Analisis Katana Zero ,PS4

Katana Zero es uno de los mejores títulos independientes de 2019, no queda más que reconocerlo. Y lo hace sin revolucionar en las mecánicas, sin ofrecer un estilo de juego que no hayamos visto antes pero cautivando por su personalidad, su saber hacer y por una prodigiosa virtud a la hora de narrar su historia. Es mucho más de lo que pueda parecer a simple vista, sobre todo si sólo habéis echado un vistazo a sus secuencias de acción. 

 

El trabajo de Askiisoft entra por la vista y por los oídos en un primer instante (algo bueno y de recibo por parte de estas producciones), con un diseño artístico espléndido y una banda sonora excepcional, compuesta por LudoWic y Bill Killey, de esas que no importa escuchar cuando ya estás fuera del mundo del videojuego. Las canciones se introducen cuando el propio personaje protagonista las reproduce en su cinta de casete (estamos en los años 90), algo que Katana Zero hace con todos los elementos que lo componen como videojuego: justificarlos argumentalmente. 

 

 

Ese objetivo lo cumple con creces y lo hace bien, algo importante, pues las veces que resucitamos al morir están justificadas argumentalmente, junto al resto de elementos mecánicos o técnicos de entre los que destacan la presencia de diálogos y elecciones en ellos. Al igual que otros títulos independientes relativamente recientes, como Iconoclasts, la utilización del texto como elemento narrativo es admirable. En Katana Zero no existe doblaje, pero los personajes van dejando un reguero de texto en sus correspondientes bocadillos de diálogos que van a apareciendo con distintos ritmos y colores, que muestran su estado y énfasis actual. El título es capaz de transmitir exactamente y de forma magistral cómo está comunicándose un personaje sin utilizar ninguna voz, solo con el uso del texto. 

 

Las elecciones en los diálogos también son una parte importante en Katana Zero, pues no solo variarán un poco el devenir de los acontecimientos e incluso el final de la aventura, sino que también afectarán a las fases jugables. Y si somos jugadores impacientes que quieren pasar rápido a la acción sin hacer mucho caso a los diálogos, el juego también lo justifica de forma excepcional: en lugar de aparecer un botón de omisión (típico en buena parte de los videojuegos) tendremos a nuestra disposición en los primeros segundos del diálogo (antes de que aparezcan otras posibles elecciones) una elección rápida en la que nuestro personaje interrumpirá al interlocutor, generando también con ello diferentes reacciones. Este juego sobrepasa cualquier límite cualitativo que pudiera explicaros con los diálogos y este uso en fases donde se mezcla la justificación de las elecciones (y de estas respuestas rápidas) con la de las resurrecciones y otros elementos mecánicos. Katana Zero es una oda al videojuego moderno que trata de revolucionar ciertos conceptos establecidos, en la medida en que puede y en que sus desarrolladores saben que pueden destacar. 

 

 

Esto nos lleva a la otra parte fundamental de Katana Zero: las fases de acción. Como he dicho al inicio, puede parecer un título muy centrado en lo mecánico, ofreciendo una experiencia muy recomendable para los jugadores que busquen una experiencia exigente al más puro estilo Hotline Miami, pues la mayoría de fases se solventan de la misma manera: acabando con todos los enemigos de una sala y si morimos habrá que comenzar ese tramo de la misión desde el principio. Lo hace en un entorno 2D con movilidad lateral donde manejamos a un samurai que puede acabar con la vida de sus enemigos de un espadazo, además de poder desviar sus disparos, rodar para evitar los golpes y otras acciones básicas como el salto. Reconozco que estas fases no son las que más me han gustado del título, pero son divertidas, complicadas y terminan sacando lo mejor del jugador al tener que planificar muy bien cada uno de sus movimientos, pues la muerte es fácil de alcanzar. Os invito a que veais mis primeros minutos con el juego para que comprendáis más o menos cómo funcionan exactamente:

 

 

Si Katana Zero fuera solo una sucesión de fases de este tipo sería un videojuego atractivo, desde luego, pero no iría mucho más allá y no me hubiera fascinado tanto. Es en su conjunto y, sobre todo, en esos elementos narrativos y en un saber hacer espléndido lo que lo convierten en una obra excepcional y tremendamente disfrutable. Es cierto que resulta una experiencia bastante efímera (en unas tres horas podrás haberlo despachado al completo), que los contenidos secundarios o extras que incorpora no son del todo interesantes y que su final es un tanto abrupto, pero las sensaciones producidas son mágicas y te hacen olvidar sus puntos flacos.

 

Tanto si disfrutáis de este tipo de producciones a nivel mecánico, buscando un título exigente y divertido que recuerda a la concepción del reto de obras como Hotline Miami, Katana Zero os encantará. Pero a los que además busquen una genial historia, un título independiente que va más allá de lo establecido y que trata de evolucionar ciertos conceptos muy poco dados de sí en el mundo del videojuego, os fascinará, como a mí. Es una de esas obras que año tras año nos sorprenden y nos hacen seguir teniendo fe en el medio y en los desarrolladores independientes, que siguen teniendo mucho que decir. Te recomiendo que interrumpas abruptamente la lectura de este análisis para hacerte con esta pequeña joya.

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