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Analisis Forza Horizon 2 ,XONE

Pasión por el automovilismo sanote.
Sábado 25 de Octubre de 2014 por Toni Piedrabuena

Tuve un pensamiento estúpido sobre Forza Horizon 2 que me apetece compartir con vosotros: es una especie de paraíso del conductor, una meca en la que lo único que importa es la velocidad. Olvida los accidentes, las consecuencias y las circunstancias que puedes provocar circular a 300 kilómetros con tu Ferrari 360; lo único que importa es disfrutar al volante. Todo de buen rollo, con su musiquita, con su buen feeling, con escenarios y países que lo único que esperan es que disfrutes del viaje, de la carrera y la competición y cero de drogas y alcohol. Una rave con zumos de melocotón y ganchitos de Grefusa, ¿te imaginas? Bienvenido a Horizon 2, la utopía de la conducción. En todos los sentidos.

 

 

Olvida los comandos de Forza Motorsport 5 y olvida los controles y la forma de encarar una carrera a bordo de sus bólidos. Al igual que en la primera entrega de PlayGround Games en Xbox 360, Horizon 2 es una fiesta del motor, con 200 coches y una conducción más simple en la que todo vale. No os engañaré: como conductor europeo no comprendo qué territorios franceses e italianos conciben explanadas y descampados sin baches ni rocas que te dejen el Lamborghini hecho un cromo, pero es indiscutiblemente divertida su combinación con el sistema de bonificaciones añadido.

 

El contador de habilidades ejecutado por Criterion en su momento y que tantas otras empresas han querido llevar a sus juegos, aquí, también hace de las suyas. Y para bien, claro: todo lo que acontezca en medio de tu carrera por el mundo abierto de Horizon o las pruebas puntuables, siempre que no choques, suma puntos que acaban subiendo tu experiencia. Doble reto en la partida: el de ganar la carrera y en la medida de lo posible, firmar un trazado espectacular para sumar nuevos extras en el contador, que a su vez se convierte en puntos de experiencia, créditos y en la posibilidad de seguir sumando nuevos vehículos para tu garaje.

 

 

Al igual que se viene haciendo en Forza desde las pasadas entregas, el hecho de que te valgas de tus habilidades con las mínimas ayudas de la máquina, también suma puntos. Comienzas con el flotador y acabas que pareces Michael Phelps. Obviamente, la recompensa por quitarte los manguitos es cuantiosa, y el juego te insta, constantemente, a que acabes dando el paso por tu propio pie. Y si no lo haces tú, el colega Sheldon te lo acabará recordando también. Qué cansino, por favor.

 

Y no, no se llama Sheldon, pero sí es su doblador el que hace las veces de anfitrión de la fiesta Horizon. Dudo que alguien pueda quejarse del gran trabajo de adaptación que se ha hecho con la obra, pero una voz tan reconocida dentro del propio público objetivo de una plataforma como Xbox One, te impide pensar en la voz y en el gran trabajo que se hace cada semana en Big Bang Theory. Igual que molestaba en Fable II la voz de Bart Simpson en cada niño que te habla, pero eso es otra historia. Creo que las empresas, a la hora de escoger nombres, deberían tener en cuenta sus anteriores trabajos para evitar esos “problemas”, “colega”.

 

 

La infinidad de contenido está exagerada, pero que Horizon es un juego increíblemente grande es una realidad. Más allá del propio campeonato, con su final de juego y sus avances en la historia contada, las competiciones se cuentan por docenas, y la variedad de las mismas en cuanto a cilindradas, categorías y vehículos en los que participar resultan importantes también. No quiero explicaros ni chafaros algunas pruebas extra espectaculares que se dan al acabar algunos campeonatos, pero PlayGround ha hecho un gran trabajo con esas pruebas.

 

Pruebas que también se ven representadas en un juego en línea al que le puedes sacar todo el contenido que te apetezca. Imita la forma de juego del modo en solitario, pero añade a otros once jugadores de todo el mundo en una disputa por sumar nuevos niveles de juego. ¿Cómo? Venciendo y haciéndolo lo mejor posible, como no podía ser de otra forma. Hay diferentes modos de juego, diferentes categorías en las que competir y añade un valor estupendo al resultado final de la producción.

 

 

¿Es el mundo abierto una obligación en la conducción? Yo no lo creo en absoluto, y aunque aporta una serie de virtudes indiscutibles a los juegos que se quieren basar en esa mecánica, no comprendo el motivo por el que se “sanciona” a los jugadores que prefieren hacer uso del viaje rápido. Máxime, cuando en realidad, tampoco es que el mundo abierto sea un lugar excesivamente vivo que apetezca visitar: no hay ni un viandante en el escenario, y los pocos que hay se ven separados de la carretera por muros que impiden el acceso a los coches. No, no quiero atropellarlos, pero igual que las gradas vacías de Montmeló me molestaba en su momento, también el que nadie esté siendo partícipe del evento me molesta. Falta vida en las calles de Horizon 2.

 

La contrapartida es el escenario en sí: hay lugares bellos de recorrer, y al contrario que en otras entregas de conducción en las que el escenario no pasaba de las clásicas carreteras americanas, el cambio mediterráneo le ha sentado de maravilla al videojuego de conducción. Tanto como la lluvia, por cierto. No recuerdo cuál era la frase concreta del fake-Sheldon, pero cuando comenta que la lluvia aparecerá durante la partida y comienza a diluviar, servidor casi se echa a llorar. El comportamiento de los coches con lluvia, estupenda; el apartado visual con el cambio climático, excepcional.

 

 

Más allá de las pequeñas cosas a echar en cara a la creación de PlayGround, creo que es uno de los grandes nombres en la actualidad de la plataforma de nueva generación de Microsoft. Un título de velocidad que se adapta a los gustos de cualquier jugador y que ofrece una cantidad de contenido y elementos grotesca, difícilmente acabable y que añade un modo en línea que hará las delicias de los más competitivos. Además de los drivatars, claro, que te permiten echar unas risas a costa de las representaciones virtuales de colegas que no están en carrera y que más que conductores parecen psicópatas. Hasta ellos tienen lugar en Horizon 2.

8.5
/ 10

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