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Analisis Hitman ,PC,PS4,XONE

Múltiples posibilidades y un constante deja-vù.
Miercoles 16 de Marzo de 2016 por Rafa del Río

Pocas veces me enfrento al análisis de un videojuego con tan pocos datos y experiencias como los que esta primera entrega de Hitman ha dejado al jugador. Un Prólogo que ya pudimos disfrutar en la beta con dos misiones cortas de entrenamiento y, la novedad, un único escenario al que podremos acudir un millón de veces para exprimir todas sus posibilidades en forma de contratos, repetir misión, retos y misión extra en el caso de Playstation 4 con Lo Seis de Sarajevo. ¿Es suficiente? A todas luces, no. 

 

Así empieza todo

 

El sobrio regreso del sobrio asesino

Hitman reinicia la saga desde sus inicios con muchas cosas buenas que hacen confiar en él. El principio cumple con la rigurosidad de trato de una novela de John Le Carré en la que no faltan trama, intriga, un protagonista misterioso del que no sabemos apenas nada y un primer contacto con la agencia en el que vemos su examen de ingreso, que sin duda superaremos con creces. Por si esto fuera poco, hay un nuevo personaje en juego, la misteriosa némesis del Agente 47.

 

Hitman vuelve a ganar en seriedad. Aquí no caben monjas con liguero ni monasterios abandonados. La forma en la que se cuenta la historia es hábil, muy hábil, consiguiendo meternos en el papel desde el momento cero con unas cinemáticas más que correctas que profundizan en el asesinato como arte de una forma intensa y cinematográfica que hace que queramos volver a ser el Agente 47.

 

Primera misión de entrenamiento

 

Poniéndonos los guantes de asesino

Este primer paquete de Hitman ofrece poco, demasiado poco como para ser justos en su análisis total. La primera misión de entrenamiento nos lleva a bordo de un yate de lujo de atrezo en el que debemos acabar con nuestro objetivo, un ladrón de arte que está pendiente de una reunión con un desconocido. Las oportunidades de asesinatos son muchas, y fiel al concepto abierto de Hitman podemos llevar a cabo nuestro trabajo como prefiramos. Disfrazarnos del contacto, envenenar la bebida del objetivo y terminar el trabajo en el baño, explosivos de proximidad, tirarle encima un contenedor, garrote, estrangulamiento, rotura de cuello, ahogamiento en el water o, para qué andarnos con tontería, tiro a la cabeza con silenciador. ¿Aburrido? Busca un rifle automático y celebra San Valentin al estilo Al Capone. Pero tranquilo... Las balas son de fogueo (¿¿??)

 

La segunda misión es más profunda y sirve para avanzar la narrativa del juego al convertir al Agente 47 en enemigo de uno de los examinadores. Nos llevará a un escenario que emula una base militar aérea en Cuba, siendo el objetivo un ajedrecista profesional que oculta su faceta como espía soviético. Una vez más daremos con mil combinaciones a la hora de acabar con el objetivo, aprovechando los disfraces de los soldados, guardas y mecánicos de la base y utilizando cualquier medio a nuestro alcance para cumplir el trabajo de la forma más impecable posible.

 

Segunda misión: liándola en Cuba

 

Entrando en materia

Sin embargo, las dos primeras misiones, que podemos repetir varias veces para lograr superar los diversos retos que nos propone la Agencia, no son más que atrezzo y actores. Lo bueno viene con Showstopper, una misión de doble asesinato en París, la capital del glamour, que nos invitará a participar en un desfile de modas que sirve de tapadera para una subasta en la que se venden secretos de estado. 

 

En esta ocasión nuestros objetivos son los integrantes principales del grupo IAGO, Victor Novikov y Dalia Margolis -no confundir con Valar Morgulis-, los responsables de una peligrosa red de espías internacionales que vende información sensible y que ha causado terribles consecuencias en el mundo libre. 

 

Justificaciones al margen, el escenario de París se conforma como el más completo y ambicioso de toda la historia de Hitman, un inmenso palacio en el que podremos visitar los sotanos, los inmensos jardines, el parking, la entrada, el patio interior, las azoteas y, por supuesto, el interior del mismo, en el que se celebra la presentación de una nueva colección de moda, Sanguine. No falta el escenario, la sala de copas, la discoteca, los eternos pasillos y un sin fin de rincones que tienen su punto álgido en la subasta encubierta de la zona superior. 

 

La mejor forma de asesinar, convertirnos en modelos, pero... ¿Por qué modelos?

 

Respecto a las oportunidades de asesinato, estas son innumarables: desde disfrazarnos de camarero y envenenar la comida hasta dejar caer una lámpara sobre el objetivo, hacer que reviente la cocina, estrangular disimuladamente en la soledad de la alcoba o liarnos a hachazos directamente ante la mirada de todos. Por poder, podemos incluso suplantar a la estrella del desfile y hacer nuestros pinitos en el mundo del papel cuché para terminar en la portada de los periódicos disparando a Victor desde la pasarela. 

 

Me siento Dereck Zoolander

 

Y ahora toca repetir

La misión de París está muy bien y las dos misiones de entrenamiento son un aperitivo estupendo para prepararnos para lo gordo que está por venir, sin embargo eso no quita para que Hitman se quede muy corto a la hora de plantear su estrategia episódica de grindeo

 

A la hora de la verdad Hitman bebe del repetir un mismo escenario una y otra vez hasta la saciedad sin poder salir a otros rincones, y la cosa se hace muy pesada con el puñado de modos de juego que tiene y que se reducen en realidad a lo mismo una y otra vez: Ve a París y mata. Ve a París y mata a ese. Ve a París y mata a este. Ve a París y mata con veneno. Ve a París y mata con pistola. Ve a París y mata con espada. Ve a París y mata con una lámpara...

 

Yendo a París y matando con explosivos

 

A la larga se hace cansado, lo que no deja de ser una pena pues la idea, la forma de llevarla a cabo y el escenario dan para mucho más que eso. Ahí tenemos los retos del modo carrera, que nos invitan a cumplir la misión de determinada forma para ganar maestría y nuevas formas de infiltrarnos. Ahí tenemos los modos contratos, que nos invitan a eliminar diferentes objetivos de diferentes formas para ganar maestría. Ahí tenemos el modo intensificación, que nos invita a matar a determinados objetivos de determinada manera para... ya sabéis. Y el Modo Objetivo Escurridizo, que sólo está disponible unas horas, o Los Seis de Sarajevo, exclusivos de Playstation 4: más de lo mismo aunque requiere un poco más de investigación. 

 

No me salen las cuentas

Hitman está muy chulo y eso está bien, tiene momentazos, y a veces incluso cae en el humor, pero eso no quita para que la experiencia se quede coja por los sinsentidos de la forma en que IO Interactive pone en escena sus geniales ideas. Hay momentos en los que nos limitaremos a seguir al objetivo por todos los rincones del palacio, dando el cante ante cientos de testigos a la espera de que se quede a solas para eliminarlo. Momentos en los que lo ridículo de la situación amenaza con cargarse la idea principal del sigilo, y momentos en los que las limitaciones de este primer paso del motor gráfico Glazier se cargan el espíritu. Y no, lo de interpretar a Dereck Zoolander en su asesinato promovido por la mente maquiavélica de Mugatu no ayuda, por divertido que sea sacar la pisola mientras andamos con estilo hacia nuestro objetivo. 

 

Sí, es divertido aunque todos miren hacia otro lado

 

Por si esto fuera poco, la IA de los personajes va muy justita con unas rutinas en las que se agradece que cambien los diálogos pero tienen muy poca variedad, con unas reacciones que no acaban de tener mucho sentido y una puesta en escena que va desincronizada respecto a lo que sucede. Por ejemplo cuando subimos al escenario a dar nuestro pase de modelos y todo el público está quieto dándonos la espalda aunque suenan los aplausos o la subasta de arriba permanece estática como un cuadro pintado por Rubens o Velázquez. 

 

No obstante, lo peor de Hitman es su naturaleza de videojuego y la obsesión de IO Interactive por gritarte en la oreja que esto no es más que un juego mediante el sistema de 'repite una y otra vez el escenario a ver qué consigues ahora'. Habrá quien abogue por este sistema, y esto es genial, pero Hitman se ha convertido en el asesino profesional más conocido del mundo gracias a sus constantes vueltas y regresos al lugar del crimen a por otra víctima. 

 

París pinta impresionante, pero sí queréis verlo ya podéis buscar en trivagos. 

 

Resumiendo

Aún queda mucho camino hasta que Hitman esté completo, y espero que este tiempo sirva para que IO Interactive pula los problemas de IA, los fallos de comportamiento y demás problemas que el nuevo motor gráfico, Glazier, parece no poder ejecturar correctamente. Sin embargo, por mucho que la cosa avance y la historia mejore, por mucho que solucionen los múltiples bugs, me temo que la filosofía de un único escenario y una única misión va a seguir ahí, por muchas formas que tengas de llevarla a cabo y mucha rejugabilidad que queramos meterle, al final esto no va a ser más que un grindeo por ver diversas animaciones y desbloquear cositas. 

 

Así que la cosa queda coja. Si os parece interesante la idea y queréis probar, por 14,95 tenéis disponible estas tres primeras misiones en un paquete que podéis evolucionar posteriormente a la experiencia completa. Me consta que es un gran juego y puede gustar a muchos usuarios, entre los que me incluyo. Sin embargo, la cosa podría haber sido mucho con un poquito de cuidado, y a un gran sector del público la experiencia le resultará vacía. Habrá que esperar a que salgan un par de misiones más para actualizar este análisi y ver cómo va quedando la cosa. Por ahora, el juego se nos queda en un bien alto o un notable tirando a bajito. 

 

¡Nos leemos! 

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