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Analisis Mario Party Island Tour ,3DS

Lo que importa no es ganar.
Jueves 06 de Octubre de 2016 por Álex Pareja

Después del gran 2013 que ha tenido 3DS uno podría esperar que la racha continuase y que no se cortase por algo tan frío como el cambio de año. Es más, puestos a tener ciertas expectativas, lo normal sería pensar que Nintendo ha conseguido sacarse un as de la manga para transformar Mario Party en algo realmente digno como ha hecho con numerosas otras sagas. Pero la racha se ha roto. Se ha roto por el conformismo, por pensar que un nuevo Mario Party tenía que estar en 3DS sólo 'porque tenía que estar', sin buscar formas realmente eficaces de que una fórmula que ya no tiene mucho más que ofrecer después de más de una decena de entregas, tenga realmente sentido en la portátil.

 

Minijuegos que ya casi parecn microjuegos de Wario Ware, pero lejos de esa frescura. Unos se basan en pulsar los botones indicados, otros en inclinar la consola con algún motivo y otros en puro azar.

 

Podemos buscar mil y una excusas para argumentar por qué este Mario Party no convence, pero seguramente el motivo que más se acerque a la realidad es que no podemos ponernos en la piel de los niños a los que realmente iría dedicado el juego, pero podemos imaginar esas reuniones en el patio, en parques o en portales en las que sólo un cartucho del juego puede desatar diversión inmediata teniendo dos o más consolas. El Modo Descarga y poder jugar hasta los cuatro participantes habituales de todo Mario Party con una tarjeta es uno de los grandes aciertos del juego, y tiene muchos más, aunque se vean oscurecidos desde ese punto de vista de quien busca algo más que un simple pasatiempo.

 

Lo más fácil para un jugador solitario sería prescindir de los tableros y pasar a jugar directamente a los minijuegos por separado, más de 80 minijuegos de gran variedad pero no tan gran inspiración, de los que un buen porcentaje son más basados en el azar que en la habilidad. Y por buscar una unión entre minijuegos, nos ofrecen un nuevo tipo de reto en la saga, la Torre de Bowser, como si de un modo historia se tratase en el que cada piso es un minijuego, y cada cinco pisos nos ofrece un minijuego especial que representa una pelea contra un boss. Cada piso unido por una secuencia tediosa y repetitiva. Siempre la misma secuencia que de ninguna manera podemos evitar, con lo que salvo por afán de completismo o por desbloquear a un personaje secreto (algo indiferente ya que todos los personajes rinden igual tanto en el tablero como en los minijuegos), lo mejor es, como decíamos, ir a por los minijuegos directamente. Incluso cuenta con varios minijuegos extra, puzles ligeros que perfectamente podrían ser lanzados como un título individual en la eShop por 1,99€ y ser más notorios que como la última opción en un menú lleno de no muy buenas opciones.

 

Minijuegos que son puzles independientes para tu uso y disfrute personal, sin necesidad de tableros ni de multijugador.

 

Y no es que jugar en los tableros esté mal. De hecho, han hecho muy buen trabajo a la hora de estructurar los tableros y diferenciarlos entre los de partidas muy cortas que se pueden resolver en apenas cuatro turnos y los de las partidas más largas que se pueden estirar hasta una hora, porque ya no jugamos sobre un tablero del Monopoly con trampas, cerrado y con diversos objetivos, sino que jugamos en tableros como el de la Oca, con inicio y meta, y decenas de trampas por el camino que dependen del tipo de tablero y pueden obligarnos a pensar muy buenas estrategias diferentes, aprovechando los objetos en uno, siendo precavido o arriesgado anticipándonos ligeramente al azar o acumulando o gastando multiplicadores de las cifras del dado que lanzamos al principio de cada turno.

 

Puedes intentar hacerlo todo lo bien que quieras, gestionar a la perfección tus objetos o potenciadores,... Pero la CPU te tomará ventaja de repente a dos turnos de terminar.

 

Sería ideal que todo se basase en el azar, pero sabemos cómo se las gasta Nintendo con sus tramposos personajes controlados por la CPU, tan propensos a la suerte de última hora que intercambia tu primera posición con la del patán de la última posición, con lo que este Mario Party Island Tour, a pesar de las buenas ideas (aunque escasas) que trae a la saga, se arriesga a que una partida sea horriblemente trampeada y rota incluso aunque haya tres jugadores humanos. Limitar las opciones de diversión a tener que reunir a cuatro personas con cuatro 3DS (o 2DS) alrededor de un cartucho porque ni siquiera cuenta con opciones online no es la mejor forma de darle una nueva entrega a una saga que debería suponer diversión.

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