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Analisis Assassin's Creed Unity ,PC,PS4,XONE

Estreno generacional poco revolucionario
Martes 11 de Noviembre de 2014 por Toni Piedrabuena

Assassin’s Creed: Unity es mi primera gran decepción de la presente generación de consolas. Reconozco que idealicé mucho el proyecto: esperé cada vídeo y me bebí cada contenido que se mostraba. Al ver el clip de Rob Zombie a principios de verano supuse que algo no estaba funcionando en las oficinas de Ubisoft a nivel narrativo. No me gustaba el tono, tampoco el mensaje y lo compartido. Ahora sé que Unity no es lo que muchos esperábamos, y que un escenario y marco histórico único como el de la Revolución Francesa ha quedado en un título decepcionante que no hace honor a nada de lo que representa. Ni a la propia historia, que no es tan importante (siempre entre comillas) ni a la propia franquicia.

 

Nadie duda que Unity ofrece un contenido absolutamente abismal, prácticamente inacabable, pero eso no quita que, en la práctica, todo se vea salpicado por un apartado visual absolutamente roto, inestable y descuidado, además de unas mecánicas pobres que no justifican un cambio de generación. Las calles parisinas se ven salpicadas por personas que vuelan por el escenario al chocar con elementos del asfalto, ralentizaciones constantes y cargas de texturas que llegan tarde y desnudan las deficiencias de un Assassin’s Creed que se estrena en la nueva generación sin mostrar mucho que te haga pensar en next-gen más allá del mapeado y algunos edificios recreados de forma soberbia. Más allá, claro, de las multitudes, en algunos casos espectaculares… hasta que Arno comienza a moverse.

 

En la presente entrega han pasado de competitivo para centrarse en cooperativo. Una idea que en el futuro puede ser muy positiva

 

Hay quien piensa que con unos meses más de desarrollo se podría haber mejorado el resultado final de la obra, y no lo dudo, pero el desaprovechado marco y las intrigas de su protagonista y Elise, su compinche e interés amoroso, se quedan lejos de las vividas por Ezio, Edward o Altair. Una vulgar adaptación de un Romeo y Julieta de baratillo: uno asesino y la otra templaria que quedaba mucho mejor en el tráiler de presentación de la protagonista que en los visto en el resultado final. Su relación es pobre y confusa: no llegas a conocerla a ella o su padre, uno de los ejes centrales del presente episodio con el que nunca llegas a congeniar.

 

No más central, claro, que la propia Revolución Francesa. Más allá del valor didáctico o los hechos narrados, está absolutamente desperdiciada. Los personajes más importantes del proceso se quedan fuera de la trama principal (más allá de algún capítulo o cuento de París) y las calles viven acontecimiento en el que, francamente, cualquiera de los síntomas narrados en los libros de texto de cualquier chaval de secundaria están ausentes. El vaivén de fechas también es confuso: los meses y los años pasan sin una justificación lógica, y la relación entre personajes nunca queda excesivamente clara, de hecho, a veces no parece avanzar.

 

Visto así, parece que Assassin's no pueda tener ninguna deficiencia gráfica. En movimiento, desgraciadamente, pierde toda la gracia

 

Anvil Next tiene problemas serios en la nueva generación. Puede que la culpa no sea del motor y sí de Ubisoft, que ha apresurado un lanzamiento que a todas luces no parecía estar preparado. Puede que estemos ante el Assassin’s Creed más decepcionante que se ha lanzado en los últimos años. En parte por culpa de su estreno en las plataformas de nueva generación, suponía mucho más que la tercera entrega, y aunque no acaba siendo peor que las desventuras de Connor en tierras americanas, lo de Arno en la Francia de Luis XVI y María Antonieta es absolutamente desquiciante. En todos los sentidos, tanto visuales como jugables.

 

Una música interesante, con una interpretación un tanto peculiar: firma buenos momentos en algunos puntos de la trama y presenta otros en los que no parece que los actores hayan interactuado entre sí. La aparición de Cristian Gálvez, es absolutamente circunstancial, no estropea nada, tampoco le da tiempo de hacerlo. Como decía en líneas anteriores, el problema de Arno y Elise no son sus voces, son los propios personajes. Puede que un cajón con mayor variedad de voces para los ciudadanos que pueblan la capital francesa hubiese sentado mejor a la producción de Ubisoft. Desgraciadamente, no ha sido el caso.

 

Falta identidad revolucionaria a las calles de París, pero no quita que el trabajo en el mapa haya sido magnífico

 

Uno de los puntos positivos a explotar en siguientes juegos son los objetivos múltiples durante los asesinatos: puntos débiles de la localización de los que los asesinos podrán sacar provecho para hacer más fácil la misión. A poco que esas elecciones y puntos débiles acaben influyendo más en la resolución final de una prueba, será una grandísima idea. Mientras el asesino campe por el escenario clavando hojas por la espalda y asesinando a diestro y a siniestro mientras el servicio de limpieza únicamente se encarga de santiguarse, decir “sacre bleu” y continuar con sus tareas, de poco servirá el añadir nuevas funciones que concuerden con el contexto de un universo que, según avanza en entregas, más delirante resulta.

 

Las mecánicas de la pasada generación son prácticamente las mismas a la hora de detectar al jugador, y el cambio de hardware tampoco se ha visto representado en una producción de la que es lícito esperar más. Por presupuesto, por nombre y por sistema en el que aparece. Las calles de París, además de numerosos cofres y misiones extras englobadas dentro del folklore parisino de la época y algunas historias del momento, se apoyan en sucesos que pueden acontecer durante nuestros paseos por las calles: bandidos que roban y deberemos cazar en un pilla-pilla absurdo y maleantes que increpan a inocentes a los que tendremos que ajusticiar.

 

Notre Dame (al fondo), la joya de la corona. Si el resto de apartados hubiese sido mimado igual que la bella catedral hablaríamos de juego del año. Un trabajo de lujo

 

Hablando de maleantes, no son muchas las variaciones de los enemigos. De hecho, son más bien pocas. Son problemas que importan, pero que importarían menos si el resto funcionase como es debido, pero es que no lo hace en absoluto. Apenas hay una gran variación entre misiones, y los restos responden a fortificaciones con docenas de soldados cubriendo al objetivo. Más allá de que la corte sea corta de miras y no sea capaz de huir ni cuando ve un asesinato a dos metros, la realidad es que Ubisoft tampoco premia al jugador que hace bien las cosas: con pocos intentos puedes entrar con Arno como Pedro por su casa, encarar al objetivo, asesinarlo y salir corriendo por la primera ventana que encuentres.

 

Como seguidor de la franquicia y apasionado de la historia contemporánea (y del capítulo francés en particular) estoy  francamente decepcionado. Se ha perdido una ocasión única solo por contentar al calendario y a los intereses económicos de la empresa. Es injustificable que Ubisoft cuente con profesionales que no sean capaces de contar una historia que, al menos, sea interesante. No se comprende cómo todo lo bueno que se hizo en la trilogía de Ezio ha quedado fuera de la franquicia. Hasta Revelations, su capítulo más flojo, tenía elementos que te invitaban a disfrutar de la última gran aventura del de Florencia. En Unity no se me ocurren muchos motivos que inviten a disfrutar de la aventura de Arno.

 

El nuevo sistema de combate es más interesante y difícil que en entregas pasadas. Hay un buen puñado de armas y posibilidades de ejecución

 

Si no han querido aprovechar los grandes episodios que brinda la Revolución Francesa y no han encontrado motivos para apoyarse en los personajes más importantes de la misma, me pregunto de qué ha servido a la empresa desarrolladora el lanzarse a un marco histórico con el que se podría haber hecho, no un gran Assassin’s Creed, sino el mejor Assassin’s Creed. En su lugar nos quedamos con un juego vulgar dentro de su categoría que nadie podía esperar que fuese a salir tan mal. Me pregunto hasta qué punto justificará el calendario y un dinero que iba a llegar sí o sí la puñalada que le han pegado a la franquicia con el presente episodio.

 

Necesita un arreglo profundo. Es muy simple: me duele, como jugador, haber encontrado una obra que ha salido al mercado así, máxime cuando me ilusionaba tanto. Y sí, va sobrado de contenido y es muy rejugable, pero no puedo valorar esos extras como debería cuando la base está tan descuidada. Se ve a la legua que el equipo de desarrollo se ha visto dañado por las fechas, y que el trabajo de unos cuantos en el campo de la representación de una ciudad y edificios espectaculares no se ha visto representado en el resto de apartados, siendo el visual una auténtica lacra que compromete a todo el producto en sí.

 

La otra cara de la moneda es que con Unity se ha perdido una de las oportunidades más interesantes que la franquicia, a nivel histórico, podía ofrecer. Va a ser difícil que la serie vuelva a Francia, y eso es una auténtica lástima. 

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