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Analisis Darksiders II ,PC,PS3,X360

Todo un homenaje a algunos de los videojuegos más queridos de todos los tiempos
Lunes 27 de Agosto de 2012 por Alejandro Pascual

Lo primero que te dicen cuando uno se atreve a adentrarse en el extraño y noble arte de contar historias es que da igual qué quieras contar; un drama, una comedia, una historia donde todos los protagonistas sean alienígenas o monstruos… Al final, siempre vas a hablar de historias, deseos y aflicciones humanas. Por mucho que el protagonista de Darksiders II sea la Muerte, uno de los Jinetes del Apocalipsis y en todo el juego prácticamente no veamos ningún ser humano (o lo que queda de ellos), todos tus personajes estarán sujetos a nuestra condición. Esto, que tan bien sobrellevaba la saga de Legacy of Kain y en especial Soul Reaver, puede ser el punto más oscuro de Darksiders II, ya que el viaje de Muerte por las tierras sobrenaturales, pese a estar llena de venganza y redención, comienza, se desarrolla y termina igual de abruptamente. Sin embargo, en todo lo demás Vigil Games ha hecho historia.

 

La imagnería en los escenarios es desbordante. Variados y retorcidos.

 

Una franquicia nueva que llega de la nada, se cuela y hace sus pinitos en una generación y en un año donde todo está inventado. Consciente de ello, el estudio americano no ha tenido ningún problema en desarrollar y homenajear a su paso algunos de los títulos y géneros más importantes de la historia del videojuego. La lista es importante, desde el tan manido Zelda hasta Soul Reaver, Prince of Persia 2008, el sistema de armamento de Diablo, incluso Portal y algún que otro atisbo de shooter para aderezar los largos paseos y mazmorras en los que nos sumergimos.

 

Como todo híbrido, lo importante es la ejecución. Y la de Darksiders II es perfecta. Las plataformas se adaptan perfectamente a cada una de las mazmorras, logrando el equilibrio adecuado entre destreza y campo visual. En unos años donde ya tenemos que asumir que lo importante no es la habilidad en el salto, Vigil ha creado cada escenario para que lo estudiemos y, de paso, lo contemplemos. Todo tiene un sabor nostálgico a una buena mazmorra. De esas donde uno ve elementos bien dispuestos a los que todavía no puede acceder, para darse cuenta de que aún le falta alguna determinada habilidad que estará disponible más adelante, cuando la desbloquee.

 

La arma secundaria varía entre rápidas y lentas. No somos aficionados a las lentas, pero hay que reconocer que aquí pegan fuerte.

 

A partir de este punto, todo es rizar el rizo. Darksiders II sabe perfectamente introducirte en una nueva mecánica tras otra. Primero, te enseña las bases, después las practicas y más adelante tendrás que enfrentarte al desafío y posiblemente mezclar un par de habilidades para hacer más complicado el avance. Y cuando los puzles empiezan a repetirse, empujar bolas o llevar a una especie de golem deja de ser divertido, cambiamos de mundo y de mecánicas como un niño que ha aprovechado al máximo un juguete y lo sustituye por uno nuevo: portales, doppelgängers, viajes al pasado… Cualquier cosa que puedas imaginar. 

 

Eso es lo importante de Darksiders II y una de las razones por las que, por mucho que comenzáramos hablando de su historia, no nos importe pisarla a lomos de nuestro caballo espectral. Más aún cuando uno se da cuenta de que puede expandir las 17 horas de juego con unas misiones secundarias escasas, sí, pero mucho más atractivas que ir del punto A al punto B. Ahora, todos esos elementos y nuevas habilidades que has ido desbloqueando hasta el final de la aventura sirven para repetir mazmorras, pero no escenarios. Adentrarse hasta el fondo de ellas y acabar con nuevos enemigos finales como en los mejores momentos de un Demon's/Dark Souls vitaminado.

 

Cada uno de los personajes que encontramos a nuestro paso es digno de admiración, gracias a un nivel de detalles extremo.

 

Pero la cosa no acaba aquí. Cuando crees que Darksiders II ya no puede ofrecerte más; que ya has quedado extasiado por cada uno de los mundos oníricos que lo componen, saciado de la magnánima banda sonora de Jesper Kyd y dominado el combate hasta su perfecta ejecución, aparecen las palabras aliadas de todo jugador al que le guste exprimir sus juegos más allá del simple logro robavidas: la Nueva Partida+. Y entonces uno se da cuenta del gran hito que Vigil ha creado en este híbrido demoníaco. Ha comprendido las reglas del juego, los límites de la originalidad y ha creado, con gusto y elegancia, uno de las fórmulas más genuinas a las que te puedes aproximar en todo lo que llevamos de generación.

 

Todo en Darksiders II suena fuerte. La música y sus efectos de sonido, los combates y los enfrentamientos a jefes finales. Las mazmorra y su exploración. El mundo abierto que conecta cada una de ellas y sus posibilidades. Los secretos. Los cofres bien marcados en el mapa porque esto no es 1997. Pero, sobre todo, el gran talento de Darksiders II ha sido lograr uno de los mejores ritmos interactivos que se han visto en mucho tiempo. Con escenas de vídeo comedidas, gráficos resultones y coloridos para un juego siniestro, puzles difíciles que no lo son, que simplemente te obligan a estrujarte la neurona un poco más y un combate dinámico y eficaz. Todo un homenaje a algunas de las ramas más queridas del mundo del videojuego y un excepcional reconocimiento al arte de hacer segundas partes.

 

(Versión analizada: Xbox 360)

9

/ 10


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