1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PS4

Analisis Knack ,PS4

Entre Ecco the Dolphin e Inside
Jueves 16 de Mayo de 2019 por Adrián Suárez Mouriño

Knack no es ese juego por el que dar el salto a una nueva generación de consolas. Knack no es ese juego con el que alardear de potencia gráfica de tu nueva máquina. Knack no es ese juego que te emocionará y te enganchará de principio a fin con una puesta en escena abrumadora y un desarrollo que te volverá loco. Pero si le das una oportunidad más allá de la primera media hora, Knack acabará por ser ese juego con el que repetirás siempre que tengas un segundo mando a mano, y después de esa oportunidad uno se da cuenta de que Knack hace muchas cosas buenas por el videojuego moderno.

 

Manejar al pequeño Knack vuelve el juego más difícil. Con uno o dos golpes, has muerto.

 

Esta primera exclusiva de PlayStation 4 ha hecho pasar al usuario por varias fases, desde la indiferencia al autoengaño, desde el 'vaya forma tan mala de vendernos la nueva generación' al 'no puede estar tan mal', y ambos extremos tienen su parte de razón. Knack no es un mal videojuego si lo que buscamos es el mero entretenimiento, no destaca ni sorprende pero tampoco busca apabullar con grandes valores de producción ni intentos de revolución jugable o técnica. De hecho, se deja jugar como un plataformas de PSOne, lamentablemente con detalles técnicos de la época, pero con texturas de esta década, aunque no precisamente las mejores. No vamos a disfrutar de Knack por un gran apartado gráfico cuando los enemigos y los escasos elementos del escenario que podemos destruir siguen desapareciendo en cuestión de un segundo, cuando sigue habiendo tantas barreras invisibles en escenarios que no dejan lugar a mucho recorrido alternativo y cuando canta tanto que la aparición de tantos elementos en pantalla (todas las piezas que forman a Knack) tiene cierta trampa.

 

Pero sin querer, pasan diez horas y aún no se ha terminado un juego que anima a explorar, que invita a ser preciso en unas mecánicas de combate muy sencillas pero muy sólidas y que sorprende por poder ponerse ligeramente cuesta arriba cuando menos lo esperamos frente a enemigos que pueden acabar de dos golpes con Knack, donde no hay puntos de control a cada paso y a veces nos vemos obligados a repetir una secuencia de dos o tres combates algo complicados, donde no hay regeneración automática de vida ni abundan las piezas que funcionan como elemento curativo.

 

Manejar al Knack más grande (sujeto a limitaciones de cada nivel) es un placer destructivo, pero rutinario.

 

Esa primera media hora a superar es una toma de contacto nefasta. Una historia poco interesante, unos diseños discutibles que parecen sacados de las peores películas de animación 3D del momento, un poco de pasillismo entre tutoriales que empiezan a meter dobles saltos donde no deberían y unos combates simples que empiezan limitándose a pulsar el cuadrado un par de veces contra cada enemigo que no planta mucha cara. Pero de repente, aparecen esos enemigos que se mueven bien, que atacan con ganas, que se coordinan para eliminarte, y en un momento ese joystick derecho que antes sólo utilizabas para la animación molona del dash se convierte en un aliado imprescindible para medir distancias y evitar ser golpeado.

 

Incluso tiene buenas ideas al formar un Knack invisible con cristal, de hielo que se derrite, de madera que se incencia o de hierro que se magnetiza. Buenos propósitos demasiado limitados.

 

Si además de la relativa escasez de check-points y las condiciones de cierta dificultad, Knack hubiese añadido vidas extra (de las valiosas, no de esas que se consiguen cada minuto), habría sido todo un reclamo para que los viejos jugadores pudiésemos enseñar a los nuevos jugadores cómo deberían de funcionar las cosas hoy en día. Pero Knack  se ha conformado con estar a medio camino entre el aprendizaje y la accesibilidad, y hay que reconocerle ese mérito.

 

El cooperativo funciona bien para iniciarse con esto de los videojuegos.

 

En cooperativo es cuando mejor se vuelve Knack. Un segundo jugador puede entrar en la partida en cualquier momento y echar una mano o aprovechar para añadir un poco de diversión al asunto con un inofensivo (sobre la barra de energía) fuego amigo. Puede que no sea el juego ideal para dos amigotes y unas cervezas, pero de cara a jugadores inexpertos o incluso poco interesados en este mundillo, un Knack a dobles puede suponer una muy buena experiencia que ha sabido coger muy buenos puntos del videojuego clásico, con algún toque de Crash Bandicoot y otro poco de Spyro y el buen sabor de boca que deja cada pequeño reto que suponen esos combates. Lo mismo que Knack cuida unos detalles descuida otros tantos más importantes, y más allá del tema de resoluciones y tasas de fotogramas por segundo, la inconstancia de Knack en cuanto a desarrollo y su falta de ambición a la hora de estrenar una consola son sus principales carencias.

6

/ 10


<< Anterior Siguiente >>