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Analisis Hyper Light Drifter ,PC

Un arcoíris completo.
Sábado 09 de Abril de 2016 por Diego Emegé

Los escenarios postapocalípticos son la nueva Segunda Guerra Mundial de los juegos. Los hemos visto de muchas formas y colores: con zombis, mutantes, saqueadores e incluso dinosaurios. A estas alturas del partido es muy difícil innovar en el tema, hacer del fin del mundo algo interesante, pero Hyper Light Drifter lo ha logrado. Transcurre después del terrible acontecimiento que ha acabado con el mundo, pero su arte, que toma prestado el estilo idealista de los 8 y 16 bits, es como un aguijón directo al corazón que nos llena de nostalgia, pero también de nueva sangre.

 

En Hyper Light Drifter nos lanzamos a la aventura para explorar un mundo agonizante sin recibir muchas instrucciones. Tras despertar en una aldea pintoresca ubicada en el centro de este mundo, algo nos dice que nuestra misión nos espera al norte, pero nada nos obliga a hacerlo. Podemos ir al sur, al este o al oeste, o quedarnos en la aldea maravillándonos con el diseño de personajes y de los edificios. No tenemos por qué saber a dónde ir; el juego se aprovecha de esa sensación de incertidumbre.

 

 

La exploración es primordial, ya sea para encontrar el camino principal o el objetivo a gran escala, o para desplazarnos a través de los escenarios. Es un juego en el que redundar en el paseo, vagabundear, o como queramos llamarlo, tiene premio: hay caminos ocultos, pasajes traicioneros y plataformas invisibles por doquier. En muchas ocasiones el camino se divide en dos, tres y hasta cuatro posibles caminos (y un puente invisible, para más inri) a la vez, pero no, no podemos recorrerlos de una sentada. No al principio, claro, pero más adelante podemos y debemos volver a recorrer los escenarios para dejarles sin intimidad.

 

Los puntos de viaje rápido fomentan esta redundancia turística, pero la razón por la que repasar cada centímetro de los escenarios no es un tedio se debe al increíble apartado visual de Hyper Light Drifter. Cuesta describir con palabras la clase de plenitud sensorial que logra cada uno de los fotogramas que componen al juego: son obras de arte. El juego se mueve a 30 fotogramas por segundo, ¿no? Entonces cada segundo recibimos 30 vivas explosiones de color, de un mundo cuyo diseño anarcofuturista y apocalíptico es inolvidable, de unos personajes cuyos sprites dan vida a pueblos enteros. El juego es muy consciente de esta realidad, y no tiene ningún reparo en garantizar el deleite con las vistas impresionantes que se ven desde un mirador improvisado, los vestigios de los temibles titanes o los restos de la masacre de una tribu entera. Los propios menús y tiendas del juego destacan por el estilo. Cada imagen que captamos resulta hermosa.

 

 

La banda sonora, obra de Disasterpiece, está completamente a la altura de lo visual. La mayoría de las canciones son taciturnas y muy evocadoras, con toques de melodía desgajada y toques de percusión que desgarran con violencia el largo tejido de los sonidos sintéticos. Por lo general es una oda a la soledad y al misterio, una banda sonora ideal para visitar parajes muertos, edificios abandonados… la clase de entornos con que Hyper Light Drifter cuenta. Los apartados sonoro y visual se mezclan perfectamente para crear un clima único que es responsable de levantar el mayor peso narrativo.

 

Aquí no hacen falta las palabras. Hay pequeños relatos visuales, visiones desconcertantes y monólogos pictográficos realizados por los personajes del mundo. Toda la información se expresa en términos impresionistas y entre sueños con la idea de que nosotros unamos las piezas y rellenemos los huecos con nuestras propias ideas. El mundo que nos rodea cuenta montones de historias a través de los detalles de los escenarios, pero la trama global está envuelta en misterio. «¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué estoy siguiendo a este perro que se parece a Anubis? ¿Quién es el hombre de la máscara y por qué me ayuda?».

 

 

Para cuando vemos aparecer los créditos (a las 7-9 horas de partida), lo normal es tener más preguntas que respuestas. Es posible que estén ahí fuera, escondidas junto con los montones de secretos que nos quedan por descubrir, o quizá dentro de ese modo de Juego Nuevo+. Posiblemente no sea así, como evidencian los varios hilos de Reddit o vídeos de YouTube que ya estudian los potenciales de la historia del juego. Hyper Light Drifter tampoco parece querer responder a esas preguntas, sino emplazar los interrogantes en nuestra cabeza y llevarse, a cambio, una parte de nosotros para ir repoblando este mundo melancólico de neón. Y nosotros, encantados.

 

Aunque su mundo se muera, no quiere decir que no sea peligroso. El combate de Hyper Light Drifter es ágil, divertido y gratificantemente frustrante. Hay momentos en los que podemos despejar salas repletas de enemigos presumiendo de unos movimientos dignos de un profesional de la esgrima (o del ballet), pero otros momentos en los que nos puede el miedo y empezamos a dar estocadas sin mirar, tratando de esquivar todo lo que podamos, y al final logramos salvar la vida por un golpe, o perecemos muy merecidamente. Pero todo depende de nuestra habilidad y cabeza fría. Por lo general, esquivar los primeros ataques es una buena técnica para salvar el pescuezo, pero con un solo golpe las cosas se pueden poner muy tensas.

 

 

La lucha requiere de una aplicación muy consciente de nuestros movimientos y habilidades. El combo de tres golpes de nuestra espada es la sal del arsenal, pero también hay que saber usar las armas de fuego, que son nuestra pimienta: qué arma usar, cuándo disparar apuntando, cuándo sin mirar, etc. Nuestra habilidad más importante es, posiblemente, el movimiento de finta, y hay que conocerlo bien en todas sus dimensiones para evitar no solo balas, bombas y estrellas ninja, sino también las trampas de los escenarios.  La posibilidad de acumular jeringas de curación puede parecer indulgente, pero cuando nos encontramos con olas y olas de enemigos que llegan desde todos los lados, el mero hecho de abrir un espacio para aplicarnos una de esas jeringas es un logro de por sí.

 

Por suerte, hay objetos y mejoras para nuestras habilidades y armas, pero no están al alcance del novato. Para hacernos con estos elementos hay que pasar por caja, y para ir con la cartera llena hace falta recoger unos «céntimos de crédito». Cada cuatro céntimos adquirimos un crédito y, por ejemplo, para comprar la habilidad que nos permite encadenar fintas hacen falta cuatro créditos. Es decir, que en la primera partida nos es imposible hacernos con todo. Las mejoras van desde los elementos pasivos y aburridos, como los espacios extra para jeringas, a los elementos que requieren de nuestra habilidad para ver los resultados, como las fintas encadenadas, para cuyo uso es necesario mantener un ritmo, o la mejora para desviar balas con la espada, que también requiere de mucha precisión.

 

 

Es un juego que honra al jugador con retos de antaño. Morir una y otra vez no hará que las cosas sean más fáciles, y si se nos atraganta un jefe, nadie nos va a dar un vaso de agua para pasarlo: se nos hará bola hasta que aprendamos a tragar bien solitos estudiando los movimientos del contrincante, esquivando, atacando y repitiendo. Algunos verán esta realidad como una barrera demasiado alta que superar. El propio Dark Souls y sus discípulos, endiabladamente difíciles como son, no deja de proponer algunos atajos para ciertos enemigos importantes: flechas, magias, armas de relámpago, anillos para mejorar los críticos, la posibilidad de parar los ataques de un jefe para asestar golpes devastadores, etc. Hyper Light Drifter parece saltarse estas ventajas, aunque sí que nos dota de herramientas potentes contra las que ciertos enemigos poco tienen que hacer.

 

Algunos recibirán esta propuesta con gusto, deseando rascarse las cicatrices, pero otros no. Es de esperar que acabe siendo uno de esos títulos de crítica binaria: habrá personas que renuncien porque la historia cae en detrimento de la ambientación, otras se subirán al carro atraídas por el apartado visual y se caigan de un empujón al llegar al primer jefe, e incluso habrá algún mutante que considere que es un juego fácil y se sienta decepcionado. Pero en esta casa ya somos varios los que nos hemos dejado llevar por la excelente ambientación, nos hemos enamorado del todo con un desarrollo marcado por el movimiento y la lucha dinámicos y, por último, nos morimos por retomar la partida con ese modo Juevo Nuevo+. Si las preguntas son fascinantes, ¿a quién le importan las respuestas?

9.5
/ 10

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