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Analisis Crackdown 3 XONE

Se agradece pero no mata
Domingo 17 de Febrero de 2019 por Rafa del Río

Hace dos días el gran Terry Crews llegaba a Xbox One y PC como protagonista indiscutible de Crackdown 3. La tercera entrega de la saga de los Agentes de Providence se ha hecho esperar, tal vez demasiado, y con el paso del tiempo parece que hemos olvidado en qué consistía su género y qué era lo que teníamos que esperar de este regreso una generación después. 

 


El desarrollo de Crackdown 3 ha sido accidentado. Vaya por delante que la obra final no justifica el paso de unos años que se han centrado más en lo imposible que en lo mejorable y que nos dejan, al final, un juego que podría haber sido mejor. Nada de eso evita, sin embargo, que bajo la postilla de la polémica y el tiempo pasado brille el alma de un videojuego divertido, intenso, con algunos apartados interesantes y otros no tanto que es con el Xbox Game Pass un gran regalo, y sin él, un título que nos va a aportar horas de diversión.

 

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Érase una vez...

El argumento de Crackdown 3 es casi una alegoría del desarrollo del mismo. Un gran desastre, un intento de rescate, unos salvadores que al final no eran tales y un agente a punto de morir que, al final, es resucitado como el monstruo del Dr. Frankenstein para enfrentarse a los malos de turno y demostrar que a la Agencia aún le queda mucha caña por dar. En la historia del juego la cosa se traduce en una metrópolis construída en medio de la nada para acoger refugiados de todo el planeta que bajo el nombre de New Providence oculta los verdaderos intereses de sus gobernantes. Una dictadora y sus secuaces que manejan a la población gracias al control de producción, seguridad y transporte junto al uso de drogas e información manipulada. Todo oculto a la luz del día en forma de ciudad futurista con grandes dosis de cyberpunk que es, para los que amamos el primer Crackdown, uno de los puntos más interesantes del modo campaña. 

 

El intento de la Agencia por acceder a New Providence y ver qué se está cociendo en la isla acaba con el avión destruido y todos sus agentes muertos. Afortunadamente, la resistencia de New Providence se las arregla para salvar los restos de un agente -el que elijamos para jugar, y que espero que sea el señor Crews-, logrando regenerar sus tejidos y devolverlo a la vida.    

 

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Quack, quack, madafaca

A partir de este momento empieza el juego, una excusa como cualquier otra que, en tono de humor, nos anima a recuperar nuestras detrezas perdidas por aquello de morirnos mientras derrocamos a la tirana de turno y hacemos volar cosas por los aires. Al principio nuestro Agente estará en bajísima forma, por lo que deberemos devolverle su tono natural a base de cumplir objetivos, machacar enemigos, hacer el loco al volante, obtener orbes y explotar cosas. La rutina es simple, la típica del género, pero sigue siendo un pique ir evolucionando a nuestro agente y ver cómo el señor Crews vuelve a convertirse en esa masa de músculos que todos amamos y queremos y que es capaz de lanzar por los aires un tanque, saltar hasta la azotea de un edificio o caer desde lo alto de una torre con un puñetazo devastador que hace explotar todo a su alrededor. 

 

La palabra clave es jugabilidad, tanto en el modo campaña como en el modo demolición, Crackdown 3 se mueve realmente bien en lo que corresponde a la parte de plataformas, saltos y tiroteos. El motor de disparos se ha mejorado mucho respecto a sus entregas anteriores, desde el apuntado y esquiva hasta la sensación de las distintas armas y la movilidad en el aire. Buena sensación también la del daño físico, que hace que por primera vez prefiera liarme a puñetazos y tirar objetos a los enemigos que usar armas, aunque nunca digo que no a un buen lanzamisiles de racimo o un lanzador de ácido. 

 

Lamentablemente la conducción no está a la altura, especialmente en lo que respecta a la primera modificación del coche de la agencia. Un vehículo que nos permite saltar y cambiar la orientación del coche en el aire para adaptarnos a las paredes de los edificios o los techos de los túneles y circular desafiando a la gravedad. Esto, que podría haber sido uno de los puntos más fuertes del juego, se arruina al contar con edificios plagados de detalles en relieve, túneles con puertas y carteles y demás superficies que, por mucho que podamos usarlas de carretera en teoría, en la práctica es casi imposible. 

 

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New Providence y su música

En lo que respecta a la ciudad, no es un bombazo tecnológico pero funciona bien, sobre todo en lo que respecta a la narración, con sus ditintos niveles sociales, zonas industriales, barrios ricos, residenciales, barrios rojos, arrabales y super rascacielos imposibles. Una ciudad que se explica a sí misma y que gusta recorrer, que dista mucho de esas maldiciones de abuela de ser 'algo de la generación pasada' pero que tampoco va a contarnos nada nuevo con un aspecto que en ocasiones brilla, como en los anuncios y los múltiples leds que iluminan la ciudad de noche, pero en otros es excesivamente tosco. 

 

Lo mismo puede decirse de los conciudadanos de New Providence, un día a día que recuerda demasiado al pasado de los sandbox de conducción y que salvo en contadas ocasiones tiene ese punto de ver personajes clónicos que no acaba de convencer. De vez en cuando los vemos reunidos en una discoteca abierta, bailando alrededor de un reproductor de música o de fiesta en la playa, pero en general su papel es anodino, insulso, el de ser meros paseantes sin personalidad puestos ahí para darle movimiento a unas calles que si no estarían desiertas. 

 

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Brilla pero de forma opaca

Esta parece ser la gran pega de Crackdown 3, ser un juego que brilla en muchos aspectos pero que causa dolor de cabeza en otros. Por poner un ejemplo el online competitivo, la zona de demolición, es tremendamente divertida, un auténtico caramelito que molaría disfrutar con amigos, pero que lamentablemente a día de hoy no es posible porque no se pueden crear partidas con amigos. Lo mismo puede decirse del cooperativo de campaña, que quí sí podemos jugarlo online con otro agente para hacer aún más divertido el juego, pero que choca con la realidad de su motor de conducción plagado de bugs cuando queremos ir juntos en un vehículo a la siguiente misión. Añadid aquí el insalvable olvido de incluir una sintonía de radio en los vehículos para escuchar música o la falta de un doblaje en castellano que acompañe a la acción frenética en vez de esos ridículamente pequeños subtítulos que casi no se ven, y entenderéis por qué Crackdown 3, a pesar de ser tan divertido, mete la pata en demasiadas cosas que podrían haber salido mejor. 

 

En definitiva, Crackdown 3 es un juego tremendamente divertido y un buen ejemplo de su género, siendo el mejor Crackdown salido hasta la fecha, sin discusión. Lamentablemente, también es un juego con carencias, demasiadas para valer esos euros que cuesta de salida en Xbox Store, pero no las suficientes como para no disfrutarlo a tope si eres miembro de Xbox Game Pass. La ciudad, el online, Terry Crews, la mejorada jugabilidad en lo que corresponde al combate y las plataformas y una personalidad muy especial hacen de Crackdown 3 un juego que hace 5 años podría haber arrasado, pero que ahora, en este momento de la generación, se queda como una buena forma de pasar la tarde y un título que se agradece, pero no nos da la vida. 

 

¡Nos leemos!

6.5

/ 10


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