Analisis Devil May Cry 4 Special Edition ,PS4

Nadie ha pedido Devil May Cry 4 Special Edition, eso es así. No es el mejor de la serie y jugado en pleno 2015 se ve viejo. Las cámaras mal planeadas que estaban ahí en su lanzamiento siguen presentes, también lo escenarios vacíos y el plataformeo regulero que falla más que una escopeta de feria. Jugar a Devil May Cry 4 Special Edition es volverte a encontrar con todo eso, con elementos ya superadísimos y con unos Bayonetta y hasta un DMC más interesantes que este. Entonces ¿qué sabe ofrecer esta reedición para validarse como un título útil ahora? Pues lo cierto es que una decisión muy acertada: la posibilidad de rejugar el beat´em up alterando una y otra vez su jugabilidad original.

 

Porque lo cierto es que aunque todo eso tan old-school sigue ahí, también lo es que esos combos tan tremendamente satisfactorios también residen en este cuarto Devil May Cry; esos que uno encadena evitando recibir daño, mandando al enemigo hacia el cielo para subir con él; llevándolo de nuevo al suelo, agarrándolo una vez más para liquidarlo y volver a por otro enemigo para repetir el proceso. Y lo están multiplicados por el número de personajes que podemos controlar.

 

 

Es un placer controlar a Vergil y apreciar las diferencias tan determinantes que tiene con Nero; no tanto jugar con Lady y sí con Trish y con Nero. Los niveles de dificultad pican y animan a mejorar, y si te quieres volver loco pues te activas el modo caballero oscuro legendario, que te mete rivales duros desde el principio para que disfrutes y sudes.

 

Vergil es una maravilla de la velocidad con una simpática diferencia con respecto a Nero: en lugar de atraer para sí los enemigos, este sale disparado a por ellos. Trish es rápida y divertida de jugar pero Lady se hace excesivamente pesada. La chica del escote poco discreto hace las veces de personaje gordo, con ataques contundentes con la bayoneta de su arma y combinando escopeta, pistolas y bazooka a larga distancia. Lady es la única a la que lo pongo pegas, la verdad, y no es porque sea mala sino porque no encaja conmigo.

 

 

Esta jugabilidad se enriquece con unos 1080p y unos 60 fps que hacen de volver a Devil May Cry 4 una delicia. Aunque los escenarios se vean tristes, como hablamos, los enemigos finales de fase siguen siendo impresionantes, y combatirlos son los momentos en los que el videojuego llega a sus instantes álgidos. Los personajes se mueven genial y lo cierto es que cuando se tienen asumidos los controles, Devil May Cry 4 Special Edition brilla.

 

La historia principal se sigue disfrutando mejor con Nero y su compi de peluquería Dante, por eso de poder contar con las cinemáticas y la narrativa plena del videojuego. El empleo del resto de personajes es más una manera de transformar la campaña en un conjunto de misiones jugadas con otro. Sí hay un número ligero de vídeos para intentar encajarlos, pero la premisa es jugar y jugar y jugar, aprendiendo y batiendo records en distintas dificultades.

 

 

Siempre podréis ir alternando, misión tras misión, entre uno u otro personaje o dificultad, haciendo fácil lo de regresar sobre tus pasos, probar con Vergil por donde pasaste con Nero y luego darle una nueva pasada con Lady; pero eso sí, si no habéis jugado nunca al juego, probad primero con el protagonista de la aventura.

 

Con todo esto, Devil May Cry 4 Special Edition hace del original un título todavía más arcade. Como decía al principio del artículo, todos las decisiones de diseño desfasadísimas siguen ahí y por ello esta remasterización no acaba de actualizar el juego, pero sí que es cierto que los variados personajes, lo bien que se mueve todo y los niveles de dificultad más exigentes logran que revisitar el título merezca la pena y sea una experiencia divertida.

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