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Analisis Final Fantasy XIV Heavensward ,PS4

El resurgir de la saga.
Lunes 27 de Julio de 2015 por Kysucuac

Creo que hay dos pilares fundamentales para mí en los videojuegos: Final Fantasy y los juegos online. Al menos, son las dos cosas que más me gustan, Siempre pensé que un híbrido de estos dos elementos sería el juego perfecto, y no me equivocaba. Al menos, en parte. Yo dejé la saga tiempo atrás, sin haber sido capaz de pasarme el XIII y sin jugar el XII. Pero ahora, con la nueva expansión de Final Fantasy XIV: Heavensward, he visto la oportunidad perfecta para regresar y darle una segunda oportunidad a Square Enix.


 

No puedo sino darle la razón a mi compañero Adrián/Mou, que hace un año nos hablaba de A Realm Reborn: Este juego convence con sólo mirarlo. Desde el diseño de personajes hasta los combates, Square Enix ha cuidado cada detalle, cada milímetro de este juego. Y eso, en un online, es complicado. Siempre hay fallos, siempre hay algo que cojea, algo que le baja calidad. En el WoW son los gráficos, por ejemplo. Pero si llegas a un título con los gráficos de la última generación de Final Fantasy, pillar los fallos se vuelve mucho más complicado.

 

Cuando salió Final Fantasy XIV su puesta en escena, su interfaz y sus controles dejaron mucho que desear, por lo que el juego podría llegar a considerarse todo un fracaso. Con la primera expansión, la cosa mejoró, y con Heavensward este título online ha terminado de revivir.

 

Un mundo nuevo

 

Eorzea es un universo grande y muy hermoso, y estas dos cualidades se han multiplicado con la expansión. Hasta seis nuevas regiones se unen a las ya conocidas, con una gran novedad para recorrerlas: las monturas aladas. Con terrenos más montañosos, estas monturas serán la única forma de acceder en ocasiones a ciertas partes del mapa. Heavensward es la expansión de los exploradores, pues ahora tendremos montañas, cuevas, picos y lugares determinados a los que no podremos llegar hasta que desbloqueemos las corrientes del aire de cada sitio.

 

Aunque yo, personalmente, soy más amiga de los paisajes más planos, las praderas verdes y los campos primaverales, lo cierto es que la nueva verticalidad del terreno lo hace muy atractivo. Después de todo, Square Enix ha creado unos paisajes impresionantes, de esos que te dejan con la boca abierta y te obligan a llevarte media hora contemplándolos o haciendo capturas. Claro que los paisajes no son lo único bonito del juego. No olvidemos que esto es Final Fantasy, por lo que los personajes también merecen su medallita.


Quiero veinte personajes

 

Lo que más me ha gustado del juego ha sido el diseño de personajes. Detesto aquellos títulos online en los que apenas puedes personalizar a tu avatar y te acabas pareciendo a 203564672 jugadores, todos con la misma cara, el mismo pelo y hasta la misma clase. Pero en Final Fantasy XIV no, y es aquí donde más se nota la esencia de Square Enix. Sí, todas las razas tienen su propio traje de inicio, donde sólo cambia el arma pro la clase elegida. No obstante, el diseño del personaje es tan personal que no habrá dos iguales. Puedes modificar la altura, el peso, el tamaño de los pechotes (no sé vosotros, pero a mí me gustan grandes), el color del a piel, el de los ojos, el del pelo... Tienes un amplio abanico a tu disposición para hacer al personaje totalmente tuyo.


Lo cierto es que no hay un personaje feo, hasta los Roegadyn pueden ser guapos. Pero los que me han cautivado han sido los protagonistas de la expansión, los Au Ra. Estas criaturas con ligero aspecto de dragón son una monada, al menos en el caso de las chicas, y su historia es bastante interesante.


 

Pero el diseño de personajes también tiene una cosa mala: Las clases. Más bien, la ausencia de clases. Un universo tan rico en historia y paisajes como es Eorzea, se queda corto a la hora de elegir las clases. A los que les gustan más los magos que los guerreros, como a mí, Final Fantasy XIV les va a saber a poco. Faltan clases en ambos bandos, en el mágico y en el físico, algo que, si a estas alturas no han mejorado, no tengo muy claro que vayan a hacerlo.


Lo nuevo se hace esperar.

 

Su forma de mejorar la carencia de clases ha sido, efectivamente, introduciendo unas cuantas nuevas con la expansión. Y ese “unas cuantas” quiere decir tres: El Caballero Oscuro (hola, Batman), el Astrólogo y el Maquinista (lo que viene a ser un ingeniero). Pero relaja la raja, porque si tu personaje acaba de nacer, como es el caso del mío, tendrás que esperar mucho para poder disfrutar de estas novedades. Nada más y nada menos que hasta el nivel 50, y cuando hayas llegado a la capital de Ishgard, Foundation. Una vez cumplidos los requisitos, las clases estarán a tu disposición inmediatamente. Pero, sí, la espera se hace larga.

 

El Caballero Oscuro viene a ser un nuevo tank (el que aguanta las toñas) basado en los Mps para el uso de sus habilidades. El Astrólogo es un healer (parece que los magos aquí sólo sirven para eso) que, a modo de Twisted Fate, irá ayudando al equipo con sus cartas. El Maquinista/Ingeniero/Mecánico/quémásda se apoya en las armas de fuego y en diferentes inventos que podrá usar en beneficio de sus aliados (o de sí mismo) o en contra de los monstruos y enemigos. De los tres a mí es el que más me ha gustado, ya que puede usarse tanto de ayuda en una party como de asesino dps.


 

El crecimiento de clase con estas nuevas ramas no va a ser igual que en el resto, pues no empezaremos a nivel 1, sino al 30. No habrá que escalar en una clase para conseguirlas, sólo hay que hacer una misión en Foundation con ese personaje a nivel 50 que ya hemos mencionado.

 

La otra novedad es el tope de nivel, que pasa a ser el 60. Diez niveles más con más historias y más habilidades. Lo mismo pasa con los trabajos o profesiones de recolección y creación, que verán un aumento del rendimiento y nuevas recompensas. También ocurre igual con las mazmorras, que serán más, o la dificultad, que en algunos momentos del juego nos hará desear estampar el ordenador (o la play en el caso de los más suertudos) en la pared.


Aquí hay Final Fantasy para rato.

 

La decepción y el mal sabor de boca que me dejó Final Fantasy XIII ha quedado atrás gracias a este online. Creo que éste es el juego en el que debe centrarse ahora Square Enix, aunque nos vayan a hablar del XV muy pronto. Me parece que Eorzea es un mundo increíble en el que hay muchísimo que explorar, no sólo para nosotros, los jugadores, sino para los propios desarrolladores.

 

Heavensward es una buena expansión, aunque veo que el peso de la historia recae en las cinemáticas, en lugar de caer en las acciones de una forma más dinámica. Hace unos años, una cinemática de Final Fantasy era un regalo, algo extraordinario, que te hacía soltar el mando y quedarte embobado. Pero aquí (y pasa lo mismo con el XIII) se vuelven un castigo, te impacientan, te hacen darle todo el tiempo a los botones, para ver si te las puedes saltar. Eso en un online no debería ser así. Así que ése es mi consejo para Square Enix: centraos más en el juego en sí, que ya es bastante bonito, no lo adornéis más. Queremos jugar, no mirar (dijo la niña de los eSports).

 

En conclusión, y restando este pequeño detalle, Final Fantasy XIV: Heavensward es toda una obra de arte, con un apartado artístico impecable, una historia fascinante y un universo, en general, que te atrapa desde el primer momento. Éste era el juego que la saga necesitaba para resurgir.

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