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Analisis Animal Crossing Happy Home Designer ,3DS

Un experimento curioso para un público difícil de entender.
Miercoles 23 de Septiembre de 2015 por Víctor Junquera

El nombre del juego ya lo dice todo. Bueno, todo no, casi todo. La saga Animal Crossing siempre ha tenido un punto de egoísmo retorcido oculto entre su apariencia bucólica y sus vecinos que son, en su inmensa mayoría, animales monos y adorables, con carácteres monos y adorables incluso aún cuando tienen esa personalidad agria y borde. Pero este Animal Crossing Happy Home Designer no es un nuevo juego de la saga al uso, no es esa mezcla de actividades a hacer día tras día que engancha sin remedio, sino que es, justo eso, ser diseñador de hogares en un mundo 100% feliz ambientado en Animal Crossing.

 

Nuria lo intenta, pero no es un personaje tan especial como Canela.
 

 

Happy Home Designer es un nuevo experimento de esta Nintendo a la que le da por probar con tantas cosas nuevas y que, sin duda alguna, está muy lejos de ser el tipo de juego que en una pre-campaña navideña buscaría alguien obsesionado con The Phantom Pain, Fallout 4, aunque ni mucho menos son incompatibles. De hecho, se mantiene ese factor de 'juego de un rato al día', más propio en este caso de Tomodachi Life que de un Animal Crossing al uso, y es que, puestos a reducir a una comparativa a Happy Home Designer, sería uno de esos juegos de factor contemplativo, con un toque más interactivo (y menos absurdo) que el de Tomodachi, como si de Los Sims se tratase, pero sin todas esas cosas como emociones o vida social que molestan a quien sólo quiere hacer su casa.

 

Los proyectos municipales son los que más hacen avanzar el juego, pero Canela impone su ritmo.

 

Animal Crossing Happy Home Designer es un spin-off, pero es un buen spin-off. Puede estar mucho más limitado en su propuesta que New Leaf, pero al menos está esa 'garantía Nintendo' de que todo lo que ofrece, lo ofrece bien. Quien venga buscando un nuevo Animal Crossing puede que salga decepcionado de éste, pero eso no quiere decir que el experimento no sea igualmente interesante.

 

Happy Home Designer tiene un ritmo completamente diferente. De hecho, tiene un ritmo, y en lugar de permitirnos hacer lo que queramos desde el primer momento y que la experiencia sea 100% personal, como hace un New Leaf que sigue siendo maravilloso, nos propone algo que hacer, que en este caso es ser un empleado de la fastidiosa AAD, pero no para puntuar viviendas y hacer imposible la vida de los aldeanos, sino para diseñar y decorar casas, por dentro y por fuera, bajo petición en un comienzo y luego a nuestro libre albedrío, una vez más y como en el caso de Tomodachi, más con el objeto de compartir esas creaciones y experiencias con el mundo que para guardarlas para nuestros adentros.

 

El humor, la ambientación, la BSO y la fantástica traducción hacen mucho por el juego.

 

Es una apuesta curiosa la de este mundo feliz. En Animal Crossing Happy Home Designer no hay recompensa, sólo hay objetivos. La recompensa es la satisfacción, son los 'Likes' o los 'Favs' que te puedas llevar al compartir las imágenes de tus creaciones en redes sociales, pero aunque el ritmo de HHD te lleva por un sinfín de peticiones, nunca hay una recompensa más allá que la de ampliar tu catálogo de opciones para que tus siguientes creaciones puedan ser más locas si cabe.

 

Los vecinos que proponen una nueva casa tienen una idea simple, un mínimo requisito. A partir de ahí, libertad total.

 

De hecho, es tan feliz este mundo que siempre, incluso aunque cuando saques un mueble que esté muy lejos de lo que el contratante pide y veas su mueca de disgusto, el resultado final siempre le parecerá una maravilla siempre y cuando se cumplan los escasos requisitos para la vivienda. Ni siquiera hay bayas de por medio, el dinero aquí tampoco es un problema. Lo único importante es que guardes la partida al terminar cada día de trabajo, que equivale a un trabajo de decoración.

 

Y así es todo durante las primeras (muchas) horas de Happy Home Designer. Tanto los clientes que sales a buscar como las construcciones y reformas de los proyectos municipales que propone Canela, forman parte de un larguísimo tutorial que hace que poco a poco te veas obligado a explorar las novedades del catálogo que se desbloquean con cada nueva petición. Si un vecino te pide una casa como un ring de boxeo, en ese momento se desbloqueará una parte del kit de gimnasio; Si un vecino te pide una casa con todo en blanco y negro, se desbloquean los kits Moderno y Tubos; Si un vecino te pide una casa como una nave espacial se desbloquea el kit robot; Si Canela te pide construir un hospital, se desbloquean elementos de quirófano y consulta,...

 

Si me piden una discoteca, discoteca tienen. Y no hay discoteca sin baño turbio.

 

Y para colocar todos esos elementos aparece un nuevo sistema que ya hubieses soñado para tu gigantesca casa de tres plantas y cuatro habitaciones de New Leaf. No hay que ir al menú y mirar por nombres, sacar el mueble y colocarlo en caso de que te guste. En este caso, basta con echar un vistazo al catálogo y arrastrar el mueble por la planta de la sala a decorar que aparece en la pantalla táctil, todo muy simple y rápido. Además, todas esas peticiones locas de cada vecino, ayudan a familiarizarse con cientos y cientos de objetos que, pasadas unas horas, prácticamente ni hay que buscar entre el catálogo.

 

Las tarjetas amiibo están ahí como complemento, esta vez, con más sentido y más usos que las de Kid Icarus Uprising.

 

Y hablando de un catálogo difícil de abarcar, se podría entrar en el terreno amiibo. Las tarjetas amiibo son parte de esa Nintendo de las nuevas estrategias, pero tampoco es algo nuevo, ni mucho menos necesario. Aunque a veces esté presente en las conversaciones de los vecinos y el teléfono amiibo te llame la atención cada vez que pisas la oficina, coleccionar tarjetas es algo accesorio, que sí, conllevan tener más elementos para tu catálogo al poder invitar a ciertos vecinos exclusivos al juego, con sus peticiones exclusivas, pero sin tarjetas amiibo no se disfruta menos del juego. Claro que, el fan de Animal Crossing que tenga sus vecinos favoritos puede que tenga que ponerse a rebuscar por Wallapop para conseguir la tarjeta amiibo de Celeste. Maldita y adorable osita azul, cielito.

 

El toque de Animal Crossing está ahí como reclamo, pero hay que entender que es un juego diferente.

 

Hay que tener cuidado, Animal Crossing Happy Home Designer es otro producto para un tipo de público que muchos no comprendemos, esta vez aprovechando una marca conocida y tirando (mucho) del cariño que se le pudo haber cogido a Canela en New Leaf. Pero a pesar de lo claro de sus intenciones y de sus carencias con respecto a lo que es Animal Crossing, no deja de ser otro muy buen producto, que te pide, eso sí, saber a qué vienes.

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