar el gatillo, sólo para aquellos que quieran vivir el espectacular cierre de la trilogía. Pero tampoco es eso lo que queremos. Nos gusta ser Shepard, celebrar sus victorias y sufrir sus derrotas, ganárnoslo todo a pulso, y por eso, cualquier modo normal ya presenta un mayor reto que sus equivalentes de anteriores juegos.
Pero nos gusta jugar, y uno de los mayores miedos ante este asalto final era que no tuviésemos tiempo de explorar a nuestro gusto, de charlar, de intimar con nuestra tripulación,... Y lo habrá. De hecho, tal era la expectativa de no parar de arrasar Segadores que hasta echamos en falta un poco más de acción “especial” , porque de combates contra grupos armados vamos bien servidos.
Pero sí, no faltarán las muchas áreas relajadas de la Ciudadela, para escuchar y perdernos en conversaciones ajenas, para intervenir, para conversar y buscar misiones secundarias, para comprar y para descubrir, y hasta para bailar. Y aquí es donde viene uno de esos aspectos equilibrados entre Mass Effect y su secuela. La exploración y la personalización son mayores que en ME2, pero no abruman tanto como en el original. Ya no hay tanto por descubrir, aunque sigue siendo una pena no contar con el Mako.
Compramos y personalizamos armas y armaduras y elegimos cuidadosamente las habilidades que asignar a cada miembro del pelotón con árboles de habilidades sencillos, aunque ligeramente más complejos que los de la segunda parte, pero ahora la experiencia la ganamos en tiempo real, y no tras cada misión. Pero basta ya de hablar de lo que todo el mundo puede saber con 10 minutos de demo. Hablemos, no de lo que es Mass Effect 3, sino de lo que representa.
Mass Effect 3 es un producto hecho para los fans. BioWare se ha concentrado mucho en el feedback del usuario, en las reacciones ante los experimentos de los DLC, y el resultado de todo esto, sumado al componente patriótico que da un Shepard que vuelve a la Alianza para defender su hogar, es una gran película de acción con unas dosis de fanservice extremas. Tanto que gracias al gusto del público por Thane, Mass Effect 3 tiene lo único que le faltaba a la saga: ninjas.
Pero el fanservice no se queda aquí. Para empezar, porque sí, es un hecho que la gran mayoría tiene como finalidad conseguir un romance en el juego, pero hemos llegado al punto en que parece que Shepard y su tripulación lo tienen casi como único objetivo. No hay tanta conversación tan profunda como con los compañeros leales de Mass Effect 2, aquí la gente va a lo que va, y no lo dejan todo para el último momento.
Pero claro, no todo es hablar de follar. También hay grandes personajes que nos hacen tener grandes conversaciones, y no se ha perdido el terminar una misión y hablar con todos y cada uno al volver a la nave. Esta vez, incluso, tienen protagonismo quienes no son personajes seleccionables como acompañante, y personajes importantes que ya conocíamos, pero que esta vez no nos ayudarán directamente. Wrex, Tali, Thane o Mordin nos dan alguno de los mejores momentos siempre y cuando hayan sobrevivido a las anteriores entregas, pero la compañía de Joker, Garrus y Liara es, sencillamente insuperable.
Pero no todo son caras conocidas. Hay nuevos compañeros, pocos, pero los hay, tanto de los que combaten como de los que no, y unos sorprenden mucho más que otros. Lo mejor de todo, es que por fin tenemos respuestas. Respuestas a todo, aunque el final de la saga puede no gustar a todos, Mass Effect 3 no se hace un Lost y nos deja a medias. Todo lo que podríamos querer saber está aquí, desde detalles insignificantes hasta el plan maestro y las intenciones del Hombre Ilusorio, con el peculiar brillo de sus ojos.
Y cada jugador tendrá su versión diferente de la partida, ahora las variables se cuentan ya por millares, más aún si añadimos personajes de DLC. Algunos hechos seguirán ocurriendo los hayamos vivido o no, como que Liara sea el Corredor Sombrío, pero personajes como Kasumi, Zaeed o la gente del Proyecto Overlord nos darán ciertos momentos sólo si han sido nuestros compañeros en Mass Effect 2.
Tantas variables harían que el mundo terminase por no tener sentido en muchas ocasiones, así que la mayoría de las decisiones previas se han dejado más como guiños y como extras con los que aportar recursos al conflicto final que como detalles determinantes. Razas enteras que vuelven, otras que desaparecen por completo, alguna que podría volver, y otra que podría desaparecer. Nada sobra y nada falta, pero ciertas decisiones previas daban para algo más que un mero guiño opcional.
La forma de llevar la historia quizá no sea la que esperábamos. Es decir, ni tanto ni tan poco. Sabemos que BioWare sabe crear conflictos a un nivel que no haga que el usuario se sienta tonto, siempre lo han hecho, pero tal vez aquí pequen de ser demasiado simples. La salvación de la Tierra como único objetivo lleva a que tengamos que hacer de mediador en innumerables conflictos en los que sólo tienen que ver el racismo y el orgullo por las guerras pasadas, que junto con toda la épica americana llena de discursos y patriotismo, hacen una trama fácil y sin complicaciones. Interesa más por las incógnitas pasadas, por ver nuevos mundos y por el mero desenlace que por todo lo que nos puedan contar, que no sabe a nuevo.
Pero vivirlo es un placer, tanto como verlo y tanto como jugarlo, más aún cuando hacemos uso de personajes con más poderes que armas y munición de colores y a una buena dificultad, que es cuando Mass Effect se podría distanciar más de los shooters genéricos. Shepard se mueve mejor que nunca y se ve mejor que nunca, pero sólo es la evolución esperable. Donde despunta sobre todo es a nivel sonoro. Cada sonido de los Segadores es estremecedor.
Como impresiones finales, nos deja con una conclusión muy agridulce, algo que quizá no se esperaba del Star Wars del siglo XXI, y es que si Mass Effect 2 era El Imperio Contraataca, pensando en El Retorno del Jedi, no esperábamos que esta tercera parte fuese tan trágica. El sentimiento de derrotismo imperante se contagia, y es una pena querer avanzar sólo por respuestas, más que por un desenlace que, por otra parte, no es difícil de imaginar.
Sencillamente, quien piense en hacerse con Mass Effect 3 es ese público que lleva siguiendo a Shepard desde su comienzo, a quien ni siquiera le hace falta leer estas impresiones para saber que lo disfrutará y es que aunque todo quede perfectamente explicado y apuntado en el códice para las nuevas incorporaciones, éstas no vivirán ni la mitad de lo que hay por descubrir mientras cae el telón.
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