Analisis Fez ,X360

Amor a primera vista. Adicción al descubrimiento y querer saberlo todo. El regusto de haber pasado un tiempo maravilloso. Seguir por pura adicción y descubrir que aún queda mucho por rascar. Algo de monotonía y entre medias un momento mágico. Esporádicos momentos mágicos al revisitar épocas pasadas. Vivir un cambio. Saber que lo has sacado todo de alguien. ¿Y luego, qué?

 

Por todas estas etapas de una relación que no sabemos si llegará a buen puerto nos hace pasar Fez, pero sabemos que, al menos, lo que dure, será algo inolvidable. Fez es una aventura, es exploración, es descubrimiento, es misterio, pero lo que no es es violencia, ni acción de ningún tipo, Gómez es un ser esponjoso y pacífico, y en su mundo no hay enemigos, sólo misterios.

 

Fez comienza en un mundo en el que el píxel es la ley, la unidad de medida para todo, dos dimensiones que de un momento a otro se rompen para el protagonista gracias a un fez cúbico que aterriza sobre su cabeza, con sus seis caras y su borla. En ese momento, Gómez adquiere la capacidad de girar ese mundo 2D para descubrir que hay profundidad, e incluso una cara trasera de todo lo que nunca había podido ver, y que aún así, todo está formado por píxeles. Deducimos entonces que en el nuevo mundo, la unidad mínima es el vóxel.

 

 

Y tristemente, muchos se preguntarán: “¿Sin matar enemigos, qué hago en un juego?” Respuesta sencilla y a la vez no. Fez se las apaña muy bien para que en los primeros cinco minutos ya estés atrapado por un misterio que se escapa a tu comprensión, así que, empezamos a explorar. Lo que en un principio era un plano, podemos girarlo 90º, y resulta que no es plano. Y lo giramos otros 90º, y lo que antes estaba a la izquierda ahora está a la derecha, por su cara trasera. Y es que al no haber profundidad en un plano 2D, todo puede cambiar al girar un poco, y Fez se aprovecha de esto.

 

Todo lo que aparece en un plano es susceptible de ser manipulado, saltamos sobre ello, trepamos, accionamos interruptores,... Pero eso no quiere decir que estén a la misma profundidad, así que al girar, la mayoría de los elementos no mantienen la posición correlativa. Es más complejo de explicar que de vivir, así que como introducción a las bases, nada mejor que el vídeo sobre este párrafo, para ver cómo, girando y girando de 90 en 90 grados, las posibilidades aumentan hasta el infinito. Como ejemplo más claro, el del final del vídeo, en el que dos tramos de una escalera vertical están a diferente profundidad, pero al ponerlos sobre el mismo plano, se convierten en una escalera completa perfectamente útil.

 

Conceptualmente es perfecto, cada plataforma tiene su lugar exacto y su plano en el que nos es útil. Cada estructura tiene sus seis caras con sus respectivos secretos y pasajes a otras zonas a explorar, y esto es todo lo que haremos durante nuestra travesía por este mundo de aspecto retro, saltar, girar y explorar. Tres acciones bien sencillas que se transforman en un abanico de posibilidades que sorprende cada vez más, con estructuras cada vez más intrincadas, con nuevas situaciones, y con desafíos con los que devanarse los sesos que van más allá de la simple exploración.

 

 

El mapeado enrevesado y a la vez organizado de Fez nos hace sentirnos como en el Metroid original, una telaraña de pasillos que llevan a pasillos con sus respectivos sub-pasillos, y al fondo de cada uno hay algo de valor. La telaraña de Fez al menos es visible, y podemos entenderlo tanto como un diagrama plano como en uno a varias alturas, con estancias principales con sus respectivas sub-estancias. Como una metáfora del juego en sí, tardamos en entender el mapa, pero una vez que le cogemos el punto útil, se convierte en un imprescindible, y gracias mil por indicar qué estancias tienen algo más que escudriñar y cuáles están completas. 

 

Porque ya de por sí Fez no ofrece facilidades salvo ocasionales puntos de teletransporte, ni da pistas sobre los acertijos más allá de la propia capacidad del jugador, que será quien deba descubrir, observar, apuntar, relacionar y ejecutar, sobre todo para los puzles más complejos que se esconden entre el metalenguaje y la mitología del propio juego.

 

 

Toda esta maravilla se ve manchada por fallos de programación, que no fallos del concepto del juego, y ocurre que haya cuelgues, que el juego te expulse al menú de la consola (sin ser una broma), o incluso que desaparezca la partida. Por mucho que ya se esté trabajando en un parche para solucionarlo, son manchas muy grandes difíciles de tapar en un blanco impoluto. Aun así, animamos a que se obvien todos estos problemas. Han ocurrido, ocurren y seguirán ocurriendo seguramente problemas así, pero incluso tener que reiniciar una partida no es un sufrimiento. Volver al mundo de Fez siempre es un placer aunque sea bajo circunstancias escabrosas.

 

No sabemos cómo recomendar mejor que no os perdáis una experiencia de semejante calidad, tanto audiovisual como jugable. Por si el vídeo gameplay de la primera página no es suficiente, os dejamos también unas piezas de la banda sonora para disfrute general, y animamos también a no conformarse sólo con llegar a la maravilla de los créditos tras conseguir los cubos dorados, que al fin y al cabo sólo requieren un mero plataformeo. Fez se disfruta a fondo celebrando cada anticubo o artefacto conseguido tras un puzle complejo, una atención especial al entorno, una buena lectura de mapas del tesoro,... En definitiva, una gran aventura, y uno de los mejores títulos que se puede encontrar hoy día en Xbox Live Arcade. 

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