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Analisis Gears of War Judgment ,X360

Un Gears of War que continúa experimentando consigo mismo para encontrar su forma perfecta
Miercoles 20 de Marzo de 2013 por Alvaro Ondina

Nada más y nada menos que 6 años nos traen a estas líneas. Media docena de años hace que Epic Games acompañó el inicio de una generación a la que ya vamos diciendo adiós. Gears of War hizo que, a pesar de su translúcido argumento, quedásemos pegados al mando de la consola. La trilogía de Marcus Fénix fue en constante evolución dentro de la franquicia, mezclando compuestos para dar con la pócima perfecta y crear así el shooter perfecto. Durante su proceso de madurez pudimos percibir muchas mejoras y algún que otro traspiés. Escaso hilo argumental, demasiada longevidad. Pero su tercera parte pareció satisfacernos con unas dinámicas y una conclusión más o menos acertada.

 

Todo ese proceso nos lleva al último lanzamiento, Judgment, en el que volvemos a coger los ingredientes que dan nombre a la saga de Epic y los volvemos a mezclar, tratando de probar una vez más al usuario, que la receta sigue dándonos un sabor especial. Esta entrega, trae consigo las influencias de People Can Fly y negar algo que se percibe a simple vista sería mentir. En Judgment apreciamos de nuevo un cambio, un paso más hacia lo que GoW quiere ser. Tras los tres anteriores, en los que fuimos presa de altibajos bien resueltos con el desenlace, nos queda un sabor agridulce.

 

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Los nuevos escenarios se muestran llenos de color y con un alto nivel de detalle


A estas alturas todo el mundo sabe qué cuenta Judgment. ¿Qué pasó antes de que Marcus viera de nuevo el exterior de su celda? Una historia que, a pesar de mi predilección por los flashback, no genera demasiada expectación durante el transcurso de la campaña. El comienzo es muy cinematográfico y embaucador pero el contenido posterior se va desinflando a medida que avanzamos el juego. El problema que el título encuentra es que no encontramos un desarrollo narrativo como tal. Con el actual enfoque hacia lo arcade, dejan a un lado las cinemáticas en que se nos mostraba algún acontecimiento relevante o que nos emocionase de algún modo. Con Judgment esas escenas son demasiado escasas y triviales.

 

Hay una fórmula que desde Gears of War 2 se convirtió en un identificador, el modo Horda. Miles de usuarios, tras acabar la campaña, han pasado innumerables horas aguantando oleadas de locust, tratando de superar todos los niveles. Y así vemos como lo que en el pasado fue un añadido, ahora se convierte en la base del juego. Puede que este modo de juego fuera un gran punto de apoyo para entregas anteriores pero al entrar de nuevo en el mundo de Gears of War nos encontramos ante un título que pierde varias de sus bondades para envolverse por completo de una pequeña parte de sí mismo.

 

Abundan los escenarios pasilleros donde perdemos ese sistema que invento Epic en que buscábamos la cobertura y nos íbamos moviendo para flanquear al enemigo y pillarlo por sorpresa. A menudo, en estas circunstancias, la opción es correr y disparar hasta acabar con el locust a balazos o serrándolo. ¿Dónde queda la estrategia que ideábamos tanto solos como en el modo cooperativo?

 

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Una opción que nos reta poniéndonos la zancadilla para superarnos a nosotros mismos

 

La inteligencia artificial, tanto en los NPC aliados como en los enemigos, nunca ha sido el fuerte de la franquicia, pero esta vez es del todo irracional. Es muy frecuente encontrarnos con un enemigo que da vueltas a nuestro alrededor sin ninguna intención de atacarnos, a un aliado que entorpece nuestra línea de tiro o simplemente echa a correr como un John Rambo hacia un grupo de locust. Hay momentos en que, en mitad de un nivel horda (dentro de la campaña), podemos apreciar una masa peleándose como si de un patio de colegio se tratase. Uno no sabe bien a quién está dispara.

 

Pero Judgment tiene muchas virtudes, aprendidas con cada Gears of War. El juego de volver atrás en el tiempo ha servido para llenar los escenarios de color, realzar la arquitectura, siempre destruida antes y presentar un diseño de niveles magnífico. Casi da pena a veces no tener un rato para recorrerlo y observar los detalles. Encontramos salas vacías que, aprovechando su usabilidad como parapeto, encajan perfectamente como decoración ambiental. El movimiento es más fluido, percibimos esa ampliación de imágenes. De hecho se agradece tratándose de un juego de mayor velocidad.

 

La acción se ve dividida en capítulos, los cuáles a su vez están sumamente fragmentados. Esto nos provoca continuos cortes, haciéndonos echar en falta secuencias más largas que disfrutar. El aspecto que salva este constante coitus interruptus es el establecimiento del protagonismo de cada capítulo por los integrantes del pelotón Kilo. No empatizamos demasiado con cada uno pero aporta dinamismo a la hora de jugar. Cada personaje tiene un asunto que lo llevo a estar allí. Con cada entrega hemos conocido nuevos locust y en esta han dado con una clase que, por su fortaleza, consiguen ponernos en jaque.

 

Probablemente el punto más novedoso de este capítulo de Gears of War sea el sistema de puntos y estrellas. Realmente es el punto que representa la reinvención del modo campaña de este título. Este sistema hace que cada porción  de Judgment forme parte de un todo. Con un vistazo al menú principal comprendemos la conexión entre los sistemas. Puntos de experiencia obtenidos en la campaña que invertimos en el multijugador. Todo conectado. Con las estrellas encontramos objetivo, desbloquear un nuevo modo campaña llamado Repercusiones. En este modo revivimos lo más clásico de la saga, escenarios grises, situaciones de sobresalto en que un nuevo tipo de enemigos nos quita la tranquilidad. En cada inicio de batalla del modo campaña encontramos la opción desclasificar, en la que aumentamos la dificultad desvirtuando el uso de nuestras armas, la visibilidad o el nivel de vida, en pos de obtener mayor puntuación. Ese aspecto retador es el nos hace tratar de superarnos.

 

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Los nuevos tipos de enemigos dan un paso más en originalidad y peligro

 

Con lo que siempre ha arrasado Gears of War es con el multijugador. Si, en el modo campaña se agradece que una mente humana nos acompañe llenando de coherencia la contienda, el resto de modos siguen igual de cuidados, si no más. El modo Horda se ha visto modificado hasta en el nombre. Llamado supervivencia se añade un objetivo más allá de sobrevivir. Debemos mantener cerrados unos agujeros locust, aguantando los ataques para no perder las tres posiciones que tenemos. En los modos de enfrentamiento encontramos los habituales Duelo por equipos, Dominio y Todos contra todos, pero hay un modo que llama especialmente la atención. Se trata de un sistema parecido al modo supervivencia en el que todos somos jugadores. Este es el llamado Invasión. La capacidad de estrategia que ofrece este modo es magistral. Tendremos clases entre las que elegir, sin importar el bando que escojamos. Cada una con unas habilidades que cambian completamente nuestra visión de la partida

 

Judgment es un título que corre el riesgo de caer en la monotonía y la reiteración y no cuida prácticamente nada la narrativa. Inferior en cuanto a jugabilidad a los anteriores Gears of War, gana en cuanto a calidad visual e innovación. La mejora de los modos online y el sistema de puntuación nos incitan a rejugar para mejorar y desbloquear nuevos elementos y personajes. Es una lástima que como modo campaña quede coja si la comparamos con Repercusiones. Sin duda la franquicia continúa buscándose a sí misma en una madurez que comienza a hacerse de rogar.

7.5

/ 10


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