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Analisis Deus Ex Mankind Divided ,PS4

Del renacimiento a otra parte
Martes 23 de Agosto de 2016 por Bruno Louviers

Uno de los primeros momentos memorables de Deus Ex Mankind Divided, en mi opinión al menos, ocurre poco después de llegar a Praga. No me refiero a cuando descubres que tu cuerpo ha sido 'invadido' por unos desconocidos mientras estabas inconsciente. Tras los eventos de Human Revolution, Adam Jensen no es el mismo, y no solo por el trauma sufrido tras la locura desatada por los aumentados en descontrol, sino porque su cuerpo ha sido modificado sin su permiso.

 

Pero el momento que os digo ocurre después, cuando tienes que recuperar un objeto que te permite controlar un poco mejor esos nuevos aumentos que han introducido en ti sin permiso. Puedes conseguirlo robándolo como un buen ninja o hablando con el mafioso que lo tiene en su poder.

 

En cualquiera de los dos casos, tus poderes determinan tu grado de éxito: si has mejorado tus aumentos de conversación, manejar la conversación es muy fácil. Si has mejorado tu hackeo, podrás colarte abriendo unas puertas. Si tienes dos ojos, podrás apilar unas cajas, saltar sobre unas tuberías, acceder por un conducto de ventilación, abrir una caja fuerte y conseguir el objeto.

 

 

¿Os parece una tontería? Entonces Deus Ex Mankind Divided no es un juego para vosotros. Si esto os suena bien, seguramente habréis jugado a Human Revolution y os dedicásteis a superar los escenarios de la mejor manera posible según vuestras habilidades, ya sea destrozar muros a puñetazos para obtener un acceso rápido a una habitación bloqueada por un sistema de seguridad bien potente; o lo contrario. Esto sigue en Mankind Divided, y ampliado en muchos frentes.

 

Los nuevos poderes nos convierten en un súperhombre, y no exagero ni un poquito con ello. Ni subirlo a la mayor dificultad hace que Deus Ex Mankind Divided sea un reto si sabes manejarte bien con los nuevos poderes. Lanzar cuchillas que se pueden mejorar para que exploten, electrocutar a distancia a enemigos sin llegar a matarlos, hackear a distancia o hacer el guiño de Dishonored son algunas de las novedades incluidas. No me sobra ni uno solo.

 

Sentirse poderoso cuando ya has mejorado tus aumentos no es algo malo, pero personalmente, el poder de la visión aumentada para mí si es un problema. Ver y marcar enemigos en Deus Ex Mankind Divided arruina un poquito la experiencia para mí, hasta el punto de que me impuse no jugar con el aumento. Esto es una cuestión mía, pero me sentí mucho más ninja y me divertí mucho más intentando aclararme por los mapas y los enemigos sin saberlo todo en cada momento con una pulsación y un gasto mínimo de batería. 

 

 

El gasto de energía, sí, sigue ahí. Agradezco que Eidos Montreal, incluso si han intentado mejorar la acción y orientar un poco el juego en ese sentido – totalmente en balde, porque me ha dado muy igual la acción y solo he jugado a lo bruto por ver si funcionaba bien –; no hayan renunciado a ciertas caraterísticas que limitan tu potencia como hombre aumentado.

 

Intentar encadenar derribos y usar poderes es posible, pero a costa de consumir pilas como un loco. Estar pendiente de la energía hace que el juego sea más estratégico, y eso para mí es lo que lo hace tan brillante: te montas tus movidas con el mapa, con los aumentos y también con cómo los usas uno tras otro. Y todo lo demás del juego, pues da un poco igual, como es lo que me ha pasado con la historia, sin ir más lejos.

 

La trama de Deus Ex Human Revolution era un absoluto desastre. Sí, en el fondo tenía personajes y tramas y paranoias fantástica, pero la convulsión que la caracterizaba la hacía ininteligible. Que te la resuman en 12 minutos de vídeo de una manera fantástica y nada más empezar Mankind Divided – se puede saltar, relax – me ayudó a entenderla de lujo. Esto, para bien y para mal, es algo que no pasa con la secuela.

 

Las aventuras y desventuras de Jensen por Praga, Golem City y demás lugares son más sencillas y menos ambiciosas, así como más increíbles por momentos. Pero no sé si es porque la ambientación me resulta superior a la historia o porque el final es algo abrupto – tercera parte confirmadísima –, que no me ha satisfecho demasiado. Como decía más arriba, esto me ha dado un poco igual porque los escenarios y el objetivo de las misiones son suficiente para mantenerme entretenido, historia de por medio o no. 

 

 

Y la verdad es que no tengo mucho más que deciros sobre Deus Ex Mankind Divided. Hay dos modos de juego más al margen de la historia, pero me negué a jugar al Modo Brecha en cuanto vi que iba a tener micropagos y, el segundo, las Historias de Jensen, son misiones sueltas que se irán metiendo mediante los DLCs del pase de temporada y que, por desgracia, parecen ampliar la historia principal. Digo por desgracia porque no entiendo la razón por la que el primero de ellos, que ya estaba disponible en mi copia de prensa, no está metido como una misión más del modo historia. 

 

El Modo Brecha es un mal menor, si me permitís ser permisivo. Como retos de habilidad que son, pueden omitirse por completo sin perderse uno gran cosa. ¿Pero lo otro? No sé muy bien qué pretenden en Eidos Montreal. Quizá es que la primera es un mal ejemplo de lo que tratarán posteriormente y, tal vez, nos encontremos más adelante con minicapítulos al estilo del fantástico Hitman de IO Interactive, otro estudio bajo el amparo de Square Enix. Eso no me parecería tan mal. 

 

Sea como fuere, no dejo de pensar en lo bien que me lo he pasado asaltando enemigos y jugando al ratón y el gato con ellos en Deus Ex Mankind Divided. No me lo pasé también siendo más bruto y directo, algo que no me ocurrió con Dishonored, donde el equilibrio entre ambas trayectorias es casi perfecto. La estética, lo atractivo de la ambientación, los detalles en cada entorno, los poderes de Jensen; todo encaja fantásticamente. La historia no será gran cosa, pero tampoco molesta. 

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