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Analisis Batman Arkham Origins ,PC,PS3,WIIU,X360

El murciélagoque vuela en círculos
Domingo 27 de Octubre de 2013 por Víctor Junquera

Con Batman: Arkham Origins tenemos una nueva entrega de los periplos del Caballero Oscuro, que significa un cierre de trilogía, o más bien un comienzo. Curiosamente, sobre los orígenes de Arkham se intuyen retazos, siendo una locución en los créditos finales (que os podéis perder si os bailan las letras y renunciáis a ellos) la única mención al origen del manicomio, asilo, o centro de acumulación de los dementes de Gotham como la única alternativa posible a la prisión de Blackgate para los psicópatas y criminales.

 

Lo que sí podemos experimentar es ese maltrato inicial que sufre el superhéroe, esa falta de aceptación y de agradecimiento que supone recibir palos tanto por parte de los corruptos y asesinos de Gotham como de mano de la supuesta justicia. Esa desconfianza del comisario Gordon que nutre la irritación de Bruce Wayne, quien pretende enfrentarse con solitario resentimiento a todos los desequilibrados que van apareciendo en el juego, forma parte del encanto de este título. El guión está muy conseguido en este aspecto, dando la información conveniente sobre el entorno de nuestro protagonista entre cambios de ritmo, cinemáticas emotivas y los enfrentamientos que van surgiendo. Sí, los comienzos en general en la historia de Batman están muy manidos. Pero a pesar de haber visto la muerte de sus padres desde cientos de ángulos tanto en cómics como en cine y videojuegos, el ambiente sigue siendo muy atractivo. Algo menos tétrico que en las anteriores entregas, pero siempre oscuro. Esa oscuridad que nos da el interior atormentado del personaje, la noche que sirve de escenario y la caótica y agitada Gotham siempre es seductora.

 

El Sombrerero Loco nos proporciona una de esas experiencias delirantes, con Alicia incluida

 

Y es el caos lo que genera el sistema de jugabilidad más presente en Origins. La retahíla de combos de las peleas. Si la lucha era algo notorio (en el caso de Asylum, un referente) anteriormente, ahora predomina, y más que una base es un enfrentamiento casi constante. Una adicción que roza el agotamiento, que no puedes dejar por la fluidez de las coreografías, el uso creativo de los gadget (incluidos los nuevos guantes de electroshock) y los ataques críticos tan espectaculares. Si a esto le sumas los encuentros tipo coliseo con algunos rivales (el de Electrocutioner es simplemente magistral, ya veréis a lo que me refiero), llegamos a un punto en el que algunos dedos se resienten…eh, pulgares, no os rindáis, ¡sólo hay veinte matones más de Máscara Negra!

Porque dentro del desfile de desequilibrados que ya hemos visto con anterioridad en Asylum y City, recalco las apariciones estelares de personajes, siendo algunos fácilmente reconocibles por el gran público, como el clásico Pingüino, y otros sorprendentes para los seguidores de Batman. Algunos enfrentamientos se producen con ciertos mercenarios que andan tras los 50 000$ que ponen de precio a las alas del murciélago. Son muy espectaculares; hasta hay explosiones a lo Michael Bay, pero justificadas. Y luego está el eterno enfrentamiento, muy bien planteado, con la némesis de Batman…y es una lástima no poder tratar esa escena del ying y el yang, porque es de lo mejor del juego.

 

Dime que no has roto el combo y que ahí viene el torbellino de murciélagos...droga danzarina

 

La segunda dinámica con más importancia deriva de la anterior. Pasamos del hack and slash al enfrentamiento sigiloso, desde las gárgolas u ocultos bajo las rejillas de ventilación, y…espera.

 

Espera.

 

Cuando estoy en un hall colgando a un minion de un saliente por lo pies me doy cuenta. El deja vú interfiere con mi partida. Lo he tenido delante de los ojos y no le he prestado atención porque estaba encantada con la aparición de Death Stroke. Con las espectaculares animaciones, las expresiones faciales, ese toquecillo de cómic de Jim Lee en las proporciones. Y con la pura diversión. Pero ya no hay marcha atrás: he descubierto que el juego es repetitivo. Que la fórmula es la misma.

 

Pero, a pesar de haberme encontrado un pelo en mi sopa triple A, sigo jugando con fiereza. Porque ser consciente de que un título te está encantando pero que no te aporta nada nuevo equivale a eso. A un mosquito que te acosa en la perfecta cala de playa, cuyo aleteo veloz en el oído impide que oigas como chocan las olas del mar con las rocas. Puedes deshacerte de él, pero ya ha interrumpido tu momento de paz. Mi pregunta es, ¿qué tamaño tiene en el disfrute del juego que nos ocupa ese mosquito? ¿O ese pelo?

 

Maldita sea, el juego es bueno. No es la primera vez que jugamos este combinación ganadora, aunque ya no esté desarrollado por Rocksteady Studios. Ni la segunda. Es la tercera. De acuerdo, aún no se les ha ocurrido poner agujeros en la pared donde van los tornillos de las tapas que quitamos de los conductos de ventilación. Y he podido darme cuenta del detalle porque, evidentemente, la acción se repite.

 

Los gadget nos dan algunas ideas deliciosamente retorcidas, propias de un Caballero Oscuro vengativo

 

Pero también percibo algunas novedades. En el nuevo escenario, que mezcla el mapa abierto con áreas divididas, encontramos las torres de Enigma, que delimitan estas zonas en cierta manera. Resulta que estas torres requieren un código para desbloquearlas, y permitir así  el acceso rápido con la Batala. Algo que se agradece cuando quieres centrarte en una misión localizada o trasladarte de un punto a otro del mapa. Eso sí, espero a la actualización por parte de Warner ya que hay un glitch tremendo en la torre de Burnley que me impide cerrar definitivamente las misiones del Enigma…

En cuanto a las misiones de detective, son demasiado fáciles en comparación con los misterios del Enigma del primer juego; pero ahora tienen ese ligero recuerdo añadido de lo mejor de otro título ajeno, Remember me. Y luego están las misiones secundarias pertinentes, que hacen que te pasees de un lado a otro en búqueda de las bombas de Anarchy o alijos que destruir.

Otra novedad es el multiplayer, del que podríamos decir que es comunista. En la teoría es maravilloso y especial, pero en la práctica no da para mucho. 

 

La opinión final sobre el juego sobrevuela mi cabeza como nuestra adorada sombra con forma de murciélago. Mientras escribo tengo ganas de volver al oscuro mundo de Gotham, ese mundo que conocemos demasiado bien, y de terminar el reto de destruir todos los relés del Enigma. Digamos que aunque tengo cierta memoria de que hubiera un pelo flotando en la sopa, sigue estando buena. No es la mejor, claro. Pero completa bien el menú.

8

/ 10


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