Analisis Company of Heroes 2 ,PC

La guerra nunca cambia. Lo decía Snake en Metal Gear Solid 4 y lo hemos visto en multitud de videojuegos, películas, lo hemos leído en libros y cómics de todo tipo. La guerra nunca cambia, lo que sí ha cambiado a lo largo de los años es nuestra relación con el género bélico por excelencia, el RTS. Hace un puñado de años, Relic se marcó uno de los hitos del mismo con Company of Heroes. En 2013, con un panorama dominado por Blizzard, la compañía con sede en Canadà se lanza a la piscina con una secuela que vuelve a elevar el listón

En Mundogamers os hemos hablado en más de una ocasión de lo que se nos avecinaba con Company of Heroes 2. Ya os contamos nuestras impresiones sobre lo que nos iba a ofrecer el multijugador en este avance y lo que se avecinaba con la campaña individual en este otro. Ha pasado varios meses desde que le pusimos las manos encima por primera vez a lo nuevo de Relic en el campo de la estrategia en tiempo real y las sensaciones han sido inmejorables.

Sin ser una de esas revoluciones que reinventan el género, estamos ante uno de esos títulos que marcan el camino a seguir y cuya influencia se notará en los años venideros. Si bien la estructura bebe descaradamente de la fórmula que ya funcionó en el primer título, Relic ha sabido desmarcarse lo suficiente para crear una experiencia... diferente. La guerra también puede cambiar.

Y, de hecho, lo que Relic pretende en la campaña individual de Company of Heroes 2 es que el jugador se meta de lleno en esa guerra que no es una sucesión de escenarios calcados (crea tu base, almacena unidades, acaba con el enemigo) sino que ha plasmado, y condensado en varias horas de juego, una campaña que comenzó con los soviéticos al borde de la invasión y que acabo con el ejército nazi derrotado en el mismísimo Berlín.

Puede que una de las mejores comparaciones que se le pueden hacer al nuevo planteamiento de Company of Heroes sea su similitud con Band of Brothers o The Pacific. Y no por el escenario, claro está, sino porque el juego transmite esa sensación de progresión a lo largo de la campaña y porque, al prescindir del planteamiento del RTS clásico, es capaz de crear pequeñas historias dentro de cada misión de la campaña. Desde el pueblo desierto en el que tenemos que emboscar a un Panzer hasta la retirada, y posterior destrucción, de uno de nuestros bastiones ante el imparable avance de la Wehrmacht.

El aspecto más interesante de toda esta batería de novedades es que no dan la sensación de ser fruto de un brainstorming pensado para avasallar al jugador porque sí, sino que cumplen un papel dentro del desarrollo de Company of Heroes 2. Es más, el multijugador también se aprovecha sorprendentemente de muchas de estas mejoras. Las ventiscas, ese momento en el que el frío hace acto de presencia y convierte el escenario en una emboscada permanente, son un excelente ejemplo de ello.

Porque Company of Heroes 2 no acaba en la campaña principal. Los amantes del multijugador tienen ahí horas de sobra con sus diferentes modos y los más asiduos al género encontrarán en el modo Desafíos en solitario una buena batería de misiones que te pondrán contra las cuerdas y en las que la mecánica principal será un tower defense de los de toda la vida.

Relic, consciente de que el género no tiene mucho margen de mejora, ha salido más que airosa del envite. La guerra nunca cambia, pero la forma en que nos enfrentamos a ella, la forma en que la vivimos a través de un teclado y un ratón, sí que puede hacerlo. Company of Heroes 2 es la prueba fehaciente de que existen alternativas ahí afuera y de que hay margen de mejora. Mucho margen de mejora.