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Analisis Kirby Planet Robobot ,3DS

El mejor Kirby tradicional en mucho tiempo.
Lunes 06 de Junio de 2016 por Víctor Junquera

Con Kirby: Triple Deluxe vivimos un momento curioso para la bola rosada de HAL Laboratories y Nintendo. Kirby es un personaje que, como alguna vez he comentado, parece que funciona mejor como experimento, como protagonista transformable de una serie de videojuegos que van más allá de sencillos plataformas de desarrollo lateral, y así nos ha dado joyas como Kirby y el Pincel del Poder o Kirby: Mass Attack, y los minijuegos de Triple Deluxe que terminaron por convertirse en juegos independientes eran lo que, en realidad, daban más valor al título. Por suerte, Kirby: Planet Robobot consigue que Kirby vuelva a ser autosuficiente en el género que le vio nacer.

 

Con los últimos plataformas 2D de la saga (Kirby: Roedores al Ataque, Kirby's Epic Yarn, Kirby's Adventure Wii o el mismo Kirby: Triple Deluxe) se empezaba a ver que quizá el único atractivo de Kirby estaba en sencillamente pasar por él y ver las transformaciones, sin mucho esfuerzo puesto en sacarles más partido de la cuenta y sin mucho ahínco en esconder los coleccionables de cada nivel, y como mucho, con algún gimmick puntual como la Hipernova o las Súper Habilidades que sólo servían para darle un puntito espectacular al asunto en un diseño de niveles sin mucha gracia. Básicamente, te daban la solución antes siquiera de plantear un desafío, y daba un poco de miedo que el meca que se puede pilotar en Kirby: Planet Robobot fuese un caso igual. Menos mal que no lo es.

 

El robot esta vez es mucho más que un simple gimmick, es una versión potenciada del mismo Kirby y le daremos mucho uso.

 

Kirby: Planet Robobot no es un juego excesivamente difícil, vaya por delante, pero al menos se esfuerza en esconder bien unos cuantos coleccionables (Cibercubos y pegatinas, en este caso) que le dan valor tanto a la propia habilidad de transformarse de Kirby como al uso del robot tripulado que también cuenta con sus propias transformaciones y habilidades a las que sacar partido para salir de situaciones concretas.

 

Así, tenemos por fin un Kirby en el que la parte normal y la parte gimmick son, no sólo diferentes sino perfectamente complementarias, y en más de una ocasión nos hace recorrer varias capas de un mismo nivel a pie o sobre el Robobot para enseñarnos justo eso, lo diferentes que son y lo bien que se llevan sin cambiar de género o sin hacer algo que parezca completamente ajeno a Kirby.

 

Los minijuegos incluidos en esta ocasión, un boss-rush RPG multijugador y una serie de desafíos tipo 3D Land, no son la gracia del juego esta vez.

 

Kirby: Planet Robobot tiene la pega de ser un juego excesivamente continuista, hay poco que logre sorprender si vienes de otros juegos anteriores de la saga, y no faltarán las fases de desarrollo casi automático con la transformación en rueda y el B pulsado, las deslizadas eternas (y también automáticas) con la transformación en roca y las muchas, muchas transformaciones prácticamente inútiles salvo para un par de situaciones muy concretas en las que necesitamos algo con lo que disipar nubes tóxicas, algo con lo que enfriar bloques o algo con lo que utilizar varios elementos a la vez, y un coleccionable oculto es la única vez en la que se te obliga a sacar partido a una de las nuevas transformaciones, el muy-mono-pero-no-muy-útil Doctor Kirby.

 

Pero a pesar de esto, no es uno sólo sino dos gimmicks los que hacen que Kirby pueda explotar muchas más posibilidades en Kirby: Planet Robobot, y es toda una agradable sorpresa ver que se le puede dar más profundidad. Y nunca mejor dicho, porque al igual que en Kirby: Planet Robobot, el efecto 3D de 3DS es un buen gimmick en este caso, no una característica necesaria, pero sí algo que sabe aportar detalles que además ayudan a encontrar secretos en el juego, y además de jugar con varios niveles de profundidad o peligros que empujan a Kirby contra la pantalla, el 3D sirve para ver cómo tornillos que salen hacia la pantalla o rejillas colocadas en posiciones específicas nos indican localizaciones secretas.

 

El 3D estereoscópico no es imprescindible, pero sí que al menos es uno de esos juegos que no se olvida de él y hace mejor la experiencia.

 

Kirby: Planet Robobot es un plataformas 2D sencillo, pero es un plataformas de detalles. No se superan sus desafíos con habilidad, sino con percepción y atando cabos, y aquí al menos tienen la deferencia de no poner una única posibilidad para resolver una situación, como en anteriores juegos en los que una zona que requería prender una mecha estaba completamente llena de enemigos que aportaban la transformación en Kirby de fuego. De alguna forma, han conseguido que algo tan simple como dar un chispazo para dar energía a un cable que activa un interruptor o dar fuego prender una mecha que dispara un cañón sea algo bien pensado y que deja una buena sensación.

 

Kirby: Planet Robobot es el mejor juego convencional de la saga desde Game Boy Advance (para quien tenga al Laberinto de los Espejos como uno de sus favoritos) o Super Nintendo. Y no nos engañemos, parte de la gracia de Kirby sigue estando en verlo pasar, en recorrer flotando sus niveles sin mucho peligro viendo cómo cambia la forma de jugar según los sets de movimientos cada vez más repletos de cada una de sus transformaciones. Pero aquí todo eso tiene más sentido que en ningún otro.

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