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Analisis La Tierra Media: Sombras de Mordor ,PC,PS4

¿Vuelven los buenos juegos basados en licencias?
Sábado 11 de Octubre de 2014 por Víctor Junquera

Hubo un tiempo en que hacer videojuegos basados en licencias de cine, televisión o superhéroes de cómic no daba más que éxitos. Era relativamente fácil hacer un buen beat'em up o un plataformas variado con películas de Disney, X-Men, Batman o yo qué sé, los Power Rangers. Pero cuando los videojuegos quisieron aspirar a ser mucho más y a intentar superar a su obra original en un ámbito completamente diferente y con un presupuesto nimio, pensando que se vendería sólo por llevar 'X' franquicia en el nombre, todo empezó a ir cuesta abajo. Quizá la culpa fuese de Enter the Matrix, aunque por aquel entonces todavía había algún juego de Star Wars o El Señor de los Anillos que conseguía destacar.

 

Que salga Gollum no hace que la historia sea más cercana a la realidad de ESDLA, pero tampoco sobra.

 

Tras años y años (y años, y años,...) sin éxito en este aspecto y haciendo que nadie quiera ver nada fuera de su terreno original con honrosas excepciones, llegó Batman: Arkham Asylum cambiando la concepción de que un videojuego de superhéroes de DC no tenía por qué significar un Super Man 64. Y más en la estela de estos Arkham que de los Assassin's Creed a los que podría recordar en primera instancia, es por donde quiere ir La Tierra Media: Sombras de Mordor, un juego basado en el 'lore' (mitología, folclore, universo,...) de El Señor de los Anillos que hará sangre en los ojos del fan de la obra de Tolkien que busque rellenar el espacio entre El Hobbit y La Comunidad del Anillo con algo fidedigno. Es la historia de un montaraz inmortal gracias a la maldición de la posesión por Celebrimbor, el artesano forjador de los anillos de poder cuya propia trama se podrá ampliar vía DLC al permitirnos enfrentarnos al mismísimo Sauron.

 

El único que no sabe quién es Celebrimbor al principio del juego son Talion y él mismo, pero el misterio y los flashbacks tienen su encanto.

 

El fan dirá lo que quiera, será un despropósito de trama, pero al menos resulta entretenido y está muy lejos de cosas como 'Darth Vader entrena en secreto a Starkiller'. La trama de Talion consigue ser inmersiva gracias a estar contada desde el comienzo de lo interesante para el propio juego, sin relleno, sólo con lo justo para darnos una motivación para querer ir a por el jefe final, con todos los pasos intermedios que ello supone. Y de entre todos esos pasos intermedios surge el Sistema Némesis, algo que quizás no ha sido todo lo bien presentado que debería pero que supone una gran revolución en la forma de involucrar al jugador con el personaje y sus enemigos.

 

El ejército de Uruks tiene una jerarquía en constante cambio, y entre capitanes, comandantes y caudillos hay constantes disputas de poder, un poder creciente a medida que sobreviven a determinados eventos y enfrentamientos con el protagonista, y unos diálogos (principalmente amenazas y chulerías varias) entre estas cabezas del ejército y el protagonista que te recuerdan que ya te han matado más de una vez y que pueden volver a hacerlo y ser más fuertes aún para la próxima vez. Entonces es cuando se convierte en algo personal, y es cuando el Sistema Némesis alarga la duración de Sombras de Mordor de una forma completamente natural al hacer que queramos cazar a ese cabrón que tanto odiamos antes que seguir con las misiones principales.

 

Enemigos que reaccionan, crecen y mejoran cada vez que te matan, el Sistema Némesis es el gran acierto de Sombras de Mordor, pero no el único.

 

Unas misiones principales que, si, están dispuestas por el mundo abierto con el estilo más clásico posible de un sandbox, pero al menos no nos tienen como recadero en ningún momento y nos permiten cierta libertad de maniobra a la hora de afrontar infiltraciones en fortalezas enemigas o combates multitudinarios, sobre todo a partir del momento en el que podemos controlar a los enemigos y ponerlos a nuestra merced sin que el resto lo sepa. Son muchas y muy satisfactorias las posibilidades de aproximación, y muchas también son las posibilidades de combate una vez metidos en faena.

 

El sistema de combate puede no aportar nada nuevo a una mecánica de ataques y contraataques que ya usan los Prince of Persia, los Batman: Arkham, los Assassin's Creed, Sleeping Dogs y muchos otros, pero aquí, como decíamos, con muchas más posibilidades que van creciendo a medida que mejoramos a Talion y Celebrimbor con nuevas habilidades, y tenemos que aprender a ver contra qué clase de enemigos nos conviene más utilizar un tipo de 'finisher' u otro entre ejecuciones, ataques de rango, control inmediato de enemigos o ejecuciones más lentas que nos reponen el medidor que nos permite disparar flechas. No es un sistema que el juego explique del todo bien, dicho sea de paso, pero se agradecen de vez en cuando esos juegos que no te toman por tonto al explicarlo todo en incómodos tutoriales, y se agradece más aún esa libertad a la hora de escoger las mejoras que van haciendo que tu habilidad controlando al personaje crezca junto a las propias habilidades del personaje. Con Sombras de Mordor han conseguido una experiencia muy satisfactoria.

 

Uno de los muchos menús de mejoras. Hay mucho que hacer aquí.

 

Sombras de Mordor también nos ofrece un mundo abierto que, por extraño que parezca, apetece explorar. Es un yermo, si, hay colinas, explanadas, ruinas y alguna que otra fortaleza, pero pese a ello consigue que ciertas localizaciones sean bien reconocibles y que no dé pereza recorrer este mundo abierto a pie (también hay viaje rápido a las Atalayas/Torres de Forja) porque constantemente nos encontramos con objetivos secundarios bien entretenidos a nuestro camino, unos de búsqueda de marcas ocultas por el mapa al más puro estilo de 'La Verdad' de AC2, artefactos, misiones de caza o recolección de items, derrota de hordas, infiltración,... Y todo con su correcta recompensa que nos ayuda a potenciar aún más a Talion y Celebrimbor y a dar aún más variedad al combate.

 

Sombras de Mordor no se corta con la sangre de orco y las cabezas cortadas. ¿Lo mejor? Controlar a muchos enemigos y hacerles volar la cabeza a la vez con sólo pulsar el botón, una de las últimas habilidades a desbloquear.

 

Aunque por planteamiento y mecánicas Sombras de Mordor no redescubra la rueda precisamente, y salvo por un par de detalles por pulir en el parkour y otras acciones muy 'past-gen', la mezcla es atractiva y entretenida, y mucho. El auténtico acierto está en el Sistema Némesis, sin duda, algo que nos hace querer ver algo similar en otro tipo de juegos, que nos anime a querer seguir jugando y que nos haga esforzarnos, y que haga que la muerte no sea un castigo sino una motivación para mejorar, que nos involucre en el juego y que, sobre todo, haga que tener que repetir un enfrentamiento varias veces no tenga que significar comerse una y otra vez la misma secuencia o el mismo diálogo. Ya va siendo hora de mejorar ciertos aspectos de la experiencia interactiva.

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