Analisis Captain Toad: Treasure Tracker ,WIIU

Captain Toad empieza como deberían hacerlo todos los videojuegos: dejándote jugar, sin un solo tutorial, sin gilipolleces que te hagan pensar en otra cosa salvo en la monada de setas que aparecen en pantalla y en que esto es un videojuego. Sí, vale, se repite una vez más el patrón de “han secuestrado a mi chorba, os vais a cagar”, pero afortunadamente, esto se vuelve justo lo contrario más adelante. Porque resulta que, por mucho que el juego se llame Captain Toad, Captain Toadette casi habría sido un título más acertado.

 

Dejando a un lado las reivindicaciones feministas que podría hacer a partir del equilibrio de sexos que demuestra el juego tras 20 pantallas o lo genial que me parece que Nintendo siga optando por lo cuqui en lugar de por el clembuterol en sus protagonistas, lo mejor de Captain Toad es que no te vende nada, lo que le convierte en un símbolo perfecto de lo que es Nintendo: "yo hago lo que me sale de ahí, vosotros haced lo que queráis".

 

 

Captain Toad puede resumirse en “mira, esto es lo que soy y lo que tengo, si no te gusta, pues nada”. Es un juego de puzles donde solo hay que resolver puzles, y no hay casi nada más: un jefe por ahí, una fase de movimiento automático, pero ya. Son puzles muy sencillos (esto es relativo, luego lo vemos) y que apenas duran un par de minutos a veces, pero que siempre saben diferentes, que son preciosos, que son ingeniosos, que te hacen sentir un poquito realizado y que están hechos individualmente y con más mimo que muchos videojuegos de miles de horas y cientos de millones que se han lanzado este año. Me cago en tu vida, Assassin’s Creed Unity, una vez más y sin venir a cuento. Fijo que Captain Toad ha costado menos dinero en total que el DLC de Unity, así que me río yo de los que decís que el juego va a vender poco y que Nintendo no va a recobrar la inversión. Con 100 copias fijo que la recuperan.

 

El juego está dividido por libritos: primero Toad, luego Toadette y luego los dos, pero no hay un modo cooperativo. He aquí su pega y lo que más me fastidia de todo: cuando Nintendo anuncie Captain Toad 2 en el E3, o más tarde, esta será su gran característica. Y nos dará igual, porque no hay quien le niegue nada a un juego tan bonito. En este sentido, el maldito Captain Toad es como un gatito: aunque quieras, no puedes dejar de mirarlo, incluso mientras te araña los globos oculares.

 

 

Y no hay mucho más que pueda decir sin pasarme cinco párrafos describiendo mis niveles favoritos y cómo se resuelven. Me encanta el combate contra el jefe final, solo porque introduce fenomenalmente todo lo que esperas de un pájaro gigante como enemigo. Y me muero de amor con las referencias infinitas a la iconografía de todos los Super Mario. Esos rábanos de Super Mario Bros. 2, ay. Captain Toad es un juego para la gente que comprende a Nintendo, que ha crecido con ella y que sabe que la Wii U no necesita un Assassin's Creed. Unity, muérete, otra vez.

 

 

 

Recomiendo muchísimo empezar el año con Captain Toad y picarse en los ratos muertos a conseguir los tres diamantes que hay por nivel (que no es algo difícil) y a conseguir los objetivos ocultos de cada uno. Puede que esto sea el enésimo acercamiento de Nintendo al entretenimiento tal y como lo entienden los smartphones, pero a este juego le sienta de miedo. Ciertamente, si me hubieran lanzado Captain Toad para Android e iOS no habría dicho ni mu. Que se haya lanzado en Wii U, sin embargo, con su mando que te puedes llevar a cagar o a la cama si vives en un piso de mierda como el mío, también es fenomenal.

 

PD: Y si eres un tío con barba tupida, que fuma y bebe mucho, que piensa que Don Draper es tu modelo a seguir en la vida y que desprecia los placeres de ver vídeos de gatos, estrujar los mofletes de un bebé o dar abrazos a tus amigos porque eso no es cosa de hombres, juega a Captain Toad para convertirte en un ser humano completo en lugar de en un futuro protagonista de Black Mirror.

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