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Analisis Hotline Miami 2 Wrong Number ,PC,PS3,PS4

Eres la sangre que corre por mis manos
Lunes 16 de Marzo de 2015 por Dayo

Te gusta hacer daño a otra gente. No intentes ocultarlo; el por qué estás aquí ya no es ningún secreto. Ya te desafiaron una vez y tu respuesta fue “sí”. Ahora no hay nada que vaya a cambiar tu mentalidad. Pero eso está bien. La gente es horrible. Todos matan, mueren, se hieren los unos a los otros. Hotline Miami 2 es un brutal ejercicio de cinismo que acepta las mismas bases que cuestionaba su anterior entrega. Es un vistazo a lo profundo del abismo, pero esta vez no hay nada que te mire de vuelta. No hay dios que pueda salvarte en este mundo.

 

Entender Hotline Miami 2 exige entender su precuela. No hay concesiones a los novatos ni facilidades para abrirse a nuevas audiencias: el telar de asesinatos que tejen Denis Wedin y Jonathan Söderström sigue siendo igual de obtuso a los mandos y en su guión, aunque esta vez es mucho más generoso con la carga narrativa. La trama ocupa el asiento delantero y no hay una sola misión que no responda, de un modo u otro, a qué está ocurriendo y por qué. Aquí se atan todos los cabos, la historia fundacional de 50 Bendiciones, el destino de Jacket, la situación sociopolítica de este Miami ucrónico. No es pata negra, desde luego, y no veréis personajes polifacéticos debatirse sobre qué hacer a continuación. En esos términos es un drama sencillo, pero la ejecución vende el producto como si fuese un Porsche. Hotline Miami 2 cuenta una historia a pedazos, igual que las vidas de cada uno de sus protagonistas y su particular baile con lo gore. Es una de abstracciones y viajes ácidos, depresión y redención, que va y viene en el tiempo. Mirando hacia atrás resulta curioso que en este juego uno pueda llegar a querer ver qué pasa a continuación en lugar de descubrir qué desafío viene después, pero la fuerza de su historia, escrita con sangre, hipnotiza igual que sus ambientes de ultraviolencia.

 

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Hotline Miami 2 es más Hotline Miami. Más escenarios, más armas, más opciones, más habilidades. Personajes que dan volteretas, que llevan dos ametralladoras, parejas que arrasan mezclando armas de fuego y una motosierra, nuevos tipos de enemigo, mapas más abiertos, con más entradas, más salidas, más puertas, ventanas, rincones para verte pillado pero también para pillar. Pero no es un juego que se limite a repetir a su antecesor. Quiere decir algo nuevo. La diferencia más significativa es quizá la más sutil: el cambio de mentalidad en su visión de la violencia. La anterior entrega era una confrontación directa al jugador para hacerle ver que era un psicópata capaz de asesinar sin criterio con tal de seguir jugando y tener una excusa para cortar pescuezos, pero esta vez no hay preguntas que valgan. Estás aquí y sabes a lo que vienes. Por eso muchos de sus personajes sienten admiración por el asesinato; los hay que quieren rodar películas inspiradas en los asesinatos sin resolver de Jacket, otros quieren simplemente imitar a sus ídolos matando a la primera de cambio. Mafiosos chutados hasta los ojos de ácido que entran en un trance asesino, policías con ínfulas de justicieros, escritores que se lían a hostias para descubrir la verdad. Esta no es una historia sobre qué nos lleva a matar; esa ya es una respuesta que se sabe. Matas porque eres cruel, porque te gusta hacer daño a los demás. Hotline Miami 2 es una exploración de lo que ocurre cuando la gente se deja llevar y mata, un estudio no de los orígenes de la sed de sangre sino de sus consecuencias.

 

Podría hablar sobre las nuevas mecánicas, las posibilidades de cubrir un pasillo disparando con los brazos en cruz con subfusil en cada mano, cómo poder dar una voltereta cambia de pronto las reglas del juego, qué significa entrar en un escenario y tener que medir cada disparo porque tienes la munición que te han dado y nada más. Podría comparar todas y cada una de las canciones de Hotline Miami y su secuela para medir cuál es mejor, cuál refleja con más acierto la mentalidad de entrar en una habitación bate en mano y sonreír pensando en la pila de cadáveres que vas a montar en cuanto abras esa puerta. Podría hablar sobre la estética de VHS, la ocasional y brillante abstracción narrativa que introduce a sus personajes en un laberinto de sueños, deseos y miedos. Podría hablar sobre la fuerza que tiene You Are the Blood de The Castanetes sonando en los créditos finales. La pregunta no sólo es si Hotline Miami 2 es un buen juego. La gran pregunta es: “¿Hotine Miami 2 es mejor que el original?”. No. Sí. Nada. Es difícil juzgar en caliente y la opera prima de Dennaton la tengo grabada a fuego. Es una impresión que no se quita con facilidad y no se puede medir fríamente la calidad de este juego.

 

En realidad estamos planteando mal la pregunta. Esta no es una competición, no es una cuestión de quién gana a quién. Este juego no quiere limitarse a hacer un bis. Hotline Miami 2 es una continuación de Hotline Miami con todo lo que eso supone. Si gustó el primero, gustará este. Si no has jugado al primero, hazlo antes de pensar si quieres probar el segundo. No se va a ir a ninguna parte. La grandeza sigue ahí, el espíritu psicodélico no se ha movido. Sigue siendo un juego descarado, esa experiencia casi punk que te encierra en una habitación, corre las cortinas, libera de todas las inhibiciones y te deja simplemente ser. El teléfono está ahí, esperando a que lo cojas. Está bien si lo haces. Sabemos que te gusta hacer daño a la gente.

 

Si quieres profundizar en la opinión de este texto puedes leer el análisis expandido.

8.5

/ 10


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